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CAPITALISMO GLOBAL: DE CHIMÉRICA AL TELÓN DIGITAL

Albino Prada. Consejo Científico de Attac. Publicado en la Gaceta Sindical nº 39 (pp. 53-75)

El capitalismo global que se configuró según el ideologema neoliberal en los últimos cuarenta años lo hizo bajo la hegemonía de los Estados Unidos. Una hegemonía que condicionará el particular derrumbe de la Unión Soviética y que impulsó, en su propio interés, el despegue y apertura del gigante chino. Será una globalización que imponga con mano de hierro la lógica del capital por encima de los derechos sociales.

Tal proceso se verá afectado a escala global tanto por la Gran Recesión sistémica del año 2008, como por el Gran Confinamiento de 2020 y ya ahora por las consecuencias geoestratégicas que supone la guerra en Ucrania.

Tanto antes la globalización (con Chimérica) como ahora (con un emergente telón digital y compartimentación comercial) está en su epicentro la simbiosis/rivalidad entre China y Estados Unidos. Una dialéctica a la que el resto del mundo –también España- se ve subordinado, muy singularmente en lo económico y social. En este artículo analizo aspectos y derivaciones relevantes de dicha disyuntiva1Se reproduce aquí con ligeras modificaciones una parte del final de mi ensayo “El regreso de China” (Mundiediciones, 2021) (ver aquí un fragmento) que se acaba de publicar en Gaceta Sindical (2022) nº 39 (pp. 53-75), https://www.ccoo.es/b7faef77f05ac86ed2de9d2102776ad5000001.pdf.

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Según el esclarecedor análisis de Wang Hui la República Popular China habría transitado, entre 1970 y el año 2000, de una economía planificada a una sociedad de mercado siguiendo un proceso de abducción neoliberal puro y duro. Entendiendo por tal cosa aquella sociedad2Wang (2008: 20, 71, 83, 160, 196); para evitar que una economía de mercado se convierta en una sociedad de mercado, ver Sandel (2013: 18), solo cuando “existen cosas que el dinero puede, pero no debe, comprar” (op. cit. p. 99). Sobre la campante y global opción neoliberal de las últimas décadas, Laval y Dardot (2013) en la que se “utilizan las reglas de mercado para regular todos los aspectos de la vida social”. Tanto en el ámbito de la producción como en el de la distribución de la riqueza (protección social incluida), y todo ello, con frecuencia, bajo la sombra de mercados no competitivos. No difiere este diagnóstico del que anotó3J.G. Ballard (2007: 225), “Milagros de vida” (Random House, Barcelona) un singular observador como J.G. Ballard en la visita que realizó en el año 1991 a China: “Bajo el mando de Deng, Shanghai estaba regresando rápidamente a su pasado capitalista… la biblia china solo contiene dos palabras: hacer dinero

Biblia muy alejada de lo que reclamaría una democracia social o sociedad decente4Citas de Wang (2008: 87, 133) y Dahl (1989: 43 y 76); también Klein (2007: 45); ver detalles en Prada (2019: 130); también Sandel (2020: 157, 263, 288) como sociedad del bien común frente a la sociedad de mercado, op. cit. p. 274 en la que, entre otras muchas cosas, campase a sus anchas la “democracia política e igualdad social… el Estado protege la competencia, no los monopolios”.

En una tal deriva no nos debiera extrañar que, a la altura del año 2006, el viejo icono revolucionario Lei Feng descendiese al puesto 22º del ranking de popularidad social en China, ranking que para entonces lideraba5Landsberger (2008: 447 y 450) Jay Chou, cantante-actor taiwanés, y al que Michael Jordan seguía de cerca. Un ranking que en años posteriores encabezarían deportistas de élite, actores, cantantes, o empresarios multimillonarios (de Alibaba, Microsoft,…). Todos referentes hipercompetitivos de una élite social con capacidad de consumo ilimitado. Lo que blindaría el respaldo socio-político en China con tal de facilitar el que cada vez más ciudadanos puedan participar, modesta, desigual pero crecientemente, de tal consumismo.

Una sanidad pública de cobertura universal, educación gratuita, sistemas públicos de jubilación y atención a la dependencia, renta básica universal, etc. son programas que se consideran perjudiciales para competir en un mercado global 

En una sociedad de mercado, y el paradigma mundial de tal cosa lo tenemos en los Estados Unidos, se laminan las garantías sociales equitativas y la capacidad de protección que ofrece un Estado que se reduce a la mínima expresión por medio de la secesión fiscal de los más ricos6Los llamados príncipes comunistas forman parte del uno por ciento global “serán ciudadanos del mundo pero sin aceptar y ni siquiera reconocer ninguna de las obligaciones que representa la ciudadanía”, Reich (1991: 300). Ríos (2016: 110) relata síntomas de tal secesión en China.. Tampoco salen indemnes, en una pletórica sociedad de mercado, tanto las libertades de acción sindical como las libertades políticas necesarias para la defensa de los derechos de los ciudadanos7Dahl (1999: 100); para Meisner (1999: 595) lo que hay en China es “desarrollo capitalista y dictadura política”. Sobre el carácter oficial de los Sindicatos en China, Yu Keping (2006: 351).  Libertades que se reclaman, con buen criterio, para China en la conocida8https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_08 como Carta 08.

Todo lo contrario. Una sanidad pública de cobertura universal, educación gratuita, sistemas públicos de jubilación y atención a la dependencia, renta básica universal, etc. son programas que se consideran perjudiciales para competir en un mercado global (tal como se entiende9Stiglitz (2006: 28) “…el problema no es la globalización en sí misma, sino la manera en la que se ha gestionado”. la globalización dentro de la OMC). Lo mismo sucede con un salario mínimo decente que sea suficiente para pagar un alojamiento y una alimentación dignas, o respecto a la jornada laboral (diaria, semanal, anual, vacaciones, edad de jubilación,…) y a la estabilidad en el empleo o a su salubridad. Por no hablar de las regulaciones ambientales que garanticen un medio ambiente saludable y no deteriorado (tanto para la actual, como para las generaciones venideras). Todos ellos programas y objetivos claves en una sociedad decente10La globalización orientada al mercado (neoliberal, el capitalismo global) como antítesis de la senda para una sociedad decente es reiterada en Sandel (2020: 13, 73, 75, 112).

Más allá de los discursos y buenas intenciones, en la hoja de ruta de la sociedad de mercado por la que actualmente transita China, a la hora de la verdad, serán los costes y la competencia global los que determinen que esas garantías y protecciones obstaculizarían la competitividad y el potencial de crecimiento futuro. Bien al contrario. Se asume y amenaza con que las economías que no sigan esos dictados serán barridas por el dumping social, fiscal, laboral, ambiental, etc. en el que se afanan dichas sociedades de mercado11“En ausencia de un tribunal internacional que juzgue si un país es culpable de este tipo de prácticas” (Stiglitz 2006: 133).

Se entiende así que en la China actual el esfuerzo en protección social12ILO (2017: 400), se excluye el vector sanitario
https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_604882/lang–en/index.htm
para necesidades básicas (desempleo, jubilación, maternidad, salud pública,…) tenga un nivel muy reducido como porcentaje de su riqueza nacional (en China un 6,3 % PIB en 2015, mientras en EE.UU. llegaba a un 19 %, y en España o Alemania al 25 %), como visualizamos en un mapa extraído de un reciente informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo.

