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Pesebres que capturan nuestra democracia

Albino Prada – Comisión JUFFIGLO de ATTAC España

Sostendré que lo sucedido tanto con las cláusulas suelo en nuestras hipotecas como en la gestión de Bankia nos enfrenta a dos casos de lo que suele denominarse captura del regulador, que yo traduzco como captura de la democracia.

Hipotecas

En el caso de las hipotecas una pieza básica de nuestro estado democrático de derecho, el poder judicial representado por el Tribunal Supremo, venía sosteniendo, en beneficio de un grupo de entidades financieras, que los contratos hipotecarios con esas cláusulas eran acordes a las buenas prácticas de competencia y transparencia en los mercados que reclamaban las normas aprobadas democráticamente.

Pero tuvo que ser un Tribunal Europeo el que dictase que eso no era así, dejando con el culo al aire a nuestro poder ejecutivo (pues el Gobierno podía haber denunciado el asunto a través de la Fiscalía General del Estado) y a nuestras Comisiones reguladoras de los mercados. Un caso de manual en el que el independiente poder judicial se dejó capturar por los intereses de unos pocos, muy bien pertrechados, en perjuicio de unos muchos muy mal defendidos. Junto a un poder ejecutivo también abducido y a organismos independientes que no lo estaban menos.

BANKIA

Para el caso de Bankia adelanto al lector que el 3 de noviembre de 2009 titulé con ironía una columna periodística como: “Rato el mejor candidato”, para presidir Caja Madrid. Eran tiempos en los que el gobierno del PSOE y un PP en la oposición conformaron un pacto jacobino y centrípeto para repartirse el poder económico resultado del fiasco inmobiliario de las cajas. Reuniéndolas a ser posible todas en una, y luego privatizándolas entre unos pocos. Una huida hacia adelante capitaneada por todo un ex general del FMI.

El Banco de España dio cobertura a la operación desentendiéndose de unas funciones supervisoras que se supone que su independencia del Gobierno (según el mantra neoliberal) debía garantizar. Pero sabemos que no lo era. Porque permitió que unos pocos plutócratas y amiguetes creasen un monstruo financiero que muchos ciudadanos, que debíamos ser protegidos, al final tenemos que costear. Era clave que el Banco de España, formalmente independiente, se acomodase a los intereses de esos pocos en detrimento de la mayoría de la sociedad.

Resumen

En suma, el comportamiento de nuestro poder judicial en el caso de las clausulas suelo y del Banco de España en el caso de Bankia ponen de manifiesto el alto riesgo de que la independencia otorgada por la soberanía popular mute en servilismo a unos pocos.

A la vista de lo cual esclaro que, como sostiene Robert A. Dahl,“necesitamos buscar una nueva forma de democracia que amplíe las oportunidades de participación y de control democrático”, si no queremos ver como las normas se convierten en papel mojado para unos pocos, y en desprotección de sus derechos para la mayoría. Un control parlamentario más directo, ágil y recurrente podría ayudar a corregirlo; siempre que nuestros representantes no se dejen capturar y estén a la altura de sus obligaciones.

BANKIA: Un gran pesebre

La página 249 de la sentencia de la Audiencia Nacional que conocimos días atrás sobre el caso de las tarjetas black de Caja Madrid hace referencia a su fusión con … ¡otras siete cajas de ahorros¡, y de cómo el Estado (a través del FROB, es decir de todos nosotros) tuvo que aportar miles de millones para sanear una entidad financiera zombi bautizada como BFA-Bankia.

Para entender como se pudo llegar hasta ahí el punto de inflexión está en la llegada de Miguel Blesa en el año 1996 a la presidencia de Caja Madrid; de la mano de José María Aznar y con los votos de consejeros del PP, de IU y de CC.OO. Este señor creó la criatura black que la sentencia califica de método continuado de apropiación indebida, y con la que se rodeó de un gran pesebre de estómagos agradecidos: el Consejo de Administración y la Comisión de control de la entidad.

Fue así como sesenta y tres altos cargos (también del PSOE, de tres sindicatos, representantes empresariales o de la casa Real) se convirtieron en colaboradores necesarios de esa apropiación indebida. A cambio de lo cual garantizaban al señor Blesa, y luego a su heredero super popular Rodrigo Rato, las mayorías, votaciones y asentimientos que condujeron desde el año 1996 a Caja Madrid-Bankia hacia la bancarrota y la consiguiente nacionalización a cargo de los contribuyentes. Con preferentes y clausulas suelo, para que de nada faltase.

Otros pesebres

El señor Blesa y el señor Rato, condenados por apropiación indebida, conviene saber que figuraban en consejos de empresas como Dragados, Endesa, Criteria, Banco de Santander o Telefónica. Lo que los convierte en patas negras del capitalismo de amiguetes que tiene cautiva la democracia española. Admirados en los mejores salones del establishmen, de la beautifaulpeople y de los VIPs de España.

Y que los doce millones de euros que cobraron, o autorizaron a cobrar indebidamente, y aunque la Audiencia no lo considere administración desleal, constituyen apenas el pienso y calderilla  que distribuían para curarse en salud de críticas a su gestión en los órganos de gobierno de la entidad. Como alardeaba un conocido trombonista y político español en esos años: “a todos los cerdos les gusta el pienso, solo hay que saber cómo dárselo”. Y vaya si se lo daban. Eso sin contar pólizas colectivas de diversos seguros, o líneas de préstamo en condiciones llamadas especiales.

Una gestión colectiva, de esos sesenta coleguillas de Blesa y Rato, que a millones de españoles nos está costando el estar endeudados de por vida y sufriendo un galopante deterioro de nuestros servicios públicos. Mientras tanto nos siguen gobernando sus padrinos, porque lo peor del asunto es que aún una mayoría de ciudadanos está esperando que llegue la ocasión de su tarjeta black. Y así nos va.

Publicado en La Voz de Galicia el 22 y el 24 de febrero de 2017

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2017/02/22/captura-democracia/0003_201702G22P16999.htm

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2017/02/24/gran-pesebre/0003_201702G24P16993.htm