Skip to content

Big Data y Data Mining ¿Oportunidad o distopía? (y III)

Rodrigo del Olmo – EL PERISCOPI

delolmo3(viene de un artículo anterior) Repasando los aspectos positivos aparejados a las nuevas tecnologías y los sistemas Big Data, encontramos grandes potenciales susceptibles de beneficiar a, prácticamente, todos los sectores de la sociedad y la industria. En sectores como los de Internet, transporte, finanzas, energía, medios de comunicación y entretenimiento o la seguridad y la investigación policial, el Big Data permite el acceso, análisis y correlación de los datos en tiempo real a través de múltiples herramientas altamente escalables, de fácil manejo y con un hardware relativamente accesible. Por ejemplo, la producción y consumo de energía pueden ser mejor ajustados a través de contadores inteligentes. Los diversos recursos pueden ser gestionados más eficientemente al tiempo que se disminuye el impacto medioambiental. Los riesgos pueden ser más fácilmente reconocidos y evitados, reduciendo las consecuencias indeseadas de la toma de decisiones e identificando oportunidades que, de otro modo, se habrían perdido. La medicina puede adaptarse mejor a las características de los pacientes y la prevención basada en históricos y correlaciones va ganado importancia continuamente. La minería y tratamiento de datos en el terreno socio económico permitirá una mejor comprensión de los principales problemas que nuestro sistema afronta: inestabilidad financiera, carencias de recursos y conflictos. También presta mayor rapidez y precisión en la adaptación a los cambios. Por ejemplo, facilitará la gestión en tiempo real de desafíos tales como escenarios de evacuación o programas de estímulo económico. Además, surgen nuevas oportunidades de servicios personalizados (Helbing, 2015). En el terreno de la sanidad el impacto de los sistemas Big Data será creciente como resultado de la personalización de la asistencia. Los sistemas de salud emplean como principales fuentes de datos los estudios genéticos, las pruebas y análisis médicos y los datos de gestión y atención a los pacientes. El tratamiento de estos flujos de datos puede ser empleado para comprobar hipótesis en investigación, innovación y disminución de costes a través de la eficiencia.Los datos recabados en las redes sociales pueden analizarse para comprender dinámicas sociales capaces de ayudar en la creación de distintas herramientas de gobernanza participativa. La gobernanza tecnológicamente asistida tiene como objetivo descubrir y predecir tendencias, cambios en la sociedad, así como profundizar en la comprensión de los procesos sociales para promover el crecimiento económico sostenible y mejorar la salud y la calidad de vida. (Hrushikesha, 2015). En el sector financiero el tratamiento masivo de datos puede ayudar a identificar y comprender las necesidades del cliente para ofrecerle nuevos servicios que incrementen sus oportunidades de negocio y beneficio además de la elaboración de estrategias para retenerle. También se aplican soluciones relacionadas con la gestión de riesgos y detección de fraudes a través de patrones de comportamiento en entornos de banca online, tarjetas de crédito, empleados o blanqueo de capitales. En la distribución al por menor, la gestión de inventarios, recomendaciones de productos, trazado demográfico del cliente y análisis de tendencias del mercado ayuda a mejorar el servicio, optimizar costes y aumentar beneficios. En el terreno industrial, el mantenimiento preventivo de equipos e instalaciones, las previsiones de demanda y detección de patrones en los costes de los inputs serán cada vez más decisivas no solo para la competitividad sino también para la propia supervivencia de las empresas (Hareesh, 2015).

En cuanto a nuevo paradigma como ágora global, el uso de las nuevas tecnologías es clave en la creación de debates colectivos y fundamental en la diseminación de nuevas ideas o la difusión de formas organizativas, posibilitando un espacio comunicativo alternativo al orden hegemónico en el que la ciudadanía puede adquirir nuevos roles y convertirse gradualmente en protagonistas de la comunicación política (Sola-Morales, 2016). En este espacio común, la gente corriente puede encontrar y mantener una audiencia al producir contenido de interés para un determinado segmento combinando herramientas como el blogging, las redes sociales y el streaming (Batyko, 2016). Estos cambios en el paisaje mediático digital han facilitado a los individuos construir su marca personal que ha llegado a simbolizar la búsqueda de la micro celebridad, de la autoexpresión en línea y de los cambios en la sociedad, grandes o pequeños, que pueden inducirse a través de la difusión de las ideas individuales (Lagore, 2016).