ESFUERZO EN PROTECCIÓN SOCIAL COMO PORCENTAJE DEL PIB (2015)

Fuente: ILO (2017: 170)

Abundando en esta dimensión, y según un Índice sobre la distribución equitativa de los recursos educativos y sanitarios13V-Dem (2019: 66-67), https://www.v-dem.net/vdemds.html (por países y a escala mundial), mientras Estados Unidos cae de la posición 11ª que ocupa por nivel de ingresos por habitante a la 78ª en tal distribución equitativa (con un descenso de 67 posiciones), China pasa de la 77ª a la 120ª (cae 43 posiciones). Descensos que confirman una senda convergente hacia la devaluación de tales necesidades preferentes en lo que aquí denomino Chimérica. Y, de rebote, en el resto del mundo.

China está forzando a otros muchos países, que compiten con sus productos en el mercado mundial, a caminar por la misma senda: laminar la transformación del crecimiento económico en desarrollo social.

China está forzando a otros muchos países, que compiten con sus productos en el mercado mundial, a caminar por la misma senda: laminar la transformación del crecimiento económico en desarrollo social. Un diagnóstico que se amplificaría aún más de incluir dimensiones ambientales, de trabajo digno o decente14OIT (2015) “Estado del trabajo decente en el mundo”, definición en página 4; https://www.ugt.es/sites/default/files/node_gallery/Galer-a%20UGT/Informe_OIT_Trabajo_Decente_en_el_Mundo.pdf proliferación de trabajo no digno o decente en connivencia con los sindicatos oficiales, Ríos (2016: 109-110); provocando una igualación a la baja en cascada en otros países, Fishman (2006: 378), de lo que se favorecen las multinacionales globales., etc.

Las libertades de sindicación, acción colectiva o cogestión de los trabajadores en las empresas también se van a ver cercenadas si un país transita hacia una sociedad de mercado en vez de hacerlo hacia una sociedad decente. Es lo que comprobamos en un ranking laboral mundial15ITUC (2018: 10); https://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/ituc-global-rights-index-2018-en-final-2.pdf, elaborado con otro índice sintético que resume casi un centenar de indicadores relativos a derechos laborales, y que va de la escala 1 (esporádica violación de derechos) a la 5 (no garantía de derechos). Según este índice, la sociedad de mercado norteamericana se sitúa en la escala 4 (sistemática violación de los derechos sindicales), mientras que la China se sitúa incluso por debajo, en la escala 5.  Estamos de nuevo en Chimérica: sociedad global de mercado a ambos lados del Pacífico. Una sociedad transnacional en la que líderes políticos y hombres de empresa hacen negocios con violaciones sistemáticas de los derechos laborales, sociales y humanos16Aguirre (2000: 168-169) citando al analista Fared Zakaria y su concepción de democracias iliberales, autoritarias o postdemocráticas..

Como quiera que en China no está permitido organizar sindicatos libres, el poder crear sindicatos independientes de trabajadores es hoy un asunto crucial para la agenda de una sociedad decente en ese país17Meisner (1999: 515, 596-597); George (2002: 99) propone que la OIT certifique que se permiten la libre sindicación y la negociación colectiva en el comercio internacional, para evitar la «carrera hacia el abismo».. Porque el ochenta por ciento de las empresas privadas de China incumplen la legislación laboral, mientras la muy oficial Federación Nacional de Sindicatos de China, con más de trescientos millones de afiliados18https://es.wikipedia.org/wiki/Federaci%C3%B3n_Nacional_de_Sindicatos_(China), se desentiende de tales incumplimientos.

Mientras tanto la precariedad, la desregulación, los bajos salarios, la falta de seguridad, las jornadas de doce a catorce horas diarias, de siete en siete días19Ríos (2007: 83-87, 97-98, 210-211), alcanzar una jornada semanal de 35 horas es algo que no está en la cabeza “de los dirigentes de los sindicatos o del partido” (op. cit. p. 86), la ausencia de contrato en ocho de cada diez trabajadores del sector privado, la indefensión, el no poder acceder a servicios médicos ni exigir un salario en caso de accidente, las horas extras sin pagar, la ausencia de normas de seguridad y la elevada siniestralidad son el pan nuestro de cada día. No es extraño que la desigualdad social en estas circunstancias se agudice, y que la escalera social cada vez funcione peor.

También que los servicios públicos universales no puedan corregir al mercado20Por eso “el aumento de los ingresos fiscales es vital para resolver la problemática básica de la economía china”, Bregolat (2007: 143). Bien al contrario, será lo privado lo que corrompa a lo público para maximizar beneficios, dejando como rastro (y apenas punta del iceberg) a decenas de miles de funcionarios sancionados. O que en cuatro quintas partes de las empresas privadas que operan en China se estime que no se respeta la legislación laboral ni cotizan a la Seguridad Social. Lo que explicaría que menos de la mitad de los trabajadores urbanos tengan cubiertos los riesgos de desempleo, de cobertura médica o de jubilación21Lemoine (2007: 62, 91); Ríos (2016: 117-118).

La corrupción campante en una sociedad de mercado busca justamente lo contrario: que el Estado no corrija, sino que se amolde a las prácticas no competitivas y de ignorancia de las normativas. Por eso según un Índice de Corrupción22V-Dem (2019: 40); https://www.v-dem.net/vdemds.html elaborado por la Universidad de Gothenburg, China, que ocupa la posición mundial en ingresos por habitante 77ª en 2017, cae a la posición 90ª en un ranking de menor a mayor corrupción, mientras Estados Unidos pasa de la 11ª a la 30ª. Descienden trece y diecinueve posiciones respectivamente.

Se comprueba así que los derechos sociales conviven mal con la deriva neoliberal de ambos países. En los que se estaría forzando un dumping laboral, social, fiscal y ambiental a escala global, bajo el ideologema de la competitividad y los costes.

Se comprueba así que los derechos sociales conviven mal con la deriva neoliberal de ambos países. En los que se estaría forzando un dumping laboral, social, fiscal y ambiental a escala global, bajo el ideologema de la competitividad y los costes. Según la lógica23La OMC se crea apenas seis años antes -en 1995- para dar impulso a una nueva etapa de globalización comercial que acelera (cadenas globales, digitalización, containers) la iniciada en la postguerra con el GATT (1950-1990), Requena (2017). de una Organización Mundial de Comercio (OMC) a la que China se incorporó en el año 2001.

No es casual que la ratificación por el estado chino en ese mismo año del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que fuera firmado por China en 1997, y que desarrolla el art. 23.4 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU (sobre derecho a fundar sindicatos y a afiliarse a ellos) se condicionase a una reserva de aplicación de acuerdo con las leyes chinas. Lo que impide su efectivo cumplimiento, sin interferir en absoluto en su encaje en la OMC, porque24George (2002: 39) “la OMC no está vinculada a la Carta, ni a la declaración Universal de los Derechos Humanos, ni al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ni a la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados”.

 Caminar en sentido opuesto, y trascender a la OMC en lo social y laboral para evitar una devaluación global de tales derechos, reclama un nuevo Contrato Social Global que debiera canalizarse por el Consejo Económico y Social de la ONU en ausencia de mejores alternativas25Stiglitz (2006: 358 y 361). Mientras tanto el conocido como Consenso de Washington (1989) se acomoda como un guante a la desregulación y liberalización de mercados de la OMC en numerosos países26https://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington; lo que no impide que EE.UU. sea uno de los países con más expedientes en la OMC, Arrighi (2007: 202) y que, recientemente, llegase a vetar su Tribunal de Arbitraje (https://elpais.com/economia/2019/12/07/actualidad/1575722876_123844.html)..

