Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC España
En medio de la crisis financiera de 2008, los bancos de inversiones de Wall Street se convirtieron en bank holding companies para tener acceso a los programas de ayudas y préstamos de la Reserva Federal; y para que los depósitos de sus clientes quedaran garantizados por el Estado. Desde entonces la realidad es que se han consolidado financiera y políticamente como poderes fácticos.
Tras la desregulación de los mercados de materias primas a finales de los noventa, que fue parte de una desregulación bancaria más amplia bajo la Administración Clinton, aumentó enormemente el tráfico comercial nacional e internacional en activos relacionados con productos básicos. Una amplia gama de derivados financieros se fueron desarrollando para permitir la especulación sobre las materias primas. Y actualmente estos bancos obtienen sustanciosos beneficios comprando y vendiendo derivados y otros instrumentos financieros vinculados a los precios de tales productos básicos más necesarios como el petróleo y el trigo, mediante los juegos tramposos analizados en El casino que nos gobierna.
Algunas cifras del informe dan una idea de lo que todo esto implica. En un momento determinado, el banco de inversión Morgan Stanley “controló una capacidad de almacenamiento de más de 55 millones de barriles de petróleo, 100 petroleros y 6,000 millas de tuberías.”
JPMorgan construyó una participación significativa en el mercado del cobre, con “unos stocks de cobre que comprendían casi el 60 por ciento del cobre físico disponible en los intercambios comerciales más importante del mundo.” Otras actividades de los bancos según el citado informe, incluyen el comercio de uranio, la venta de combustible para aviones de las líneas aéreas, y las minas que poseen y plantas de energía.
The Goldman Sachs Group, Inc., una sociedad financiera de cartera, ha descrito las materias primas como una de sus principales negocios. En la actualidad logra miles de millones de dólares en actividades de las materias primas físicas relacionadas con la energía, los metales y los negocios relacionados, y ha expresado su compromiso de continuar en el campo de las materias primas físicas. Después de convertirse en un holding bancario en 2008, además de la expansión de sus actividades con productos básicos físicos que involucran uranio y carbón de Colombia, Goldman incrementó sustancialmente su participación en el mercado mundial del aluminio. En 2010, Goldman compró Metro International Trade Services, una compañía de almacenamiento del área de Detroit que acumula alrededor del 85 por ciento del aluminio que cotiza en bolsa en los Estados Unidos. Y procedió a implementar nuevas y complejas reglas e incentivos en su filial para crear cuellos de botella en los suministros, según dicho informe. Uno de los objetivos del informe del subcomité del Senado precisamente era conocer el control del mercado de aluminio por Goldman Sachs, que ha sido demandado por decenas de empresas que acusan a este Banco de manipular deliberadamente la oferta para aumentar los precios del aluminio y sus propios beneficios.
Este informe referido aquí es sólo el último de una larga serie de revelaciones sobre las nefastas actividades de los bancos de Wall Street, que se contienen en tres documentos importantes publicados por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado en los últimos tres años y medio. Pero hasta la fecha resulta significativo que estas revelaciones del Senado estadounidense, apoyadas en 90.000 documentos, no hayan tenido ninguna repercusión, ni suscitado investigaciones judiciales ni de las agencias reguladoras.