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Inflación eléctrica: coste marginal y tope al gas natural

Albino Prada. Publicado originalmente en Sin Permiso

El sistema marginalista de fijación del precio de la electricidad en España se ha convertido en una bomba inflacionaria de letales consecuencias sistémicas. Es cierto que poco margen de acción tenemos para evitar que los precios del gas importado, y utilizado para generar electricidad, se hayan multiplicado por más de seis veces entre el primer trimestre del año pasado y el de este año (ver en el gráfico, de 17 euros a 109 euros). A no ser que prescindamos del mismo gracias a un impulso radical de las energías renovables y un freno del consumo.

RATONERA MARGINALISTA ORDOLIBERAL

Pero lo que no es de recibo es que una materia prima, que apenas aporta el 20 % de la energía primaria necesaria para generar electricidad en España, provoque una sextuplicación del precio del megavatio (MWh) (en el gráfico de 52 euros a 295 euros). Que lo haga directamente en el denominado mercado regulado y a medio plazo en el llamado libre con contratos anuales. Toda una bomba inflacionaria marginalista que se traslada al conjunto de la economía.

Fuente: elaboración propia (gas aquí) (Mwh aquí)

Tal resultado solo sería razonable si todas las energías primarias utilizadas se encareciesen seis veces en un año, lo que no es el caso ni para las renovables (eólica, solar, hidráulica,…) ni para la nuclear, ni para los derivados del petróleo. Aunque, al mismo tiempo que bomba inflacionaria, así se consigan más beneficios caídos del cielo por esas tecnologías que facturan al acelerado precio del Mwh.

Así las cosas procede desactivar esta bomba inflacionaria, pero ¿cómo hacerlo?

¿HAY ALTERNATIVA A LA RATONERA MARGINALISTA?

Una forma simple y lógica de hacerlo sería abandonar el sistema marginalista y sustituirlo por una media trimestral ponderada de las energías primarias utilizadas, a semejanza de como los distintos bienes de consumo afectan al IPC global estimado por el INE mensualmente (ver aquí). Un sistema que si es coherente para agregar los precios en general, también debiera serlo para los de la electricidad en particular. Un cambio de sistema sin nacionalizar nada y sin romper con la economía de mercado, dos cosas a las que, en el caso de la energía, habría que darles una o dos vueltas.

En una simulación (ver el segundo gráfico), para los precios reales del gas en los últimos doce meses, suponiendo un aporte constante del gas de una quinta parte de la generación, observamos que la electricidad en vez de acercarse a los trescientos euros (MWh) se habría encarecido hasta los cien euros. De manera que el sistema de media ponderada reduciría la inflación eléctrica a la tercera parte de la observada con el sistema marginalista en España, aún a pesar de haberse sextuplicado los precios del gas natural.

Fuente: elaboración propia (medpond) y real (aquí)

Este sistema garantizaría unos precios medios ponderados del Mwh suficientes para que las tecnologías renovables sigan atrayendo inversiones (a ser posible de pequeñas y medianas iniciativas locales) y siendo rentables social y ambientalmente.

EL REMIENDO DE LA RATONERA CON UN TOPE

Al parecer a causa de dificultades insalvables para adoptar esta media ponderada por parte de la Comisión Europea (a causa de que el fundamentalismo ordoliberal alemán manda), España y Portugal buscaron una vía alternativa: fijar un tope máximo al coste del gas incluido en la generación. Un remiendo, un parche, por la puerta de atrás de un sistema marginalista que hace aguas y es una bomba inflacionaria.

Así a finales de marzo se propuso a la Comisión Europea un tope de 30 euros para el gas que entrase en la generación eléctrica sin modificar el sacrosanto sistema marginalista. Eso supondría (véase el primer gráfico) situarse en los precios del gas del segundo trimestre de 2021, precios que se asociaban a un MWh por debajo de los cien euros. Una cifra que se consideraba alcanzable por parte del Gobierno.

Hay que decir que en ese momento el gas se imputaba a más de 100 euros, lo que dejaba en todo caso pendiente cómo compensar esa diferencia (del tope de 30 al coste de 100) a los generadores. Si esto fuese inocuo (cosa harto difícil como se verá) con ese tope tendríamos el mismo resultado que con la media ponderada: sobre 100 euros el Mwh.

Sin embargo muy pronto supimos que la Comisión Europea no iba a admitir un tope de 30 euros sino solo, y por un año, uno de casi el doble: 50 euros. Para ese precio del gas observamos en el primer gráfico que el sistema marginalista nos situaría en cifras de mediados del año pasado: unos 130 euros el Mwh.

Si bien por un lado reduciríamos el precio para la tarifa regulada más reciente (de 290 euros el 1T2022), estaríamos muy por encima de los 100 euros del sistema de media ponderada y, por otro, mientras en este último sistema el gas entra con su precio real de mercado (110 euros en dicho trimestre) en el sistema de tope aún quedaría por aclarar quién absorbe –y paga- el diferencial entre los 50 euros imputados y los 110 euros de coste real.

Así, en la referencia del Consejo de Ministros celebrado el 13 de mayo de 2022 (Real Decreto de 14 de mayo) el tope se gradúa entre los 40 euros en los seis meses iniciales y 70 finales al irse incrementando cinco euros al mes (art. 3.1). Su efecto se estima en los 130 euros Mwh ya citados para los usuarios del mercado regulado (PVPC) que tienen precios variables indexados al precio del pool marginalista.

Un precio (130 euros Mwh) con ese tope de gas que ya supera el que se establecería con un sistema de media ponderada (110 euros Mwh) para los precios actuales del gas. Pero un precio final que será mayor para los usuarios PVPC pues tendrán que absorber el diferencial entre el tope y el precio de mercado del gas (art. 9), estimándose que eso supondrá llegar a los 155 euros. Ciertamente una cifra muy por debajo del precio actual de mercado marginalista sin tope al gas (que se mueve ahora entre los 200 y 300 euros) pero mucho más caro que el derivado de un sistema de media ponderada.

En resumen: la vía elegida del tope al gas manteniendo el sistema marginalista es menos eficaz para frenar la inflación eléctrica que un sistema de media ponderada y traslada su coste a los consumidores, en vez de hacerlo contra los crecientes beneficios caídos del cielo que vienen obteniendo las grandes generadoras (entre nosotros Naturgy, Iberdrola y Endesa) gracias al sistema marginalista.

Dos post-datas asombrosas:

nº 1: pueden consultarse en este BOE las tres mil trescientas páginas (¡) del “Código de la energía eléctrica”.

nº 2: en vez de reunirse el INE con las eléctricas para educarlos en transformar la tarifa marginal en ponderada… ambos se reunieron para incorporar la tarifa marginalista libre (pues hasta ahora solo incluye la regulada) al IPC (que sigue el sistema de media ponderada).Albino Prada  Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo, fue miembro del Consejo Gallego de Estadística, del Consejo Económico y Social de Galicia y del Consello da Cultura Galega. Editor de los Documentos del Foro Económico de Galicia (2014-2018). Entre 2006-2018 fue columnista habitual de La Voz de Galicia; colabora en medios como Mundiario​, La Maleta de Portbou o infoLibre.​ Es miembro del Consejo Científico​ de Attac España