En el mes de julio de 2020 el Relator especial presenta este informe. Desde su introducción ya supone un jarro de agua fría y pública para tanto interés espurio:
“El discurso común de la comunidad de derechos humanos sostiene que los derechos humanos son neutrales en cuanto al tipo de proveedores y prestación de servicios de agua y saneamiento. El presente informe se opone a ese argumento. En él, el Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Sr. Léo Heller, parte de la premisa de que existen riesgos específicos para el disfrute de los derechos humanos al agua y al saneamiento en los casos de privatización, y que es necesario y pertinente analizar las dimensiones jurídicas, teóricas y empíricas de esos riesgos. El Relator Especial los examina basándose en una combinación de tres factores relacionados con el suministro privado de agua y saneamiento: la maximización de los beneficios, el monopolio natural de los servicios y los desequilibrios de poder. Mediante este marco analítico, identifica diferentes riesgos, entre ellos, la no utilización del máximo de recursos disponibles, el deterioro de los servicios, el acceso inasequible, la inobservancia de la sostenibilidad, la falta de rendición de cuentas y la desigualdad. También ofrece recomendaciones a los Estados y otros agentes para abordar y mitigar los riesgos identificados.”
Otra cara de la asimetría de poder es la posición que ocupan las entidades del sector privado en los foros de decisión, también en el plano internacional, la cual les facilita el acceso a las autoridades decisorias pertinentes y les brinda oportunidades para ejercer presión sobre ellos […] Estamos siendo testigos de lo que se denomina “captura corporativa”; las Naciones Unidas han permitido que las empresas tengan una gran influencia en los debates y decisiones. En particular en el sector del agua y el saneamiento, la fuerte presencia de los representantes de las empresas en los organismos internacionales se manifiesta en que muestran más capacidad para defender sus intereses y opiniones que otros representantes de la sociedad civil. […] El fenómeno de la “puerta giratoria” en el sector del agua y el saneamiento también es bien conocido, pues quienes desempeñan los cargos de ejecutivos de grandes empresas son las mismas personas que se encargan de la formulación de políticas de alto nivel. Todos estos factores relacionados con la asimetría de poder, de manera simultánea, otorgan capacidades a las entidades del sector privado, pueden dar lugar a un conflicto de intereses y permiten la influencia excesiva de los grupos de presión empresariales en la regulación de lo que debería ser un bien social y cultural en lugar de un bien económico.