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¿Crisis de refugiados o metástasis del sistema?

Carmen Esbrí – ATTAC Madrid

IMG_2693R_1Resulta muy clara la respuesta a esta pregunta; me gustaría que lo fuera igual para todos. Crisis designa una situación dificultosa y complicada; nombra la escasez y la carestía; una y otra definición pueden aplicarse a los padecimientos de los miles de personas que en estos momentos tratan de alcanzar El Dorado Europeo de la Unión. Son víctimas de la guerra, del horror, del hambre y de la violencia extrema; son sujetos que forman el gran conjunto de lo que se ha convenido en llamar, en estos últimos momentos, la Crisis de los Refugiados. Y es evidente que sufren una crisis, pero no saben que es además una crisis de todos.

Muchos miles de personas están intentando llegar a la Unión Europea (UE) desestabilizando aparentemente las agendas políticas de sus mandatarios y poniendo en evidencia las carencias de una UE inestable y especialmente ensimismada en su propio confort, el bienestar de los de arriba, sin percibir que todo está preparado para poner en escena el último asalto a ese estado de bienestar al que algunos creen que ya toca poner fin. Con tal fin tratan de maniatar a la población actual de una parte enorme del Viejo Continente, con distintos procedimientos y con un rosario de pactos gestados en la sombra, una cadena de tratados de libre comercio que poco a poco hemos ido descubriendo, por filtraciones. Puede parecer extraño que hable de esto aquí, pero en absoluto lo es. La tarea depredadora y colonialista de hoy hace que, además de en otras partes del planeta, pretendan aplicarla ahora a Europa, convertida en un espacio prostituido únicamente ya para el puro mercado, para la más perniciosa de las liberalizaciones posibles, y sometida a los dictados de las inmensas trasnacionales que han hecho de la globalización su razón de ser.

El que se cree “Imperio” está en la tarea de colonizar el mayor bastión que jamás pudo soñar para sus manejos mercantiles, para lo que tiene que usar de numerosos efectos y artimañas e inventar cruzadas en nombre de una supuesta “democracia”, someter personas, hacer negocio con las armas, instruir a mercenarios “ad hoc” que luego le sirven de muñecos de tiro como excusas para sus guerras; un plan bastante diabólico en el que siempre son las personas civiles las que sufren y mueren sin razón. Esto es lo que define el sistema que quiere hacer saltar resortes en todas partes para hacerse con la totalidad del mundo en el que hay numerosas crisis, miles de refugiados, millones de personas deambulando en busca de algo diferente.

La mayor ríada humana desde la Segunda Guerra

Un ejemplo directo de esta crisis lo pude ver en la llegada de los primeros refugiados a la frontera entre Croacia y Eslovenia. Esos refugiados, entre los que están los que yo vi y también esos migrantes a causa de otros azotes invisibilizados, a los que ni siquiera se les da nombre ni cabida son, a su pesar, los mensajeros de sus horrores; ésos a los que se empuja para hacer de este momento el de la mayor riada humana tras la Segunda Guerra Mundial. Porque lo que se está haciendo con todo ello ya no es una crisis de refugiados; es una metástasis del sistema. Están extendiendo la enfermedad del neoliberalismo que es la ambición pura, el desequilibrio social, la avaricia a costa de las personas y del planeta, un modelo psicótico para un mundo sin contrapeso después de la caída del Muro de Berlín. Tiraron un muro y ahora clonan muros, vallas y concertinas para aniquilar a quiénes han tenido la desgracia de ser y estar allí donde los omnímodos poderes han puesto su semilla imperialista.

