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Los negocios con commodities de los megabancos de Wall Street

Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC España

En medio de la crisis financiera de 2008, los bancos de inversiones de Wall Street se convirtieron en bank holding companies para tener acceso  a los programas de ayudas y préstamos de la Reserva Federal; y para que los depósitos de sus clientes quedaran garantizados por el Estado. Desde entonces la realidad es que se han consolidado financiera y políticamente como poderes fácticos.

Hace casi un año, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos daba a conocer un informe detallado (Wall Street Bank Involvement with Physical Commodities, November 2014) que documenta otro aspecto más de la información privilegiada, la manipulación de precios y la dimensión delictiva en general que impregna el sistema financiero estadounidense y global. Este informe de 400 páginas profundiza en el reciente ascenso de los bancos y holdings bancarios de Wall Street como principales actores en los mercados físicos de los productos, en los negocios financieros derivados y en las empresas relacionadas.
 Y el documento nos da una idea de la potencia extraordinaria y nociva de tres de los mayores bancos del mundo, como son Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan Chase, en el control físico y financiero de las commodities o materias primas, incluidos los recursos energéticos y los metales. Estas corporaciones controlan mercados que suponen cientos de miles de millones e incluso billones (trillion) de dólares en activos, dominan en gran medida la economía mundial y controlan el sistema político estadounidense. Las actividades de estos grupos bancarios incluyen el comercio de uranio, las minas de carbón, el almacenamiento de aluminio y cobre, empresas que operan los oleoductos y gasoductos, las plantas de gas natural y otras energías o la venta de combustible para aviones a las compañías aéreas.
 «El nivel actual de participación de los bancos en las materias primas fundamentales, en la generación de energía y en el suministro de alimentos parece que carece de precedentes en la historia de Estados Unidos«, señala el informe referido.
La larga tradición de los EEUU, de separación de los bancos de depósito y de los bancos de inversiones o de negocios, se ha erosionado definitivamente; y con esta erosión se han atenuado gravemente las protecciones frente a una larga lista de riesgos y frente a conductas potencialmente abusivas, acrecentando los peligros de crisis en las finanzas, los riesgos de eventos catastróficos, el comercio injusto, la manipulación del mercado, las distorsiones de crédito, la competencia comercial desleal y los conflictos de interés.

Tras la desregulación de los mercados de materias primas a finales de los noventa, que fue parte de una desregulación bancaria más amplia bajo la Administración Clinton, aumentó enormemente el tráfico comercial nacional e internacional en activos relacionados con productos básicos. Una amplia gama de derivados financieros se fueron desarrollando para permitir la especulación sobre las materias primas. Y actualmente estos bancos obtienen sustanciosos beneficios comprando y vendiendo derivados y otros instrumentos financieros vinculados a los precios de tales productos básicos más necesarios como el petróleo y el trigo, mediante los juegos tramposos analizados en El casino que nos gobierna.

El creciente control directo de los bienes físicos por parte de los megabancos les ha permitido no sólo influir en los precios que pagan los consumidores sino también han logrado aprovechar su control de los productos básicos para manipular los precios de los instrumentos financieros con los que se juegan en el casino financiero. Las consecuencias pueden ser fatales porque, por ejemplo,  la especulación sobre los precios de los alimentos es un factor importante en las variaciones de precios; que como ya hemos visto puede lanzar a millones de personas a la pobreza y al hambre en todo el mundo.

Algunas cifras del informe dan una idea de lo que todo esto implica. En un momento determinado, el banco de inversión Morgan Stanley «controló una capacidad de almacenamiento de más de 55 millones de barriles de petróleo, 100 petroleros y 6,000 millas de tuberías

JPMorgan construyó una participación significativa en el mercado del cobre, con «unos stocks de cobre que comprendían casi el 60 por ciento del cobre físico disponible en los intercambios comerciales más importante del mundo.» Otras actividades de los bancos según el citado informe, incluyen el comercio de uranio, la venta de combustible para aviones de las líneas aéreas, y las minas que poseen y plantas de energía.

The Goldman Sachs Group, Inc., una sociedad financiera de cartera, ha descrito las materias primas como una de sus principales negocios. En la actualidad logra miles de millones de dólares en actividades de las materias primas físicas relacionadas con la energía, los metales y los negocios relacionados, y ha expresado su compromiso de continuar en el campo de las materias primas físicas. Después de convertirse en un holding bancario en 2008, además de la expansión de sus actividades con productos básicos físicos que involucran uranio y carbón de Colombia, Goldman incrementó sustancialmente su participación en el mercado mundial del aluminio. En 2010, Goldman compró Metro International Trade Services, una compañía de almacenamiento del área de Detroit que acumula alrededor del 85 por ciento del aluminio que cotiza en bolsa en los Estados Unidos. Y procedió a implementar nuevas y complejas reglas e incentivos en su filial para crear cuellos de botella en los suministros, según dicho informe. Uno de los objetivos del informe del subcomité del Senado precisamente era conocer el control del mercado de aluminio por Goldman Sachs, que ha sido demandado por decenas de empresas que acusan a este Banco de manipular deliberadamente la oferta para aumentar los precios del aluminio y sus propios beneficios.

Este informe referido aquí es sólo el último de una larga serie de revelaciones sobre las nefastas actividades de los bancos de Wall Street, que se contienen en tres documentos importantes publicados por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado en los últimos tres años y medio. Pero hasta la fecha resulta significativo que estas revelaciones del Senado estadounidense, apoyadas en 90.000 documentos, no hayan tenido ninguna repercusión, ni suscitado investigaciones judiciales ni de las agencias reguladoras.