Aunque el denominado27https://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Pek%C3%ADn Consenso de Beijing (2004) no suponga tampoco una cabal alternativa en relación al acomodo de una Sociedad Decente frente a una Sociedad de Mercado. Más bien envuelve un argumento económico cínico para justificar la falta de libertades políticas, en palabras de Pankaj Mishra (2014: 456). Pues se centra en dotar de infraestructuras productivas a los países con los que China comercia, dentro de la OMC, pero no programas de protección social28Ramo (2004); Xi Jinping se refiere a distintos aspectos en las relaciones comerciales pero no a la protección social o a los derechos laborales, Ríos (2019: 68), como por ejemplo el énfasis en las infraestructuras dentro de la Iniciativa de la Franja y de la Ruta.: “sin opinar ni valorar sobre un eventual cumplimiento o no en algún aspecto de los derechos humanos, o del cuidado del medio ambiente, o alguna otra cuestión de principios y/o de carácter interno”.

Lo que, eufemísticamente, argumenta Henry Kissinger29Kissinger (2012: 16, 300); un ejemplo (eso de relación homogénea) de manual de sumisión neoliberal, Prada (2019: 60 y ss.) como que las “diferentes concepciones del orden interno” no interfieran en una relación homogénea de mercado, para que “la ideología quede relegada a la gestión interior de cada país”. Actuar así supone universalizar de forma multilateral aquella reserva interna, e incumplir en cada país derechos básicos universales subordinándolos a un pretendido derecho superior a la subsistencia y al crecimiento económico, con el eufemismo de que cada uno pueda escoger su vía para defender los derechos humanos internamente30Vaz-Pinto (2010: 77) remite los parágrafos 19-22 del documento ONU de 10 noviembre de 2008 (A/HRC/WG.6/4/CHN/2), Kissinger (2012: 468). Al final lo que obtenemos es crecimiento sin desarrollo.

En consecuencia solo se proyectan los valores del mercado a través de las fronteras31En un ejemplo de manual de lo que denomino una abducción neoliberal, Prada (2019: 60 y ss.); así el acuerdo RCEP con Japón, Corea del Sur y otros catorce países asiáticos no tiene ningún capítulo sobre exigencias medioambientales o de derechos laborales (https://elpais.com/opinion/2020-11-20/mas-que-un-tratado.html)., pero no otros valores como se pone de manifiesto en una detallada revisión de las relaciones económicas sino-africanas. Relaciones calificables, bajo la premisa de no interferir en los asuntos internos, de sujetas a escasos condicionantes medioambientales y sociales, con escaso respeto por los derechos humanos y de falta de transparencia32Manji, F. y Marks, S. (2007: 88, 99)..

Esta deriva globalizadora, que en el Pacífico lideran Estados Unidos y China en sendas post democracias del uno por ciento bajo la cobertura de la Organización Mundial de Comercio, condiciona lo que el resto de países pueden o deben hacer, provocando que la protección y los derechos sociales en el mundo se igualen indefectiblemente a la baja33Lin Yue (2013: 221) igualación a la baja en salarios y oportunidades de empleo.. Para regocijo de hiper capitalistas e inversores mil millonarios que consideran la economía global como un océano de aguas internacionales con banderas de conveniencia y paraísos fiscales.

China, miembro de la OMC desde diciembre del 2001, ¿va a estampar «Made in prison» sobre las cajas destinadas a la exportación?. Se calcula que hay como mínimo cinco millones de trabajadores en el gulag chino fabricando productos para la exportación.

Lo que Susan George califica de carrera hacia el abismo. Pues uno siempre puede producir más barato abusando de los trabajadores y del medio ambiente, sin discriminar por principios sociales o ecológicos. De nuevo Chimérica34George (2002: 27-28).: “China, miembro de la OMC desde diciembre del 2001, ¿va a estampar «Made in prison» sobre las cajas destinadas a la exportación?. Se calcula que hay como mínimo cinco millones de trabajadores en el gulag chino fabricando productos para la exportación. En Estados Unidos, los reclusos son subcontratados sobre todo para gestionar las reservas de numerosas compañías aéreas, sin que por esa razón sean excluidas del comercio internacional”.

Lo que presiona para que países como Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Islandia, Irlanda, Italia, Países Bajos o Noruega, que lideran en el mundo el respeto por los derechos laborales así como el esfuerzo en protección social, cada día que pase se alejen más de una sociedad decente e inclusiva, para seguir los derroteros de la sociedad de mercado global35Gray (2000: 121 y 270); los apologistas lo ven muy de otra manera: “la globalización, además de sacar de la pobreza a millones de personas en el mundo, ha mejorado también la capacidad de las economías avanzadas para aumentar el bienestar de sus ciudadanos” en Cuadernos de Información Económica, nº 276, mayo-junio 2020, FUNCAS.

No será que todo esto suceda por falta de previsión. Que, por sorpresa, la elevada tasa de crecimiento de estos años sea inversamente proporcional a la tasa de protección social. Al menos si tenemos presente que ya en las negociaciones previas al ingreso en la Organización Mundial de Comercio36Ríos (2007: 103, 116-117); con lo que la reserva y relativismo de los derechos sociales en aras del crecimiento salvaje, se concreta en su laminación por pasiva y por activa., “… se omitió cualquier referencia a las llamadas cláusulas sociales, es decir, a aquellas normas que reglamentan los derechos económicos, laborales y sociales vigentes en los mercados nacionales y también las referidas a cuestiones ambientales y de sustentabilidad”.

Será justamente este pactado dumping (fiscal, laboral, salarial, social, ambiental, ..) auspiciado por las multinacionales globales el que llegue a enfrentar a los estadounidenses –y a los ciudadanos de los países ricos en general- entre sí como compradores y trabajadores37Fishman (2006: 355); Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 27), Shenkar (2005: 43, 233), Sandel (2020: 266).. Al provocar despidos masivos por un lado, y devaluación salarial con consumismo a menor precio por otro38Despidos: tanto de trabajadores menos cualificados (Stiglitz 2006: 101), como altamente cualificados (Stiglitz 2006: 341). Respecto a los salarios “…dado el tamaño relativo de las poblaciones, lo más probable es que ese punto de convergencia esté más cerca de lo que se percibe en China y la India de lo que se cobra en Europa o Estados Unidos”.. Enfrentando a cada uno de ellos entre su yo como productor y su yo como consumidor.

Conduciéndonos -al mismo tiempo- a escenarios de incertidumbre y ausencia total de resiliencia o autonomía en los aprovisionamientos, como se puso de manifiesto a escala global en la pandemia del covid-19 en el año 2020. Algo que también explicará la rápida recuperación de las exportaciones desde China (equipos de protección médica, para teletrabajo, etc.) en dicho año39Vidal, M. y Santiso, J. (2020); rápida recuperación (https://elpais.com/economia/2020-10-19/china-deja-atras-el-virus-con-un-crecimiento-del-49-en-el-tercer-trimestre-de-2020.html), con crónica precariedad laboral, (https://www.infolibre.es/mediapart/economia-reactiva-china-pandemia-costa-precarizar-empleo_1_1188075.html).. Un colapso que, por ejemplo para el caso de España, colocó abruptamente sobre la mesa el evaluar40Esteban (2020: 9).cuánto quieren depender de proveedores chinos en sectores tan sensibles como los suministros médicos y las redes de comunicación 5G”.

