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Fusión Caixabank y Bankia o cómo dificultar la creación de un banco público en España

Por José Santos Pulido. Publicado originalmente en Nueva Tribuna

Dejando a un lado los hechos citados en la primera parte de este artículo que parecen indiscutibles, uno puede preguntarse los motivos que han llevado a las entidades y a las instituciones a adoptar la decisión de que Caixabank absorba a Bankia. Y vamos a presentar una serie de conjeturas al respecto, que entendemos son bastante verosímiles.

En el caso de Caixabank, la más beneficiada del proceso, por la absorción esta se convertiría, por el momento, en la mayor entidad financiera de España y con fuerte presencia en Portugal. Según sus cuentas, la absorción mejoraría los resultados, utilizando claro está imaginación contable para dilatar el reconocimiento de los costes de la fusión. De esa manera podría pagar los dividendos, que son imprescindibles para mantener a la Fundación La Caixa. También contaría que al consolidar sus balances se podrían generar de recursos propios por hasta 8.400 millones de euros adicionales, según ha publicado Goldman Sachs, mejorándose los coeficientes de solvencia de Caixabank. Esto sin embargo sería más bien un efecto escaparate, ya que no entraría ningún euro en el capital de la nueva entidad.

También se ha informado que la nueva entidad obtendría un ahorro anual de costes de 770 millones de euros y un aumento de los ingresos de 290 millones. El ahorro solo puede proceder del cierre de oficinas, despido masivo de trabajadores y eliminación de departamentos redundantes en los servicios centrales y los ingresos de incrementar las tarifas de comisiones. Pero yo no creo que esas cifras se puedan alcanzar, porque suponen el 7,7% de los costes y el 5,5% de los ingresos del último año de las partidas similares de la nueva cuenta de resultados, y menos en el primer año después de la fusión.

Esta fusión no va a solucionar ninguno de los problemas que pueda tener ahora el sistema financiero es España, y solo supone una huida hacia adelante y desde luego dificulta en extremo que se establezca un banco público en España

En cuanto a Bankia es bien cierto que en los últimos ocho años la cotización de su acción se había visto reducida en un 76 %, el segundo peor comportamiento entre los cinco bancos grandes. Esto desde luego podría explicar la búsqueda de una solución terminante, pero ello puede deberse a que ha estado siempre en venta, sin olvidar la gestión llevada a cabo por el Sr. Goirigolzarri. Dicho señor se ha dedicado todo el tiempo a demonizar la posibilidad de que Bankia actuara como un banco público, en vez de proponer las medidas adecuadas o simplemente presentar su dimisión.

Siguiendo con Goirigolzarri, parecería que su verdadera misión en Bankia ha sido la de alcanzar el puesto que deseaba en el banco BBVA, y es cierto que lo va a conseguir, aunque le haya costado mucho tiempo y nunca sabremos cuantos millones de euros a los españoles. Pero esto no hubiera sido posible sin la complicidad del FROB, personificada en los señores Carrascosa y Ponce que han olvidado que su obligación de defender el patrimonio de los españoles trasciende el mero hecho de dejar actuar libremente al presidente de Bankia, por mucho que así lo hubiera pactado éste en su día con el Sr. de Guindos.

Partiendo de la premisa de que la idea de la fusión/absorción proviene de Goirigolzarri y de Fainé, se puede uno preguntar como convencen al resto de los protagonistas del culebrón. En cuanto al Sr. de Guindos, en su puesto como Subgobernador del Banco Central Europeo está mostrándose como el adalid del mantra “banco grande ande o no ande”, que por cierto no se ha comprobado ni empírica ni teóricamente. Tampoco habría que olvidar su talante neoliberal y que él mismo nombró a Goirigolzarri.

La señora Calviño parece imbuida por aplicar un seguidismo a la política que venga de Europa, para hacer méritos cara a otros asuntos y se encuentra muy cómoda en posiciones liberales anti la banca pública, quitándose por otra parte la patata caliente de Bankia, que ella, como no estaba, no creó. Por último, el Sr. Sánchez ha debido asustarse ante un posible apocalipsis que ocurriría, según los señores Fainé y Goirigolzarri, si no lleva a cabo la operación, respaldado por la Sra. Calviño, en la que debe estar delegando todos los temas financieros del Gobierno. Tampoco muestra una sabiduría especial sobre eses temas como muestran sus manifestaciones acerca de la fusión citando a los “intereses generales de España” y al ICO como banco público.             

Concluyendo este artículo, cabe decir que esta fusión no va a solucionar ninguno de los problemas que pueda tener ahora el sistema financiero es España, y solo supone una huida hacia adelante y desde luego dificulta en extremo que se establezca un banco público en España. Además, está el hecho de que se haya tomado con una absoluta falta de transparencia, marginando a ministros directamente concernidos por este tema: Trabajo, Seguridad Social, Hacienda y Consumo, y al vicepresidente segundo, introduce muchas dudas sobre la correcta gestión del asunto, así como incertidumbres sobre las consecuencias personales futuras para los involucrados.