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Nota de prensa de ATTAC Austria sobre el veredicto del Tribunal General de la UE sobre el caso de Apple e Irlanda.

El Tribunal General de la UE ha anulado la decisión de la Comisión Europea que consideraba los beneficios fiscales de Irlanda a Apple una ayuda ilegal.

Original publicado en alemán en Attac-Austria

Opinión de Attac sobre la sentencia de Apple:

Las normas fiscales internacionales son débiles y están llenas de agujeros.

La batalla contra las trampas en la fiscalidad de las corporaciones debe ser ganada políticamente, no en los tribunales.

NOTA DE PRENSA

El Tribunal de Primera Instancia de la Unión Europea ha anulado la decisión de la Comisión Europea de considerar una ayuda estatal ilegal el tratamiento fiscal de Apple en Irlanda. Por lo tanto, Irlanda puede renunciar a recaudar 13 mil millones de euros en impuestos atrasados a Apple. Todavía está abierta La opción de la posibilidad de que la Comisión apele esta decisión.

Para Attac, la decisión confirma que la legislación europea sobre competencia no es, en lo fundamental, un instrumento adecuado para combatir las artimañas fiscales de las multinacionales. De otro modo, no se necesitarían años de procedimientos judiciales para aclarar si es legal que las empresas paguen menos del 1% de impuestos sobre los beneficios transferidos artificialmente.

«El problema no es una manzana podrida, el problema son las normas tributarias internacionales podridas y sin sentido. Estas se remontan en su mayoría a los años 20 del pasado siglo y permiten que casos como el de Apple sean la norma», critica David Walch de Attac Austria.

Se necesitan nuevas normas fiscales: transparencia e impuesto unitario

Para combatir eficazmente los trucos fiscales de las empresas internacionales, Attac considera dos medidas fundamentales:

En primer lugar, es necesario que las empresas presenten informes financieros públicos país por país. «El público tiene derecho a saber dónde realizan sus ventas y beneficios en todo el mundo y cuánto pagan de impuestos», explica Walch.

Para que las empresas puedan gravar sus beneficios en el lugar donde realizan sus actividades, la solución es un Impuesto Unitario. Esto podría – complementado por una tasa impositiva mínima – introducirse inicialmente sólo en la UE.[i]

Las filiales de un grupo se gravarán sobre la base de los beneficios globales del grupo. Estos beneficios se dividirán proporcionalmente entre los países según el valor añadido real y por lo tanto tributaría según corresponda. Esto pondría fin al desplazamiento de los beneficios entre las filiales del grupo. Esta antigua demanda de Attac es ahora apoyada por economistas como Joseph Stiglitz o Thomas Piketty.

» La batalla contra las trampas fiscales de las corporaciones debe ganarse políticamente, no en los tribunales. Mientras los gobiernos sigan siendo cómplices de las corporaciones, continuarán con sus tretas impositivas a expensas del interés general. En resumen los gobiernos deben abandonar finalmente la ideología de la ruinosa competencia fiscal», exige Walch.


[i] Los debates sobre la fiscalidad global de los grupos en la UE han sido infructuosos durante años bajo el tí­tulo «Base imponible común consolidada del impuesto de sociedades» (BICCIS).