En este punto me parece imprescindible plantearse –tanto en el Occidente rico como en la China actual- esta pregunta clave que se hace Michel Sandel41Sandel (2013: 84); dilema que no es ajeno al contraste confuciano entre lo colectivo y lo individual, Torras (2013: 91).: “¿Qué debemos hacer cuando la promesa de crecimiento económico, o de eficiencia económica, significa poner precio a bienes que consideramos que no tienen precio?”. O, lo que es lo mismo: ¿qué necesidades deben ser de cobertura y garantía universal para así salvaguardar valores como la dignidad, el respeto, la libertad, el altruismo o la equidad?. Para que así la prosaica consigna del presidente Deng (enriquecerse es glorioso) no se acompañe de una crisis generalizada de las conquistas morales y sociales42Dudo que Deng conociese, para inspirarse, lo que había recomendado un prosaico Keynes en 1931: “La avaricia, la usura y la precaución deben ser nuestros dioses durante un poco más de tiempo, porque son las únicas que nos pueden sacar del túnel de la necesidad económica”, citado por Skidelsky (2012: 57)

Para salvaguardar esos valores y evitar esa crisis me parece nuclear, en una sociedad decente y no de mercado, esta demanda de la ya citada Carta 08 de la oposición en China43https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_08: “debemos introducir un sistema adaptado y justo de seguridad social para todos los ciudadanos, y asegurar el acceso de todos a la educación, a la salud a la jubilación, y al trabajo”.

se hace necesaria una profunda reforma de la OMC, evitando que la ampliación de los mercados de bienes, y la liberación de los mercados de capitales, entren en conflicto con otros objetivos humanos

Con medidas como el incremento de los salarios (que favorecería el consumo interno), la mayor cobertura de los servicios públicos universales educativos, sanitarios o de pensiones (por ejemplo ofreciendo a los inmigrantes los derechos a una residencia urbana). Dos mejoras que se contrapondrían a un modelo de crecimiento económico vertiginoso basado en el ahorro e inversión, tanto empresarial como público44Lin Yue (2013: 228-230).

Cierto que, para avanzar en esa dirección, se hace necesaria una profunda reforma de la OMC, evitando que la ampliación de los mercados de bienes, y la liberación de los mercados de capitales, entren en conflicto con otros objetivos humanos45Crouch (2004: 119); para una crítica al FMI, el Banco Mundial o la OMC-GATT, Amin (1999: 33-48), alternativas en op. cit., p. 58 y ss.; de estas y de la ONU realiza también una crítica Monbiot (2003) con propuestas concretas. Para superar su funcionamiento tecnocrático-neoliberal, más allá de la nacionalidad de quién las presida, Bustelo (2010: 87). Pues mientras así no se haga, si China se ajusta en lo que vende o exporta a su lógica, se estarán corroyendo las posibilidades internas de abrir camino a una sociedad decente (trabajo digno, protección social, ambiental) en todo aquello que vende. Y en todo aquello que compra o importa –como ya está sucediendo- estará desentendiéndose de si en esos países proveedores los precios “competitivos” incluyen o no esas garantías de una sociedad decente. Solo así podremos46Manji, F. y Marks, S. (2007: 175).garantizar que las inversiones de las multinacionales, de China o de otra parte, gestionen su negocio de forma que no contradiga la cohesión social”.

De no hacerlo, la pretendida mano invisible47Mano de hierro en guante de terciopelo neoliberal, según Laval y Dardot (2013: 350). de la sociedad de mercado hará inviable una sociedad decente: tanto dentro de China como en todos los países con los que comercia (a los que compra o a los que vende). Porque el mismo dinero que compra millonarios aprovisionamientos energéticos o de materias primas, compra votos, silencios o hegemonías48Frankopan (2018: 582 y 586) se refiere a la no censura de China en el conflicto Rusia-Ucrania en el Consejo de Seguridad en 2014 y a sus crecientes influencias africanas. (por ejemplo en la ONU y otros organismos multilaterales). Conformando un poder blando, del dinero, no menos imperial que el poder duro de las armas.

Se habría hecho así realidad la siguiente inversión, barruntada por J.K. Fairbank hace más de tres décadas49Fairbank (1986: 24); como señala Kissinger (2012: 42) los puntos desde los que se habría iniciado la invasión capitalista a China… podrían así pasar a formar parte de China: Chimérica.: “Es indudable que las influencias de modernización de China hasta ahora han provenido principalmente de fuera, pero en el futuro al cual todos nos enfrentamos, el equilibrio podría llegar a cambiar”.

Algo que habría sucedido cuando China, poniendo en valor su ingente dimensión como país y su tamaño como mercado, pudo exigir la transferencia de tecnología como condición para permitir la entrada de inversionistas extranjeros50Shenkar (2005: 20); imposición que a finales de 2020 parece abandonarse en el acuerdo de inversiones con la UE (así como la obligada participación de un socio local) para desactivar las crecientes cautelas y recelos ante los inversores chinos en Europa (https://elpais.com/internacional/2020-12-30/la-ue-cierra-un-pacto-con-china-para-reequilibrar-sus-relaciones-comerciales.html). Como en el caso de la fallida compra de la empresa alemana de microchips Aixtron, Muñoz (2018: 84). Siendo así cómo, influencias que parecen venir de fuera, podrían serlo en realidad de China hacia su exterior. Un equilibrio que, para el mega mercado chino (y asiático), sería muy fácil de revertir dentro de una Chimérica en la que la tradicional hegemonía económica global occidental quedase sencillamente subsumida.

Y aquí encaja como un guante el acuerdo de enero de 2020 sobre no devaluación del dólar y el yuan, de compensar el déficit comercial norteamericano con mayores importaciones alimentarias y de dejar al margen las cuestiones sensibles de soberanía digital. Reforzando un encadenamiento simbiótico aún mayor entre ambas sociedades de mercado51https://elpais.com/internacional/2020/01/15/actualidad/1579104872_254391.html); de los cinco monopolios citados más atrás -Samir Amin (1999: 19, 45)- solo en el de armas de destrucción masiva EE.UU. conservaría una clara hegemonía, en el resto (financiero sobre todo) la erosión de tal hegemonía es patente..

Porque, dentro y fuera de tal espacio, se hacen trampas al solitario aquellos dirigentes políticos que alardean de su no interferencia en los asuntos internos respecto a los países con los que realizan negocios52Manji, F. y Marks, S. (2007: 99); Bregolat (2007: 43, 392) sostiene, con buen criterio, que la OMC es uno de los frentes de batalla para progresar en la defensa de los derechos humanos en China.. Porque los negocios internacionales (dentro del marco actual de la OMC) incorporan ya una opción política: sociedad de mercado y no sociedad decente.

También sociedades dudosamente democráticas por muy ricas que sean. Pongamos por caso Singapur y Hong-Kong. Que descienden en un ranking mundial de calidad democrática casi cien posiciones respecto a la que ocupan según nivel de ingresos por habitante. Anotando una caída tan poco virtuosa como la de China (que pasa de la 77ª posición en ingresos, a la 169ª, en el Liberal Democracy Index53V-Dem (2019: 54-55), https://www.v-dem.net/vdemds.html sirva de contraste Noruega que es sexta en riqueza por habitante y primera en dicho índice. Singapur se convierte así en un modelo para China: de crecimiento económico con escasa democracia.mundial de 2018). En todos esos casos la igualación a la baja a escala global (provocada por el dominio de las mercancías, sus precios y el dinero) del bienestar social, al no transformar crecimiento en desarrollo o en calidad democrática, se traducen en una captura de rentas por los respectivos multimillonarios-plutócratas pero no en una sociedad global decente. Y por eso es hoy China el lugar donde no pocas multinacionales obtienen la mayor parte de sus beneficios54Fishman (2006: 248) cita los casos de General Motors o Wolkswagen..