Existen también autores que argumentan que se sobredimensiona el impacto que las nuevas tecnologías han tenido en realidad sobre la economía y la sociedad. Para Karl Albrecht, la economía de Internet se parece cada vez más a la “vieja” economía, con un pequeño número de mega-corporaciones dominando el sector, explotándolo implacablemente y erigiendo barreras de entrada para los posibles competidores. Tampoco ha contribuido a disminuir la brecha de riqueza y desigualdad. Muchos puestos de trabajo de la clase media han desaparecido, los salarios reales se han estancado o disminuido y el reparto de los masivos beneficios generados se ha acumulado en las cúpulas en las manos de altos ejecutivos y grandes accionistas. Otra de las predicciones sobre el impacto de Internet que Albrecht evalúa como errónea es la fundada en la idea de que “Internet hará que todos estemos mejor informados”. En lugar de eso, los nuevos canales informativos en feroz competencia mutua, han simplificado y superficializado la información hasta el punto de diseñar formatos y contenidos enfocados únicamente en llamar la atención y atraer fácilmente a la audiencia aumentando el peso de los contenidos relacionados con la violencia, el conflicto, la vulgaridad, el voyerismo y el uso indiscriminado e injustificado del sexo (Albrecht, 2014). Paul Krugman, por su parte, señala que la influencia de más de cuatro décadas de era digital en el crecimiento económico, pese a todos los avances en las TIC, ha sido poco relevante, al menos en el crecimiento mensurable en términos monetarios. Han sido muy eficaces generando grandes titulares pero con modestos resultados económicos (Krugman, 2015).

En cualquier caso, resulta evidente que la revolución en el ámbito de las tecnologías de la computación y la información, dentro de las cuales los sistemas Big Data, en ellas cimentados y nutridos, van a adoptar un papel de creciente relevancia, así como el crecimiento exponencial del acceso y uso de las redes de comunicaciones, se han convertido en uno de los principales factores de cambio que es necesario tener en cuenta para abordar una teoría del cambio social en el siglo XXI. Aunque la sociología tiende a rechazar la idea de que haya una causa única dominante en las dinámicas de cambio social, la influencia de la “revolución Big Data” es y será decisiva, en la economía, la creación y difusión de conocimiento, las relaciones políticas y sociales, los medios de comunicación y el entretenimiento. De nosotros depende que dicha revolución sea una oportunidad de progreso sostenible y equitativo para toda la Humanidad, o se convierta en alguna de las terribles distopías que predicen algunos escenarios.

BIBLIOGRAFÍA

Aggarwal, Charu. 2015. Data Mining: The Textbook. New York: Springer.

Albrecht, Karl. 2014. “The Information Revolution’s Broken Promises.” The Futurist. http://www.karlalbrecht.com/downloads/Albrecht-IR-BrokenPromises-WorldFutureSociety.pdf.

Batyko, Richard. 2016. “Ground-Up Expert: Everyday People and Blogs.” In Debates for the Digital Age: The Good, the Bad, and the Ugly of Our Online World, 176–89. Santa Barbara: Praeger.

Beckstead, Nick, Nick Bostrom, Niel Bowerman, Owen Cotton-Barratt, William MacAskill, Seán ÓhÉigeartaigh, y Toby Ord. 2014. “Unprecedented Technological Risks.” Global Priorities Project. http://globalprioritiesproject.org/2015/02/unprecedented-technological-risks/.

Cowen, Tyler. 2013. Average Is Over. Powering America Beyond The Age Of The Great Stagnation. New York: Penguin Books.

Fischer-Hübner, Simone, y Leonardo Martucci. 2014. “Privacy in Social Collective Intelligence Systems.” In Social Collective Intelligence. Combining the Powers of Humans and Machines to

Build a Smarter Society, 105–24. Heidelberg: Springer.

Greenfield, Susan. 2015. Mind Change: How Digital Technologies Are Leaving Their Mark on Our

Brains. New York: Random House.

Hareesh, Boinepelli. 2015. “Applications of Big Data.” In Big Data A Primer, 161–79. New Delhi: Springer.

Helbing, Dirk. 2015. Thinking Ahead – Essays on Big Data, Digital Revolution, and Participatory Market Society. Zürich: Springer.

Hrushikesha, Mohanty. 2015. “Big Data: An Introduction.” In Big Data. A Primer, 11:1–28. Studies in Big Data. New Delhi: Springer.

Kitchin, Rob. 2014. The Data Revolution. Big Data, Open Data, Data Infrastructures and Their

Consequences. Los Angeles: Sage.

Krugman, Paul. 2015. “The Big Meh.” The New York Times, May 25. http://www.nytimes.com/2015/05/25/opinion/paul-krugman-the-big-meh.html?_r=0.

Lagore, Justin. 2016. “Self-Promotion for All! Content Creation and Personal Branding in the Digital Age.” In Debates for the Digital Age: The Good, the Bad, and the Ugly of Our Online World, 190– 205. Santa Barbara: Praeger.

Mayer-Schönberger, Viktor, and Kenneth Cukier. 2013. Big Data. A Revolution That Will Transform How We Live, Work, and Think. New York: Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company.

Schmidt, Eric, and Jared Cohen. 2013. The New Digital Age: Reshaping the Future of People, Nations and Business. New York: ALFRED A. KNOPF.

Sola-Morales, Salomé. 2016. “Rethinking Digital Democracy in a Time of Crisis: The Case of Spain.” In Debates for the Digital Age: The Good, the Bad, and the Ugly of Our Online World, 129–46. Santa Barbara: Praeger.

 

Licenciado en Ciències Polítiques i de l’Administració. Licenciado en Sociologia