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La década perdida de la Unión Europea

Cuca Hernández y Adoración Guamán
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ATTAC, Asociación para una Tasación a las Transacciones Financieras y Acción Ciudadana, lleva desde su fundación en Francia en 1998, denunciando los peligros que se derivan de esta economía de casino. Modelo donde los procesos especulativos de los mercados financieros y la dictadura económica de las empresas transnacionales arruinan países, empobrecen las poblaciones, precarizan la vida y convierten los derechos humanos en mercancía para el beneficio de algunos.

Con la caída de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, el marco de la crisis económica ha pavimentado la senda hacia la aceleración de la acumulación por desposesión, subordinando los marcos jurídicos y de decisión democrática a las exigencias de un sistema financiero voraz, de un capital transnacionalizado e impune, que ha conseguido que las pérdidas de unos especuladores se trasladasen a las mayorías sociales.

En estos diez años se han rescatado bancos y empresas que han salido en una situación reforzada gracias a las políticas públicas que han dado la espalda a la gente. Mientras esa gente que habita los territorios donde aumentan los beneficios empresariales, asistimos desde hace diez años a un proceso de desposesión, pérdida de empleos, viviendas, atención en sanidad y calidad en la educación, asistiendo a la degradación del ambiente y las políticas criminales contra las personas que migran para sobrevivir frente al expolio provocado por el crecimiento económico de la otra parte del plantea. No hay dinero para salvar vidas, pero sí para salvar entidades financieras y para construir muros de alambre.

Como bien sabemos, la desposesión no se ha cebado solamente con la reducción de los presupuestos destinados a sostener la vida digna sino que ha actuado directamente sobre la regulación de los derechos, en particular los vinculados al trabajo, con una larga serie de reformas laborales directamente orientadas a precarizar la vida.

LOS DIFERENTES ESCÁNDALOS DE LUXEMBURGO, APPLE, PAPELES DE PANAMÁ Y DEL PARAÍSO NOS DEMUESTRAN QUE LA EVASIÓN Y LA ELUSIÓN HACIA GUARIDAS FISCALES ES CONSTANTE Y CRECE

Además, a lo largo de este extenso periodo y bajo el paraguas siempre útil de la crisis, se han potenciado las políticas de comercio e inversión que, desde la UE, han ido tejiendo una nueva Lex Mercatoria a modo de traje a medida para asegurar amplios derechos a las empresas transnacionales, poniendo a los Estados y a su soberanía a los pies del capital transnacional. Este permanente reconocimiento de nuevos derechos a las entidades económicas se ha acompañado de una inacción frente a la evasión fiscal que se extiende ya como fenómeno global. Poco o nada se está haciendo, realmente, por controlar y regular los mercados financieros, el ITF propuesto por diez países de la UE está bloqueado y con síntomas de no entrar en vigor nunca. Los diferentes escándalos de Luxemburgo, Apple, Papeles de Panamá y del Paraíso nos demuestran que la evasión y la elusión hacia guaridas fiscales es constante y crece con la colaboración de las entidades financiera.

Por añadidura, ya es evidente que como hace diez años la burbuja inmobiliaria está creciendo ante la falta de regulación de los mercados, que nos puede arrastrar a un nuevo colapso financiero. Mientras, los sistemas políticos que deberían controlar a los mercados se han convertido en lacayos subordinados a las puertas giratorias.

Este breve y descorazonador diagnóstico nos demuestra lo que ya sabemos: las políticas de consolidación fiscal, mal llamada austeridad, han impactado contra los derechos de las mayorías sociales, exacerbando la discriminación, la desigualdad y colocándonos en una deriva hacia la precarización que parece imparable y que afecta particularmente a las mujeres.

Nada de esto debería pillarnos por sorpresa, todo lo ocurrido es la crónica de una muerte anunciada, la aplicación de ideas fracasadas que ya se habían ensayado previamente en otros lugares del mundo, como fue el caso de América Latina, con resultados catastróficos que ahora se amplían al resto del planeta. Informes de Expertos Independientes de Naciones Unidas, como Juan Pablo Bohoslavsky, han subrayado que en la actualidad más de dos tercios de los países de todo el mundo están reduciendo su gasto público y limitando su espacio fiscal, por lo que el impacto de la austeridad alcanzará a más de 6.000 millones de personas, o casi el 80% de la población mundial en 2020.

El desaliento que provoca este análisis podría llevarnos a calificar estos 10 años de crisis una década perdida en el ámbito de la Unión Europea, similar a la vida tras el Consenso de Washington en América Latina y derivada de nuestro propio consenso de Bruselas. Desde ATTAC, preferimos cambiar el prisma para enfocar también todo lo ganado en término de resistencia y aprendizaje colectivo, de organización y lucha con lo común, de construcción social para parar desahucios, impedir la privatización de hospitales y colegios, defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras, organizarnos como precarias y mantener el pulso durante años en las calles y plazas. Por eso, nosotras queremos plantear estos 10 años como una década ganada en el ámbito de las luchas sociales, con el 15M todavía en la memoria, y desde ahí apostar por la necesidad de seguir planteando alternativas desde las organizaciones y movimientos.

Para conmemorar este aniversario, hemos lanzado una campaña decididas a intensificar la lucha por un control democrático de las finanzas. Nuestro deseo, ahora y después de septiembre de 2018, es incrementar al máximo la participación de todas, moviéndonos para traer la esperanza de que la próxima década sea finalmente la que ponga las finanzas bajo control ciudadano.