Bien al contrario, en el terreno económico y para una sociedad decente, se hace necesario implementar propuestas como la de un impuesto mundial progresivo sobre el capital55Gravar el valor del capital (inmuebles, máquinas, equipamientos) Piketty (2015: 179), Piketty (2014: 574 y ss.) (por encima de un millón de euros) que bien podría estar asociado a una renta básica universal. Lo que permitiría romper con las sociedades de castas plutocráticas hereditarias (basadas en vínculos familiares y de nación) que a día de hoy explican la mayor parte de las desigualdades globales, y hacerlo mediante la ampliación de la actual redistribución dentro de los Estados ricos a escala mundial.

Lo que implicaría universalizar el principio del velo de la ignorancia por medio de una redistribución internacional56Rawls (2001: 177) (https://es.wikipedia.org/wiki/Posici%C3%B3n_original);  sobre un contrato social global, Kaldor (2005: 27), para impedir que una parte de la sociedad domine al resto,ya sea en los Estados Unidos o en China. Solo así tomaría cuerpo una cabal Ilustración planetaria para el siglo XXI. En las antípodas del viejo imperialismo57Golden (2012: 79) que campó a sus anchas en Asia bajo la tapadera de los valores de la Ilustración europea del siglo XIX. Gobierno mundial que también reclama Ian Morris citando a Einstein58Morris (2010: 695); “Tianxia” (todo bajo el cielo) en la tradición china, gobierno mundial que beneficia a todas las naciones, Montobbio (2021: 119).

Porque, en ausencia de tales planteamientos, China, hoy ya como primera potencia económica mundial del siglo XXI, se convertirá -más cada día que pasa- en cómplice y parte del capitalismo menos civilizado. Como resultado asombroso de la virtual abducción capitalista de un partido nominalmente comunista59Para Meisner (1999: 546) la definición de socialismo de Deng Xiaoping lo hace indistinguible del capitalismo (“liberar las fuerzas productivas y lograr la prosperidad”) y califica de oxímoron eso de “sistema económico de mercado socialista” (op. cit. p. 575). A semejanza de la economía social de mercado como oxímoron ordoliberal ya en 1946 en Alemania, Laval y Dardot (2013: 119).. Y así, bajo la batuta de una plutocracia comunista, y el señuelo de avanzar hacia una presunta fase inicial del socialismo (algo que su actual presidente Xi Jinping promete culminar en el año 2049), lo que realmente se impulsan son las capacidades y el desarrollo de las fuerzas productivas habituales en el capitalismo, en compañía de una galopante desigualdad social60Cita la fecha de Xi Jinping, Lampton (2015: 304); crecimiento impulsado por una burocracia capacitada, Fairbank (1986: 368); para Bregolat (2007: 45) se trataría de una “evolución pacífica hacia el capitalismo”, con lo que, apostilla irónicamente, “podríamos situarnos fácilmente en el año 2300 o 2400 antes de que se dieran las condiciones para establecer el comunismo” (op. cit. p. 33). En esto no habría acertado un, con frecuencia, clarividente J. Needham (1969: 187): “…la decisión gradual pero irrevocable de este vasto pueblo de omitir el estadio capitalista del desarrollo económico”..

Ya que, si nos distanciamos de un cierto imperialismo intelectual occidental61Así lo plantea Fairbank (1986: 389) (paradójicamente interiorizado por la plutocracia dirigente del PCCh) según el cual la transición del feudalismo al capitalismo en China se estaría realizando por un socialismo de características chinas, lo que nos queda entre las manos –en lo que va del siglo XIX al XXI- es la transición de una plutocracia de ancestrales dinastías en declive62Para Gernet (2005: 440) ya las dinastías Ming y Qing anotaban “una hipertrofia de la centralización burocrática y un sistema de relaciones humanas que tiene todo el aspecto de un tráfico de influencias”. a otras emergentes. Ahora con las sucesivas generaciones de cúpulas del PCCh, en círculos que no superan las cincuenta personas clave, con una tupida red de relaciones personales (guanxi) que va de los mayores a los más jóvenes. Plutocracias nominalmente comunistas que de facto aceleran, hasta el momento presente, un radical capitalismo de Estado. Con lo que el complejo gubernamental de Zhongnanhai en Pekín será, desde 1949 hasta la actualidad, una ciudad no menos prohibida que su antecesora63La expresión es de Glover (2001: 392); capitalismo de Estado también para Vidal, M. y Santiso, J. (2020).

También comprobamos cómo, en todo tiempo y lugar, quién detenta un gran poder económico lo transforma en un determinante poder político (en relación a la libertad de información, de prensa o de voto, a la libertad de asociación, de sindicación o de manifestación). Un poder que subordina la democracia (ya autodenominada liberal, ya popular) a una plutocracia del uno por ciento. Ejemplo paradigmático de tal cosa lo será en China el empresario milmillonario Rong Yiren64Bregolat (2007: 290), https://fr.wikipedia.org/wiki/Rong_Yiren que llegará a ser vicepresidente de la República Popular entre 1993 y 1998.

Toman así carta de naturaleza las más negras previsiones de Robert A. Dahl en su análisis crítico de la deriva y tutelaje de nuestras democracias. En el caso de China para su democracia popular. Democracias en decadencia que mutan en regímenes jerárquicos, con súbditos agradecidos y consumistas (que no ciudadanos) obligados por leyes que no han aprobado65Dahl (1989: 82, 151, 336, 407) en una versión corregida y ampliada de la distopía “1984” de G. Orwell. De ahí el interés del PCCh en analizar, para emular, a partidos occidentales que han monopolizado durante décadas el gobierno de sus países, Zakaria (2009: 98). En una sugerente revisión de las distopías (Villanueva, 2020) sorprende comprobar que se reconozcan en la actual Norteamérica deTrump, pero que a China ni se la nombre..

Ciudadanos crecientemente consumistas que, en agradecimiento de poder serlo, se declaran satisfechos con el régimen político que se lo hace posible. Lo que podría denominarse una tiranía amable66Expresión que tomo de Darío Villanueva (https://vimeo.com/421442937); la mejora del nivel de vida coloca en China en un lugar secundario las votaciones, Heberer (2006: 364): si no la cuestionas, tendrás tu creciente cuota de consumismo garantizada. Consumismo por comunismo.

Tal satisfacción y respaldo solo podrán quebrarse si se toma conciencia colectiva de que las necesidades preferentes y básicas (sanidad, educación, pensiones, desempleo, etc.) es imposible que alcancen una cobertura igualitaria a través del mercado y de que, al mismo tiempo, existen muchas cosas valiosas que no tienen precio y están siendo laminadas por la sociedad de mercado67Valores posmaterialistas, de las consecuencias de no hacerlo así me ocupo en Prada (2017).

Todo lo cual se visualiza si evaluamos el esfuerzo para gastos públicos en relación al PIB, un menor esfuerzo convergente en Chimérica que, de momento, está muy alejado del que se realiza en el conjunto de las sociedades de la eurozona.

Fuente: Elaboración propia con datos del FMI (2020b)

https://www.imf.org/en/Publications/FM/Issues/2020/04/06/fiscal-monitor-april-2020

Es ésta una convergencia poco virtuosa derivada de una particular comunidad de intereses a ambos lados del Pacífico. De aquellos dos mundos en «coevolución» para Henry Kissinger68Kissinger (2012: 539 y ss) que usa esta metáfora biológica, prestada de J.C. Ramo al que más atrás hemos citado en relación al Consensus de Beijing.. Siendo así que los intereses cruzados de China en Estados Unidos son de tal magnitud que los hijos de Jiang Zemin, Li Peng o Zhu Rongji no solo estudiaron en este país, sino que gestionan negocios con empresas americanas69Aguirre (2000: 287); también se formó en EE.UU. (Harvard) el actual hombre fuerte chino para asuntos económicos Liu He (https://es.wikipedia.org/wiki/Liu_He). Y, a la inversa, lo mismo sucede con familiares de altos dirigentes norteamericanos en China: desde Trump hasta Biden.