Así que la Unión Europea, zona y testigo de los desmanes de este sistema, parece que hace aguas, cada vez más; mientras se procura que el capital circule libre y obsesivo por todo tipo de espacios y con plena libertad, las personas se ven atropelladas por cadenas de poderes insensatos y fronteras con obstáculos cada vez más duros y más altos. Son vallas cortantes, hirientes, o cadenas de policía blindada. A día de hoy, Europa ha levantado siete enormes vallas desde 2013, algunas construidas con fondos de la propia UE, como la de Turquía en Edine, frontera con Grecia, que nos costó 3 millones de euros para menos de 13 Km; no contenta con ello ha seguido construyendo hasta 112 km. más en dos puntos de la frontera con Bulgari. Y están también las de Hungría que, viendo que Serbia sirve de paso a quienes llegan por el Egeo, se ha decidido también a levantar otro enorme muro de 4 metros con una longitud de 135 km. Con su teoría del terror y del miedo, y la del egoísmo. Precisamente de allí llegaron esos refugiados que yo pude conocer en tierras croatas. en el mismo punto de Bregana. No olvidemos que España tampoco se salva de este afán de poner trabas a la desesperación con esas humillantes vallas con concertinas que nos hacen sonrojar.

Así que para poner otro grano de arena en la denuncia del modelo decadente y pernicioso, llegada de Croacia y Eslovenia traigo mi testimonio de ese primer asentamiento de refugiados en la frontera entre ambos países dónde, según distintos procedimientos, durante la noche del 18 al 19 de septiembre de 2015 fueron llegando personas para traspasar la valla y alcanzar Austria, relativamente cerca en dicho punto. Pude ver cómo ambos países, que deben participar del espacio Schengen con otros de Europa Central, también intentan obstaculizar los accesos y las residencias. En dicho punto fronterizo la policía estaba totalmente equipada y formaba una línea de corte como barrera defensiva, con vistas a que no entraran campo a través inmigrantes sin control y no asentaran sus campamentos en territorio esloveno. Supe que fueron detenidos activistas eslovenos; entre tanto, del lado croata permanecían parados cerca de cien camiones. Los refugiados muchos de ellos llegados en familia y con niños incluso muy pequeños, se agolpaban ante la línea fronteriza donde fueron atendidos en sus necesidades más primarias. Estando allí pensé que. tras el enfriamiento de la sospechosa solidaridad de Alemania, tras la actitud violadora de derechos humanos de Hungría, tras la presión de Turquía y Arabia Saudí, interesados agentes de la desestabilización; tras la gris actitud de los países de esa Unión Europea que falsea los datos y está embarcada en un modelo antisocial y antidemocrático, se escondían todo tipo de frenos a quienes pretendían llegar a alguna parte, que suponen lugar de paz, donde estabilizarse como puedan, tras cuatro años de miserias, terror, violencia bélica y drama humano infinito.

Con estas escenas discerní con claridad, como muchas veces observo también aquí, que es ese el esperpéntico panorama de un mundo en el que a los ordenantes no les importan nada las personas y los derechos humanos. El Neoliberalismo ha llegado ya a tocar el último techo de la moralidad y la ética en un punto de recoleta civilización, cuna y reserva de Occidente; hoy Europa vive, de forma más o menos cercana a cada uno de nosotros, la mayor crisis de refugiados que se recuerda, imposible de comprender si creemos que vivimos tiempos de democracia, ¡ qué ironía ¡, y que estamos en espacios desarrollados. Europa ha perdido su carisma; su esencia diferente. No existe su halo, siendo receptora y repetidora de ese mismo sistema depredador de una milenaria civilización, manipulada también por un lenguaje exponencialmente envolvente y prácticamente falso que repiten los mandatarios colaboracionistas europeos; un lenguaje en el que las palabras han modificado su significado y no nombran a las cosas que corresponden; un lenguaje trucado para ser en definitiv, arma del poder, que hay que leer entre líneas pues sólo se usa sin significado cierto por y para el poder y el gran capital vicioso sin proyección social.

A Croacia, vestíbulo de Eslovenia, también a Zagreb su capital, próxima a este punto fronterizo fueron llegando refugiados que en algún momento colocaron en centros de internamiento, o devolvieron a Hungría. Los que vi en Bregana eran de todas las edades y llegaban en goteo para instalarse en tiendas, o sin nada; con sacos de dormir, o sin nada: jóvenes con mochila, madres con hijos de todas las edades a quiénes se les había obligado incluso a caminar a pie cientos de kilómetros y que contaban perversas barbaridades de todo tipo que habían soportado de los húngaros, y que Cruz Roja nos trasladó. Alguno había sido fumigado con gas mostaza en la cara y atizado con cerillas, lo que le provocó quemaduras de máximo grado; en este improvisado campamento de frontera no pudo ser atendido porque en ese momento no había ningún médico.

