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Economía moral

Julio Boltvinik. Publicado originalmente para La Jornada.

Es una doble pena. No sólo miles de hectáreas de naturaleza se convirtieron en humo este verano en el mundo, sino que estos incendios provocaron emisiones récord de CO₂ en julio y agosto”. Así dice el mensaje que me envió Miguel Valencia, líder de la lucha en México contra el cambio climático (CC). En las últimas semanas me he percatado que todos debemos poner el horror del CC en nuestra agenda como la 1ª prioridad. Seguir el ejemplo de Naomi Klein (NK) quien en This Changes Everything. Capitalism vs the Climate (edición en español: Esto lo cambia todo) narra que durante años pensó que el CC habría que dejárselo a los especialistas, hasta que se dio cuenta que esto era mirar a otro lado o voltear la cara, otra forma de negar el cambio climático. Señala que:

“Muchos nos involucramos en esta clase de negación del CC. Vemos por un instante y después miramos a otro lado. O vemos y lo convertimos en broma, que es otra manera de voltear la cara. O lo vemos, pero nos decimos que los seres humanos son astutos y encontrarán un milagro tecnológico que absorberá el carbón … lo cual es otra manera de voltear la cara. O vemos, pero pensamos que es más eficiente concentrarnos en el desarrollo económico que en el CC, pues la riqueza es la mejor protección contra los extremos climáticos, como si tener unos dólares más hiciera mucha diferencia cuando nuestra ciudad esté debajo del agua. Esta es otra manera de mirar a otro lado. O lo vemos, pero nos decimos que tenemos mucho trabajo para ocuparnos de algo distante y abstracto, aunque entendible, esta es otra manera voltear la cara. O lo vemos, pero nos decimos que sólo podemos centrarnos en nosotros: meditar, comprar en tiendas de agricultores, dejar de usar nuestro automóvil, pero olvidamos tratar realmente de cambiar los sistemas que hacen inevitable el CC. Y entonces parece que realmente estamos mirando, porque cambiar nuestro estilo de vida es una parte de la solución; pero aún tenemos un ojo bien cerrado. O quizás sí vemos realmente, pero después se nos olvida. Recordamos y volvemos a olvidar. Es difícil mantener el CC en la mente por mucho tiempo. Negamos porque tememos que dejar en nuestra mente la realidad plena de la crisis lo cambiará todo. Y tenemos razón” (pp.3-4).

No quiero tener que decir dentro de algunos años volteé la cara; miré a otro lado. Para ayudarme a no voltear la cara y ayudarte también a ti, amable lector, inicio hoy (entre otras cosas) una serie de entregas sobre CC. Sabemos, continúa Naomi Klein, que si seguimos dejando crecer las emisiones, el cambio climático lo cambiará todo. Y que no tenemos que hacer nada para que esto ocurra. Basta con no reaccionar como si esto fuera una crisis hecha y derecha. Basta con seguir negando lo asustados que estamos. NK advierte que no todo está perdido, que hay maneras de prevenir este siniestro o al menos a hacerlo menos calamitoso. Pero la trampa es que dichas maneras también significan cambiarlo todo: cómo vivimos, cómo funcionan nuestras economías, incluso las historias sobre nuestro lugar en la tierra. La buena noticia es, añade, que muchos de estos cambios no son catastróficos. El libro de NK citado es de 2014, y desde entonces ha escrito otros libros también sobre CC (no ha volteado la cara mirando a otra parte), que comentaré en esta serie junto con otras obras. Seré selectivo y me centraré en las corrientes del marxismo ecológico, en autores como John Bellamy Foster, que tienen la gran virtud, en concordancia con Naomi Klein, de unificar el análisis ecológico crítico con la economía política crítica, lo que permite ver que el capitalismo es el enemigo principal del clima, del planeta y de los seres humanos y que tiene que trascenderse para ganar esta batalla y salvar la civilización. Desde hace varios años me ubico en esta postura. De 2014 a julio de 2015 publiqué una serie de 16 entregas de Economía Moral titulada Múltiples tendencias anuncian el fin del capitalismo, varias de ellas centradas en el CC y dos que abordan el libro citado de NK, en cuyo último capítulo, titulado Los años bisiestos. Apenas hay tiempo suficiente para lo imposible, señala:

Sólo los movimientos masivos pueden salvarnos ahora. Sabemos hacia donde nos conduce el sistema prevaleciente. Sabemos cómo este sistema reaccionará ante una serie de desastres relacionados con el CC: buscando más rentabilidad y escalando la barbarie para segregar a perdedores de ganadores. Para llegar a esa distopía todo lo que necesitamos hacer es seguir por donde vamos… La resistencia masiva ha tomado el volante antes y lo puede volver a hacer ahora… Pero alcanzar las metas científicamente basadas significará forzar a algunas de las corporaciones más rentables del planeta a perder billones (millones de millones o trillones para los anglosajones) de ganancias futuras, dejando en el suelo las reservas probadas de combustibles fósiles. Las transformaciones necesarias para llegar a cero emisiones de CO₂ requerirá movilizar billones. Pregunta crucial es si un cambio económico de esta magnitud ha ocurrido jamás en la historia. En tiempos de guerra sí puede ocurrir con transformaciones de arriba abajo. ¿Pero alguna vez ha ocurrido con demandas de abajo arriba? En Occidente los antecedentes más invocados son el movimiento por los derechos humanos del siglo XX y los beneficios salariales y de seguridad social obtenidos por el movimiento obrero después de la Gran Depresión… La dependencia de la economía de EU del trabajo esclavo –particularmente en los estados del sur– es comparable con la enorme dependencia de la economía global de los combustibles fósiles, pero éstos no son moralmente equivalentes a la propiedad de esclavos… Lo anterior nos lleva de regreso al comienzo: el CC ocurrió en el peor momento. El mayor obstáculo para que la humanidad enfrente el CC es la incapacidad de la clase política de usar las herramientas y planes disponibles al respecto, pues hacerlo implica ir en contra de los postulados básicos de la sofocante ideología del libre mercado… ¿Cómo se cambia una visión del mundo, una ideología?… Tendremos que empezar a creer que la humanidad no es desesperanzadamente egoísta y codiciosa… Los años recientes han estado llenos de momentos en los que las sociedades deciden que ya basta, lo que Luis Hernández Navarro llamó la ‘efervescencia de la rebelión’. El CC llegó a la agenda pública en muy mal momento: en la cima del triunfalismo del libre mercado y el fin de la historia. [Pero] muchos de los obstáculos que impidieron una seria respuesta al CC están ahora erosionados. La ideología del libre mercado está desacreditada… y varias formas de pensamiento mágico han perdido ahora su fuerza. Muchos nos hemos dado cuenta que nadie va dar un paso adelante y arreglar esta crisis; que el cambio sólo ocurrirá si el liderazgo viene desde abajo… Hay pocas dudas que otra crisis nos verá en las calles otra vez, tomándonos a todos de sorpresa. Puesto que esos momentos cuando lo imposible parece de repente posible son tan raros, la próxima vez que uno aparezca debe ser aprovechado, no sólo para denunciar el mundo tal como es, sino como catalítico para construir el mundo que nos mantenga a salvo. Lo que está en juego es demasiado y el tiempo muy corto para conformarse con menos. NK pregunta a todos: La historia llama a tu puerta. ¿Contestarás?

¡2 de octubre no se olvida! ¡Cambiemos el sistema, no el clima!

A Josetxo Zaldua. In memoriam