Como nos recuerda Fareed Zakaria, que no emplea el término Chimérica -aunque de su análisis emerja del recuadro que insertamos a continuación- sucedería en la actualidad algo semejante a lo que otrora aconteciera al imperio británico. Que en su día se entregó a un prestamista americano que lo superaba en tamaño70Zakaria (2009: 161). Al igual que hoy sucede al que se entrega al prestamista chino. Lo tenía claro la secretaria de Estado Hilary Clinton cuando se preguntaba71https://www.razon.com.mx/mundo/china-es-el-banquero-de-eu-acepta-hillary-clinton/: “¿cómo puedes negociar con mano dura con tu banquero?”.

Así el abductor neoliberal (Estados Unidos) acabará siendo abducido por la gigantesca criatura que puso en movimiento (China): con el resultado de un Bollywood llamado Chimérica. Que influye de forma profunda y trascendental, como aquí hemos revisado, en todo el mundo72Hu Angang (2009: 277).

En un primer movimiento desde Norteamérica se abduce a China, con la lógica del mercado y del dinero (con frecuencia no competitivos) en todas las actividades productivas y sociales. Pero también para que el Estado limite su papel redistributivo (para que bienes preferentes como la sanidad, educación o pensiones sigan la lógica del mercado). Al mismo tiempo se hace que el Estado se ponga al servicio (dentro y fuera del país) de las necesidades de capitalistas e inversores (con desregulación laboral, fiscal o ambiental o con inversiones de infraestructuras o tecnológicas).

Y, en un segundo movimiento, el gigante chino abducido y esa plutocracia de las multinacionales estarán en condiciones de imponer, a la baja, tal lógica en más áreas del mundo (incluidos los propios Estados Unidos). El resultado de este doble movimiento, que hemos detallado a lo largo de este ensayo, es lo que denominamos Chimérica como abducción neoliberal.

Si esto es así, lo que en China algunos rotulan con el eufemismo de socialismo de mercado no sería otra cosa que un iliberalismo activo. Que nunca ignora el carácter construido del funcionamiento del mercado. La novedad de tal neoliberalismo es pensar el orden del mercado como un orden construido, que hace imprescindible el dirigismo del Estado.

Estamos ante un constructo en el que las diferencias de fondo entre el llamado Consenso de Washington y el de Beijing se habrían difuminado hasta ser esencialmente indistinguibles73“… ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”, palabras con las que ya finaliza George Orwell su libro de 1945 sobre la deriva estalinista como alternativa al capitalismo, Orwell (1973: 181). Como también será indistinguible la lógica de fondo de una post-democracia representativa, como la norteamericana, respecto a una post-democracia popular como la china.

En ambos casos tan importante es el Estado para la razón neoliberal de los negocios, que nunca se dejará al alcance de una mayoría popular cualquiera, siempre debe ser pilotado por una élite (meritocrática y/o plutocrática) que se auto considera competente. Para ello debe limitarse el poder del pueblo y protegerse al gobierno ejecutivo de eventuales interferencias caprichosas de una improbable, pero no imposible, mayoría de la población. Si acaso que nombren quién les dirigirá, pero que no nos digan lo que hay que hacer en cada momento74Prada (2019: 66-69).

Robert Dahl dejó abierto75Dahl (1999: 191); las perspectivas de una China democrática son para él muy dudosas (op. cit. p. 166). Porque el éxito económico excepcional podría ser compatible con “una presencia fuerte del Estado”, en expresión de Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 73) “… el desenlace de un memorable drama histórico que habrá de representarse durante el siglo XXI, que revelará si el régimen no democrático de China puede resistir las fuerzas democratizadoras liberadas por el capitalismo de mercado”.

Claro que es más que razonable sospechar que las mismas fuerzas que él enumera como corrosivas de las democracias con economías de mercado (como sucede en la Unión Europea o en los Estados Unidos), estén ya anclando a China en una particular convergencia postdemocrática y de tutelaje76Así Kissinger (2012: 483) documenta presiones de empresas norteamericanas a su propio gobierno para pasar por alto los derechos humanos en China.. Al servicio de una reestructuración del sistema global de negocios en el hipercapitalismo digital posterior a la desaparición de la Unión Soviética. En suma: las fuerzas corrosivas se imponen a las democratizadoras.

ya sucede con el creciente déficit democrático de los parlamentos nacionales, en relación a los asuntos e instituciones de la globalización e internacionalización (FMI, OMC, BM, etc.), que se acaban gestionando con el pensamiento único de elites políticas, tecnocráticas y burocráticas.

Lo que ya sucede con el creciente déficit democrático de los parlamentos nacionales, en relación a los asuntos e instituciones de la globalización e internacionalización (FMI, OMC, BM, etc.), que se acaban gestionando con el pensamiento único de elites políticas, tecnocráticas y burocráticas77Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 67); y así desde Beijing hasta New York sacan “un enorme provecho del orden internacional vigente”, Bustelo (2010: 126). También con el creciente control de fuerzas armadas y policiales sobre las libertades democráticas efectivas de los ciudadanos. Con la galopante desigualdad entre los ciudadanos que si lo son en bienes económicos difícilmente no lo serán políticamente. Con la traslación de un despotismo de gestión, habitual en las empresas privadas (donde propiedad y control no son igualitarios), a la gestión pública.

O con el uso de las modernas TIC no para una información y deliberación creativa sino más bien para todo lo contrario. Como en el sistema de perfil78 Se trataría de un registro dang’an computerizado y gestionado por IA https://en.wikipedia.org/wiki/Public_records_in_China. de Sesame Credit (interferido por el Banco Central de China como se señaló más atrás) que, más allá de la puntuación de conductas, puede utilizar la IA y el big data para primar/moldear las conductas deseables en una aplicación pionera de las líneas de ingeniería social de Silicon Valley para el control social a lo largo y ancho de toda Chimérica79Zuboff (2020: 519, 525); el episodio titulado “Nosedive” (“Caída en picado” o “Caída en desgracia”) de la tercera temporada de la serie de tv Black Mirror recrea las ilimitadas potencialidades de manipulación y control social de la gestión del big data con algoritmos de IA, (https://es.wikipedia.org/wiki/Nosedive). Desembocándose80La primera parte de la cita en Dahl (1999: 200), los factores antes enumerados en op. cit. p. 133, 135, 169, 180, 196, 200, 205-6, 211. La segunda parte son palabras de uno de los asesores de Obama, citadas por Zuboff (2020: 171)., como resultado de todo ello, en “un sistema en el que los muchos apenas pueden hacer algo para evitar el control del poder por parte de unos pocos”… ya que “sabemos a quién va a votar la gente antes incluso de que lo hayan decidido

Tanto en Estados Unidos como en China. Lo que, al mismo tiempo, abre la posibilidad catastrófica de que en vez de una coevolución armoniosa surjan conflictos fuera de control. Pongamos por caso por el bloqueo o seguridad en el big data, las rutas de aprovisionamiento o la autonomía productiva respectiva. Lo que Niall Ferguson denomina fina línea entre simbiosis y rivalidad en Chimérica81Ferguson (2009: 361); en mi citado libro (Prada: 2021) dedico las páginas finales 118-128 a lo que nombro como “Momento rivalidad: un telón digital” por el que en la actualidad todo parece indicar que transitamos: https://www.sinpermiso.info/textos/de-chimerica-a-un-emergente-telon-digital..  

