Skip to content

El malware Pegaso fue empleado para la persecución de periodistas y activistas en 50 países

Publicado originalmente por la redacción de El Salto.

Una filtración masiva conecta el asesinato del opositor saudí Jamal Khashoggi, el periodista mexicano asesinado, o la exposición de una activista azeríe con los servicios de ciberespionaje ofrecidos por NSO, una compañía israelí.

La compañía israelí NSO espió a activistas sociales de distintos países facilitando una violación masiva de derechos humanos a escala global. Es la principal conclusión del Proyecto Pegaso, publicado por un consorcio de 17 medios de comunicación de diez países distintos que pone en evidencia prácticas de vigilancia a través de dispositivos móviles que son ofrecidas a empresas y Estados para el control de la disidencia con el nombre de ese caballo mitológico. El listado de NSO recoge hasta 50.000 números de teléfono que han sido vigilados desde 2016, se ha corroborado que fue usado al menos en 37 dispositivos.

Entre los números de los que no hay constancia de que hayan sido usados, los diarios que forman parte del consorcio han identificado a más de 1.000 personas en más de 50 países: varios miembros de la familia real saudí, al menos 65 ejecutivos de empresas, 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos ministros del gabinete, diplomáticos y oficiales militares y de seguridad. Los números de varios jefes de Estado y primeros ministros también aparecieron en la lista.

El consorcio Forbidden Stories y Amnistía Internacional han destapado el registros de esos números de teléfono seleccionados por clientes de NSO en más de 50 países desde 2016. La justificación de la empresa NSO es que sus servicios se ofrecen para detener el crimen y la delincuencia, sin embargo, los registros señalan que el objetivo prioritario ha sido la persecución de militancia.

Pegasus funciona como un malware que infecta iPhones y dispositivos Android. A través de este programa, se pueden extraer mensajes, fotos y correos electrónicos, grabar llamadas y activar micrófonos en secreto. Los datos sugieren que Gobiernos de México, Francia, Hungría, Turquía, Marruecos, Togo, Argelia, Ruanda, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Dubai, Qatar, Bahrein, Yemen, India, Pakistán, Azerbaiyán y Kazajstán han sido usuarios de los servicios de NSO.

“El número de periodistas identificados como objetivos ilustra vívidamente cómo se ha utilizado Pegasus como una herramienta para intimidar a los medios críticos», ha dicho la directora de Amnistía Internacional

No obstante se desconoce el alcance de los seguimientos, dado que el hecho de que los móviles aparezcan en esos listados no implica que haya sido activado el programa de malware. La lista no identifica quién le puso los números, ni por qué, y se desconoce cuántos de los teléfonos fueron atacados o vigilados, según ha relatado The Washington Post, uno de los medios implicados en el consorcio que ha destapado el escándalo, “pero el análisis forense de los 37 teléfonos inteligentes muestra que muchos muestran una estrecha correlación entre las marcas de tiempo asociadas con un número en la lista y el inicio de la vigilancia, en algunos casos tan breve como unos pocos segundos”. Los datos contrastados por Forbidden Stories muestran que 180 periodistas han sido espiados en India, México, Hungría, Marruecos y Francia.

Amnistía Internacional ha encontrado evidencias de que el software espía de NSO fue usado por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos para atacar los teléfonos de los colaboradores cercanos del columnista de The Washington Post, Jamal Khashoggi, en las fechas previas y posteriores a su asesinato en 2018 en el consulado de Arabia Saudita en Estambul (Turquía).

“El número de periodistas identificados como objetivos ilustra vívidamente cómo se ha utilizado Pegasus como una herramienta para intimidar a los medios críticos. Se trata de controlar la narrativa pública, resistir el escrutinio y reprimir cualquier voz disidente”, denunció Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

El malware habría sido empleado para obtener fotografías íntimas de la activista y periodista Fatima Movlamli, entonces de 18 años, que fueron publicados en una página de Facebook

Pero no se trata solo de periodistas: defensores de derechos humanos, académicos, empresarios, abogados, médicos, dirigentes sindicales, diplomáticos, políticos y varios jefes de Estado habrían sido el objetivo del espionaje llevado a cabo por esta compañía israelí.

Por su parte, NSO ha rechazado la investigación y considera que parten de “suposiciones erróneas” y “teorías no corroboradas”.

Agnès Callamard publicó ayer, 18 de julio, fecha de difusión de las investigaciones, una declaración en la que ataca a NSO: “Si bien la empresa afirma que su software espía solo se usa para investigaciones legítimas de delitos y terroristas, está claro que su tecnología facilita el abuso sistémico [y se] se beneficia de las violaciones generalizadas de los derechos humanos”.

Amnistía Internacional ha pedido una moratoria inmediata “sobre la exportación, venta, transferencia y uso de tecnología de vigilancia”.

Casos destacados

The Guardian, uno de los medios que forman parte del consorcio que ha destapado el proyecto Pegasus, expone algunos de los casos. En Azerbayán, el malware habría sido empleado para obtener fotografías íntimas de la activista y periodista Fatima Movlamli, entonces de 18 años, que fueron publicados en una página de Facebook. Además, los teléfonos de seis activistas fueron difundidos en TV.

Umar Khalid, líder de Democratic Students’ Union, se encuentra actualmente en prisión en India acusado en base a pruebas que podrían haber sido obtenidas mediante Pegasus. No se trata, ni de lejos, del único teléfono registrado en las listas de NSO en el país gobernado por Narendra Modi.

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, juez y expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es uno de los que aparece en el listado como susceptible de ser espiado en México. También está el número de Cecilio Pineda Birto, periodista asesinado en 2017, destinado en Tierra Caliente, en el estado de Guerrero. Su teléfono aparece registrado dos veces, la segunda vez unos días antes de su asesinato por parte de unos sicarios que le acribillaron desde una moto cuando se encontraba limpiando su coche.

El espionaje a periodistas es una mancha que también se extiende a Marruecos, Kazajistán, Emiratos Árabes Unidos o Ruanda.