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Mercado eléctrico: de ilusión neoliberal a pesadilla

Albino Prada. Publicado originalmente en Sin Permiso

La normativa ordoliberal europea actualmente vigente sobre la electricidad (Directiva 2003/54/CE y documento Una política energética para Europa» (2007)) podría resumirse así: “La UE ha creado un falso mercado que permite a las eléctricas actuar como un cartel, como si fueran un monopolista, lo que hace posible que manipulen los precios para maximizar sus beneficios, como ha ocurrido en las últimas semanas” (aquí).

Los frutos de ese falso mercado, de esa ilusión -y sus consecuencias según el poder de los carteles nacionales respectivos- está quedando al descubierto a la vista del descontrol de los precios de la electricidad dentro de la UE y, aún más importante, la heterogeneidad de dicho descontrol. Con efectos inflacionarios sistémicos devastadores.

INCREMENTO INTERANUAL DE LOS PRECIOS DE LA ELECTRICIDAD

Fuente: elaboración propia con datos de Eurostat

Porque si ya supone todo un descontrol un incremento anual medio del IPC de la electricidad en un 28% en la UE, aún lo es más comprobar que España o Italia superan el 80%, mientras que Portugal se queda en un 5% y Alemania en un 13%. Descontrol y heterogeneidad incluso dentro de lo que se ha dado en llamar isla energética peninsular (80% España y 5% Portugal).

Una de las causas de un tal descontrol y asimetrías tiene que ver con el encarecimiento del gas natural (también del resto de combustibles fósiles: gas-oil por ejemplo) que se utiliza en los ciclos combinados como un elemento del mix que cierra el ajuste con la demanda en muchos países y que habría multiplicado por varias veces su precio.

Fuente: Boletín Económico del Banco de España 4/2021 (página 27)

Cuando eso sucede con un sistema -no de media ponderada- de coste marginal: “por cada euro que aumenta el precio del megavatio de ciclo combinado, el criterio precio=coste marginal hace que aumente un euro el beneficio del resto de kilovatios producidos. Es así como las eléctricas consiguen los llamados beneficios caídos del cielo” (aquí). Super beneficios, a costa del conjunto de la sociedad, derivados de un IPC de la electricidad total que nada tiene que ver con los costes del resto de las fuentes de generación (hidráulica, eólica, solar, nuclear, biomasa, etc.).

MAYORES CONSUMIDORES DE GAS NATURAL

PARA GENERAR ELECTRICIDAD EN LA UE

Fuente: elaboración propia con datos de Eurostat

Sin duda el mayor uso, o no, de gas para generar electricidad explicaría ciertas asimetrías (pues casi siempre es importado), aunque difícilmente con la intensidad de las registradas por Eurostat si el método fuese radicalmente marginal (y no manipulado). Dicho de otra manera: siempre que los generadores-operadores no cierren en cada momento el sistema con un mix especulativo. Y que lo hagan más en unos países que en otros. Será el regulador nacional el que haga o no la vista gorda en función de los controles y salvaguardas que se establezcan. Y de las amistades cruzadas que existan entre unos y otros. En nuestro caso Red Eléctrica Española (REE) y la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Por tal motivo hace meses que se hace necesaria una convocatoria por parte del Banco de España (máximo responsable del control de la inflación) a REE y CNE para aclarar el porqué de estas asimetrías españolas tanto dentro de la península ibérica, como respecto al conjunto de la UE.

Los datos más recientes de Eurostat para el consumo de gas con destino a ciclos combinados en la UE nos indican que por término medio veinte de cada cien metros cúbicos (habitualmente importados) se destinan a este objetivo. Sin embargo cuando anotamos en una tabla los mayores consumidores de gas para generar electricidad en la UE, su comparación con los mayores, o menores, procesos inflacionarios de la electricidad ofrece resultados paradójicos.

Así un país gran consumidor como Alemania lo acusa en los precios en un 12,9% de incremento, mientras que países también grandes consumidores como Italia o España anotan cifras de encarecimiento eléctrico escandalosas (por encima del 80%).

Sin embargo el gas aporta en España de media apenas uno de cada cinco Mw generados. Aunque se llega al extremo de que algunas grandes operadoras (como Naturgy) informan a sus clientes de que su mix de energías renovables es cinco veces menor al del conjunto del sistema (ver en el recuadro, del 44% al 8%). Con lo que el aporte del gas prácticamente se duplica (del 18% al 30%), igual que la opción nuclear (del 23% al 38%). Lo que acelera los superbeneficios del método de coste marginal.

ORIGEN DE LA PRODUCCIÓN ELÉCTRICA (2020)

Fuente: Naturgy, marzo de 2022

A otra escala (menor pero muy pareja) de consumo de gas para generar electricidad, la situación de precios de Irlanda (con un alza del 22,3%) o Portugal (con una inflación eléctrica aún mucho más contenida con un 5,6%) es muy distante de la que se anota en Grecia o Bélgica (más del 70% de inflación eléctrica). En suma: el método marginalista no está generando un mercado convergente eléctrico en la UE.

Se comprueba que no existe un mercado europeo homogéneo de la electricidad y de sus precios, y que sus espectaculares heterogeneidades no guardan ninguna relación con el mayor uso o no del gas en ciclos combinados (y sus teóricos efectos a través del criterio del coste marginal) sino con las estrategias especulativas que los operadores de cada país sean capaces de activar en el “falso mercado” de la electricidad. Jugando incluso con el mix de energías primarias que ponen en producción como ejemplifica el caso de Naturgy.

Estrategias especulativas que además, por ejemplo, hacen en España “reaccionar los precios minoristas de la electricidad a las variaciones de los precios mayoristas en mayor medida en nuestro país que en el promedio del área del euro” (Boletín Económico del Banco de España 4/2021 página 72). Una sobre reacción respecto a la que el BE, la CNE y REE debieran haber tomado medidas desde hace tiempo.

Sorprendentemente, en lo que llevamos del año 2022 y en todo 2021 el Banco de España parece no prestar atención detallada y monográfica a estos asuntos. Sigue despreocupantemente relajado considerando que, “tras mantenerse elevada en los primeros meses de 2022, se espera que la inflación se desacelere intensamente con posterioridad”. Y con eso, al parecer, se quedan tan tranquilos.

¿Existe una alternativa?

Sin duda. Considerar que la electricidad es un bien básico que no puede gestionarse con la mano “invisible” de la oferta y la demanda (lo que es una pura coartada para su cartelización cuasi monopólica) y que debe gestionarse de manera pública con el objetivo de optimizar el ajuste en cantidades y precios de todas las tecnologías por el coste medio ponderado (como se hace en el IPC): “Cuando el planificador resuelve el problema de optimización determina el coste de la producción óptima que se financiará fijando un precio de suministro. Es en este punto donde aparece el problema. Si ese planificador es privado, estaremos ante lo que se conoce como un monopolista y su objetivo será fijar precios que le permitan obtener los máximos beneficios. Por el contrario, si ese planificador es público, el objetivo será definir un precio que cubra el coste total para maximizar el bienestar de los consumidores” (aquí). Así de sencillo. Y difícil de abrirle camino.

Albino Prada  Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo, fue miembro del Consejo Gallego de Estadística, del Consejo Económico y Social de Galicia y del Consello da Cultura Galega. Editor de los Documentos del Foro Económico de Galicia (2014-2018). Entre 2006-2018 fue columnista habitual de La Voz de Galicia; colabora en medios como Mundiario​, La Maleta de Portbou o infoLibre.​ Es miembro del Consejo Científico​ de Attac España.