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  • 1
    Se reproduce aquí con ligeras modificaciones una parte del final de mi ensayo “El regreso de China” (Mundiediciones, 2021) (ver aquí un fragmento) que se acaba de publicar en Gaceta Sindical (2022) nº 39 (pp. 53-75), https://www.ccoo.es/b7faef77f05ac86ed2de9d2102776ad5000001.pdf
  • 2
    Wang (2008: 20, 71, 83, 160, 196); para evitar que una economía de mercado se convierta en una sociedad de mercado, ver Sandel (2013: 18), solo cuando “existen cosas que el dinero puede, pero no debe, comprar” (op. cit. p. 99). Sobre la campante y global opción neoliberal de las últimas décadas, Laval y Dardot (2013)
  • 3
    J.G. Ballard (2007: 225), “Milagros de vida” (Random House, Barcelona)
  • 4
    Citas de Wang (2008: 87, 133) y Dahl (1989: 43 y 76); también Klein (2007: 45); ver detalles en Prada (2019: 130); también Sandel (2020: 157, 263, 288) como sociedad del bien común frente a la sociedad de mercado, op. cit. p. 274
  • 5
    Landsberger (2008: 447 y 450)
  • 6
    Los llamados príncipes comunistas forman parte del uno por ciento global “serán ciudadanos del mundo pero sin aceptar y ni siquiera reconocer ninguna de las obligaciones que representa la ciudadanía”, Reich (1991: 300). Ríos (2016: 110) relata síntomas de tal secesión en China.
  • 7
    Dahl (1999: 100); para Meisner (1999: 595) lo que hay en China es “desarrollo capitalista y dictadura política”. Sobre el carácter oficial de los Sindicatos en China, Yu Keping (2006: 351)
  • 8
    https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_08
  • 9
    Stiglitz (2006: 28) “…el problema no es la globalización en sí misma, sino la manera en la que se ha gestionado”.
  • 10
    La globalización orientada al mercado (neoliberal, el capitalismo global) como antítesis de la senda para una sociedad decente es reiterada en Sandel (2020: 13, 73, 75, 112)
  • 11
    “En ausencia de un tribunal internacional que juzgue si un país es culpable de este tipo de prácticas” (Stiglitz 2006: 133)
  • 12
  • 13
  • 14
    OIT (2015) “Estado del trabajo decente en el mundo”, definición en página 4; https://www.ugt.es/sites/default/files/node_gallery/Galer-a%20UGT/Informe_OIT_Trabajo_Decente_en_el_Mundo.pdf proliferación de trabajo no digno o decente en connivencia con los sindicatos oficiales, Ríos (2016: 109-110); provocando una igualación a la baja en cascada en otros países, Fishman (2006: 378), de lo que se favorecen las multinacionales globales.
  • 15
  • 16
    Aguirre (2000: 168-169) citando al analista Fared Zakaria y su concepción de democracias iliberales, autoritarias o postdemocráticas.
  • 17
    Meisner (1999: 515, 596-597); George (2002: 99) propone que la OIT certifique que se permiten la libre sindicación y la negociación colectiva en el comercio internacional, para evitar la «carrera hacia el abismo».
  • 18
  • 19
    Ríos (2007: 83-87, 97-98, 210-211), alcanzar una jornada semanal de 35 horas es algo que no está en la cabeza “de los dirigentes de los sindicatos o del partido” (op. cit. p. 86)
  • 20
    Por eso “el aumento de los ingresos fiscales es vital para resolver la problemática básica de la economía china”, Bregolat (2007: 143)
  • 21
    Lemoine (2007: 62, 91); Ríos (2016: 117-118)
  • 22
  • 23
    La OMC se crea apenas seis años antes -en 1995- para dar impulso a una nueva etapa de globalización comercial que acelera (cadenas globales, digitalización, containers) la iniciada en la postguerra con el GATT (1950-1990), Requena (2017).
  • 24
    George (2002: 39)
  • 25
    Stiglitz (2006: 358 y 361)
  • 26
    https://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington; lo que no impide que EE.UU. sea uno de los países con más expedientes en la OMC, Arrighi (2007: 202) y que, recientemente, llegase a vetar su Tribunal de Arbitraje (https://elpais.com/economia/2019/12/07/actualidad/1575722876_123844.html).
  • 27
  • 28
    Ramo (2004); Xi Jinping se refiere a distintos aspectos en las relaciones comerciales pero no a la protección social o a los derechos laborales, Ríos (2019: 68), como por ejemplo el énfasis en las infraestructuras dentro de la Iniciativa de la Franja y de la Ruta.
  • 29
    Kissinger (2012: 16, 300); un ejemplo (eso de relación homogénea) de manual de sumisión neoliberal, Prada (2019: 60 y ss.)
  • 30
    Vaz-Pinto (2010: 77) remite los parágrafos 19-22 del documento ONU de 10 noviembre de 2008 (A/HRC/WG.6/4/CHN/2), Kissinger (2012: 468)
  • 31
    En un ejemplo de manual de lo que denomino una abducción neoliberal, Prada (2019: 60 y ss.); así el acuerdo RCEP con Japón, Corea del Sur y otros catorce países asiáticos no tiene ningún capítulo sobre exigencias medioambientales o de derechos laborales (https://elpais.com/opinion/2020-11-20/mas-que-un-tratado.html).
  • 32
    Manji, F. y Marks, S. (2007: 88, 99).
  • 33
    Lin Yue (2013: 221) igualación a la baja en salarios y oportunidades de empleo.
  • 34
    George (2002: 27-28).
  • 35
    Gray (2000: 121 y 270); los apologistas lo ven muy de otra manera: “la globalización, además de sacar de la pobreza a millones de personas en el mundo, ha mejorado también la capacidad de las economías avanzadas para aumentar el bienestar de sus ciudadanos” en Cuadernos de Información Económica, nº 276, mayo-junio 2020, FUNCAS.
  • 36
    Ríos (2007: 103, 116-117); con lo que la reserva y relativismo de los derechos sociales en aras del crecimiento salvaje, se concreta en su laminación por pasiva y por activa.
  • 37
    Fishman (2006: 355); Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 27), Shenkar (2005: 43, 233), Sandel (2020: 266).
  • 38
    Despidos: tanto de trabajadores menos cualificados (Stiglitz 2006: 101), como altamente cualificados (Stiglitz 2006: 341). Respecto a los salarios “…dado el tamaño relativo de las poblaciones, lo más probable es que ese punto de convergencia esté más cerca de lo que se percibe en China y la India de lo que se cobra en Europa o Estados Unidos”.
  • 39
  • 40
    Esteban (2020: 9).
  • 41
    Sandel (2013: 84); dilema que no es ajeno al contraste confuciano entre lo colectivo y lo individual, Torras (2013: 91).
  • 42
    Dudo que Deng conociese, para inspirarse, lo que había recomendado un prosaico Keynes en 1931: “La avaricia, la usura y la precaución deben ser nuestros dioses durante un poco más de tiempo, porque son las únicas que nos pueden sacar del túnel de la necesidad económica”, citado por Skidelsky (2012: 57)
  • 43
    https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_08
  • 44
    Lin Yue (2013: 228-230)
  • 45
    Crouch (2004: 119); para una crítica al FMI, el Banco Mundial o la OMC-GATT, Amin (1999: 33-48), alternativas en op. cit., p. 58 y ss.; de estas y de la ONU realiza también una crítica Monbiot (2003) con propuestas concretas. Para superar su funcionamiento tecnocrático-neoliberal, más allá de la nacionalidad de quién las presida, Bustelo (2010: 87)