Horrores, maldades y violencia innecesaria; falta completa de humanidad, crímenes que atentan contra todos los tratados internacionales relativoa al trato humanitario al que tienen derecho, como la Convención de Ginebra. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, que se firma en dicha ciudad como resultado de varios textos que se cierran en 1949, según el Acta Final de la Conferencia Diplomática. La Convención de Ginebra entró en vigor el 21 de octubre de 1950, después de las dos primeras ratificaciones. Fue ratificada por 74 Estados en los años 1950, por 48 más en los años 1960, sumándose a ellos nuevos Estados en forma paulatina en los años 1970 y 1980; en total 40 países más se sumaron al compromiso de atender a quiénes buscan un lugar para salvarse del horror de cualquier tipo que sufren en su país de origen; en este caso de la guerra. Después, y tras la disolución de la Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia, se sumaron 26 ratificaciones más; con las últimas incorporaciones a partir del año 2000, la aplicación de los Convenios de Ginebra ha llegado a ser universal y a considerarse el pilar del derecho internacional humanitario contemporáneo. Y eso es lo se está vulnerando sin piedad. Los refugiados no están siendo atendidos según sus derechos; tampoco los migrantes están siendo atendidos según sus derechos.

Así que esas personas que yo vi en el punto fronterizo entre Croacia y Eslovenia, huidas de Siria y su dantesco escenario de una guerra cruzada, soportando más maldades en Hungría que les rechazaba, huyen de la guerra, de la muerte, del horror y están siendo peones del modelo belicista para mayor honra del “ Imperio”; son el referente directo de las víctimas de otra guerra programada, en un rosario montado para desarrollar con éxito la colonización imperialista de EEUU y correligionarios. Francia también ha bombardeado, ¿para qué? ¿Todos hablan de democracia, pero ninguno respeta a los pueblos.

Sólo más tarde dejaron entrar a algunas madres con sus hijos, desestructurando sin razón sus familias, yo crucé la frontera siendo testigo presencial de primera mano de las consecuencias terribles de la desubicación, el cansancio, los padecimientos, los dolores físicos y morales. Aquí algunas imágenes que lo explican ante nuestra impotencia, sobre todo cuándo nos enteramos que iban a enviarles de regreso a Hungría, de donde habían partido y donde también les habían maltratado. Y me pregunté: ¿Qué psicóticos han decidido tan aberrante y sádico procedimiento?

Entrar en esta fase en la que estaban todos ellos y los cientos de miles que deambulan por este mundo irracional, es ver de frente la marginación; ésa que puede alcanzarnos a cualquiera y que cada vez hace barruntar que se aproxima una gran tormenta; es buena reflexión la de pensar que nosotros podemos llegar a ser, y sufrir como ellos. Empecemos a darnos cuenta que esta riada humana está siendo empujada por países como Turquía o Arabia Saudí, en su inmenso ansia de generar el miedo y la desestabilización, por las guerras del Imperio y sus secuaces; son cuestiones de geopolítica, desde luego, pero de esa que debería haber desaparecido de un mundo de miles de años que supuestamente logró superarse a sí mismo con ciencia, arte, humanidades, historia… logros que poco a poco se esconden mientras potencian un progreso cimentado únicamente en la mercantilización de todo y el sometimiento de la ciudadanía global; invierten sin fin en tecnología, desde, por, para y por las guerras, azote vil y trasnochado en un siglo que no supone ningún cambio respecto a los precedentes, y sí muchos y tortuosos caminos para volver a la Prehistoria.

Haciéndome eco de las palabras del escritor y filósofo Unamuno digo “ Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha “. Por ello digo que lo que vi es mucho más que una gran crisis de refugiados, es una evidencia de la gran metástasis de un sistema que debemos combatir.

Los que yo vi allí eran más de mil quinientos refugiados; Croacia dice que han alcanzado su territorio cerca de 80.000 personas huidas. ¿Puede alguien parar su miedo y desesperación? Desde luego que sí; todos aquéllos que lo generan y alimentan.

Artículo publicado en Crónica Popular

Fotorreportaje de Juanjo De La Peña