  • 46
    Manji, F. y Marks, S. (2007: 175).
  • 47
    Mano de hierro en guante de terciopelo neoliberal, según Laval y Dardot (2013: 350).
  • 48
    Frankopan (2018: 582 y 586) se refiere a la no censura de China en el conflicto Rusia-Ucrania en el Consejo de Seguridad en 2014 y a sus crecientes influencias africanas.
  • 49
    Fairbank (1986: 24); como señala Kissinger (2012: 42) los puntos desde los que se habría iniciado la invasión capitalista a China… podrían así pasar a formar parte de China: Chimérica.
  • 50
    Shenkar (2005: 20); imposición que a finales de 2020 parece abandonarse en el acuerdo de inversiones con la UE (así como la obligada participación de un socio local) para desactivar las crecientes cautelas y recelos ante los inversores chinos en Europa (https://elpais.com/internacional/2020-12-30/la-ue-cierra-un-pacto-con-china-para-reequilibrar-sus-relaciones-comerciales.html). Como en el caso de la fallida compra de la empresa alemana de microchips Aixtron, Muñoz (2018: 84)
  • 51
    https://elpais.com/internacional/2020/01/15/actualidad/1579104872_254391.html); de los cinco monopolios citados más atrás -Samir Amin (1999: 19, 45)- solo en el de armas de destrucción masiva EE.UU. conservaría una clara hegemonía, en el resto (financiero sobre todo) la erosión de tal hegemonía es patente.
  • 52
    Manji, F. y Marks, S. (2007: 99); Bregolat (2007: 43, 392) sostiene, con buen criterio, que la OMC es uno de los frentes de batalla para progresar en la defensa de los derechos humanos en China.
  • 53
    V-Dem (2019: 54-55), https://www.v-dem.net/vdemds.html sirva de contraste Noruega que es sexta en riqueza por habitante y primera en dicho índice. Singapur se convierte así en un modelo para China: de crecimiento económico con escasa democracia.
  • 54
    Fishman (2006: 248) cita los casos de General Motors o Wolkswagen.
  • 55
    Gravar el valor del capital (inmuebles, máquinas, equipamientos) Piketty (2015: 179), Piketty (2014: 574 y ss.)
  • 56
    Rawls (2001: 177) (https://es.wikipedia.org/wiki/Posici%C3%B3n_original);  sobre un contrato social global, Kaldor (2005: 27)
  • 57
    Golden (2012: 79)
  • 58
    Morris (2010: 695); “Tianxia” (todo bajo el cielo) en la tradición china, gobierno mundial que beneficia a todas las naciones, Montobbio (2021: 119)
  • 59
    Para Meisner (1999: 546) la definición de socialismo de Deng Xiaoping lo hace indistinguible del capitalismo (“liberar las fuerzas productivas y lograr la prosperidad”) y califica de oxímoron eso de “sistema económico de mercado socialista” (op. cit. p. 575). A semejanza de la economía social de mercado como oxímoron ordoliberal ya en 1946 en Alemania, Laval y Dardot (2013: 119).
  • 60
    Cita la fecha de Xi Jinping, Lampton (2015: 304); crecimiento impulsado por una burocracia capacitada, Fairbank (1986: 368); para Bregolat (2007: 45) se trataría de una “evolución pacífica hacia el capitalismo”, con lo que, apostilla irónicamente, “podríamos situarnos fácilmente en el año 2300 o 2400 antes de que se dieran las condiciones para establecer el comunismo” (op. cit. p. 33). En esto no habría acertado un, con frecuencia, clarividente J. Needham (1969: 187): “…la decisión gradual pero irrevocable de este vasto pueblo de omitir el estadio capitalista del desarrollo económico”.
  • 61
    Así lo plantea Fairbank (1986: 389)
  • 62
    Para Gernet (2005: 440) ya las dinastías Ming y Qing anotaban “una hipertrofia de la centralización burocrática y un sistema de relaciones humanas que tiene todo el aspecto de un tráfico de influencias”.
  • 63
    La expresión es de Glover (2001: 392); capitalismo de Estado también para Vidal, M. y Santiso, J. (2020)
  • 64
  • 65
    Dahl (1989: 82, 151, 336, 407) en una versión corregida y ampliada de la distopía “1984” de G. Orwell. De ahí el interés del PCCh en analizar, para emular, a partidos occidentales que han monopolizado durante décadas el gobierno de sus países, Zakaria (2009: 98). En una sugerente revisión de las distopías (Villanueva, 2020) sorprende comprobar que se reconozcan en la actual Norteamérica deTrump, pero que a China ni se la nombre.
  • 66
    Expresión que tomo de Darío Villanueva (https://vimeo.com/421442937); la mejora del nivel de vida coloca en China en un lugar secundario las votaciones, Heberer (2006: 364)
  • 67
    Valores posmaterialistas, de las consecuencias de no hacerlo así me ocupo en Prada (2017)
  • 68
    Kissinger (2012: 539 y ss) que usa esta metáfora biológica, prestada de J.C. Ramo al que más atrás hemos citado en relación al Consensus de Beijing.
  • 69
    Aguirre (2000: 287); también se formó en EE.UU. (Harvard) el actual hombre fuerte chino para asuntos económicos Liu He (https://es.wikipedia.org/wiki/Liu_He)
  • 70
    Zakaria (2009: 161)
  • 71
  • 72
    Hu Angang (2009: 277)
  • 73
    “… ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”, palabras con las que ya finaliza George Orwell su libro de 1945 sobre la deriva estalinista como alternativa al capitalismo, Orwell (1973: 181)
  • 74
    Prada (2019: 66-69)
  • 75
    Dahl (1999: 191); las perspectivas de una China democrática son para él muy dudosas (op. cit. p. 166). Porque el éxito económico excepcional podría ser compatible con “una presencia fuerte del Estado”, en expresión de Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 73)
  • 76
    Así Kissinger (2012: 483) documenta presiones de empresas norteamericanas a su propio gobierno para pasar por alto los derechos humanos en China.
  • 77
    Mandelbaum, J. y Haber, D. (2005: 67); y así desde Beijing hasta New York sacan “un enorme provecho del orden internacional vigente”, Bustelo (2010: 126)
  • 78
    Se trataría de un registro dang’an computerizado y gestionado por IA https://en.wikipedia.org/wiki/Public_records_in_China.
  • 79
    Zuboff (2020: 519, 525); el episodio titulado “Nosedive” (“Caída en picado” o “Caída en desgracia”) de la tercera temporada de la serie de tv Black Mirror recrea las ilimitadas potencialidades de manipulación y control social de la gestión del big data con algoritmos de IA, (https://es.wikipedia.org/wiki/Nosedive)
  • 80
    La primera parte de la cita en Dahl (1999: 200), los factores antes enumerados en op. cit. p. 133, 135, 169, 180, 196, 200, 205-6, 211. La segunda parte son palabras de uno de los asesores de Obama, citadas por Zuboff (2020: 171).
  • 81
    Ferguson (2009: 361); en mi citado libro (Prada: 2021) dedico las páginas finales 118-128 a lo que nombro como “Momento rivalidad: un telón digital” por el que en la actualidad todo parece indicar que transitamos: https://www.sinpermiso.info/textos/de-chimerica-a-un-emergente-telon-digital.