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Quién gana, quién paga y quién sufre en la operación militar europea en el Mar Rojo

Fotografía:

El portaaviones estadounidense USS Dwight D. Eisenhower atraviesa el canal de Suez en 2016. / MC3 Grant G. Grady (U.S. Navy)

Artículo original publicado en ctxt.es por Alfons Pérez (ODG) / Nicola Scherer 

“Mientras tanto, la posición de España, por sentido de responsabilidad y por compromiso con la paz, es no intervenir en el Mar Rojo”.

Hace poco más de una semana, la ministra de Defensa, Margarita Robles, salía al paso de la posible participación de España en una intervención para defender el comercio internacional de las operaciones militares hutíes afirmando que, mientras la Unión Europea no decidiera conjuntamente su posición, España se mantendría comprometida con la paz. Curiosamente, lo que ha desbloqueado la acción militar conjunta europea ha sido el cambio de opinión de Moncloa que reconsideró su voto hacia una “abstención constructiva” en la reunión del Consejo Europeo del pasado martes 17 de enero, pese a que sigue insistiendo en que no participará en terreno.

Al comercio internacional ya lo protege el Mercado.

El objetivo que ha motivado el acuerdo para la operación europea y la intervención militar de EE.UU. y Reino Unido bombardeando diferentes puntos del Yemen es, aparentemente, proteger a los grandes buques de carga que transitan el Mar Rojo. La nueva ruta que han tomado las navieras comporta bordear África por el cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica lo que implica sumar de 10 a 15 días de tránsito. Este aumento considerable de los tiempos ha tenido tres impactos resaltables. El primero, es que la mayoría de barcos hacen escala en Durban, un puerto que no puede atender a  todos los mercantes. El segundo es que hay una menor disponibilidad de contenedores y esto relantiza aún más los movimientos de mercancías. Por último, las grandes empresas, por miedo al desabastecimiento, intentan hacer acopio de los recursos necesarios para la producción, aumentando la demanda y en consecuencia, su precio en el mercado. Además, como apuntábamos en un reciente artículo, las aseguradoras han multiplicado por diez las pólizas que cubren el tránsito marítimo por el Mar Rojo y el transporte aéreo también se está encareciendo.

La naviera danesa Maersk ha incrementado su valor en bolsa en un 28% en dos meses y la israelí Zim Integrated Shipping Services un 40%

Una muestra de lo que ha provocado el retraso en las entregas es la suspensión de turnos de trabajo en cuatro fábricas españolas de Michelin por la falta de materias primas, que llegan por mar desde Asia, necesarias para producir caucho.

Frente a estos argumentos que defenderían la necesidad de recuperar la normalidad en el Mar Rojo a través de las operaciones militares securitarias, existen otro tipo de análisis. Según El Mercantil, medio de comunicación especializado en el mundo del transporte y logística, 19 de las mayores empresas armadoras de contenedores a nivel mundial han aumentado su capitalización en casi 15 puntos desde la primera ofensiva yemení hasta final del año 2023. La incertidumbre hizo subir el precio de los fletes, que se ha duplicado para un contenedor de mercancías, y si suben las tarifas y los beneficios potenciales, los inversores se sienten más atraídos. Por este motivo, la naviera danesa Maersk ha incrementado su valor en bolsa en un 28% en dos meses y la israelí Zim Integrated Shipping Services un 40%.

¿Quién pagará las facturas? Inflación, reglas fiscales y austeridad 2.0.

Un impacto macroeconómico más que probable es un nuevo repunte de la inflación en Europa, porque las grandes armadoras están repercutiendo los costes adicionales al cliente final y por las tensiones en la demanda que contábamos anteriormente. A pesar de ello, no se espera que el proceso inflacionario sea del mismo calado que con la guerra de Ucrania, pero dependerá del grado de influencia que tenga el conflicto en el Mar Rojo respecto a la exportación de hidrocarburos. Aunque cabe recordar que Shell y BP han redireccionado sus grandes petroleros para evitar la zona de conflicto, y Qatar y Rusia han desviado barcos de gas natural licuado que tenían que cruzar el Canal de Suez.

La operación militar entronca con la creciente tendencia a las políticas de securitización en la Unión Europea

De todos modos, quizás lo más relevante de la operación militar europea es que entronca perfectamente con la creciente tendencia a las políticas de securitización en la UE que han llevado al mayor gasto militar de la historia. Tanto es así que el Consejo Europeo aprobó las reglas fiscales reformadas en diciembre de 2023 que, a falta de aprobación por el Parlamento Europeo, permitirían incluir los gastos en armamento de los países miembros como prioritarios, al mismo nivel que los gastos en seguridad energética e inversiones en la transición “verde” y digital. Las reglas fiscales retomarán el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con sus límites del 3% de déficit y del 60% de deuda pública, con una previsible austeridad 2.0 verde, digital y militar que priorizará, dicho claramente, el presupuesto militar a las partidas de educación y salud.

¿Y la población en Gaza? Beneficios sobre víctimas civiles.

No hay que olvidar que esto no es más que una derivada del genocidio que se está perpetrando en Gaza. En este sentido, la posición de España era la más firme contra la operación militar conjunta pero, a buen seguro, la presión de Estados Unidos ha surtido efecto. A finales de 2023, Biden y Sánchez mantuvieron una charla telefónica donde, entre otras cosas, abordaron la crisis del Mar Rojo. Más recientemente, el general Charles Brown, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, comentó en la red X que “España es un leal aliado de la OTAN y estoy agradecido por la duradera y estratégica relación de defensa entre nuestros dos países.” tras su conversación con su homólogo español, el almirante Teodoro López Calderón. Otra vez, EE.UU. marcando la agenda en un conflicto alejado de su territorio.

Aunque en este asunto, cabe fijar la mirada en cómo la mayoría de medios generalistas despolitizan al movimiento yemení, distinguiendo entre las “operaciones, intervenciones o acciones” de EE.UU., Reino Unido o la Unión Europea y los “ataques y asaltos” de los rebeldes hutíes. Lo cierto es que los yemeníes han repetido públicamente que actúan en solidaridad con la población palestina y para que acabe el genocidio. De ahí que el primer ministro de Qatar afirmara con rotundidad en el Foro Económico Mundial de Davos que la crisis del Mar Rojo no se desactivará sin resolver la crisis en Gaza.

Un hecho se repite con crudeza por tercera vez en esta década: beneficios multimillonarios en momentos de sufrimiento humano

En cambio, los mismos medios eluden el análisis de un hecho que se repite con crudeza por tercera vez en esta década: beneficios multimillonarios en momentos de sufrimiento humano. Hablamos de las grandes empresas que pescan en aguas removidas. Con el covid, las farmacéuticas; con la guerra en Ucrania, las energéticas; y con el genocidio en Gaza, las navieras. Todas ellas con una habilidad bien entrenada de mostrarse públicamente preocupadas con la situación –crisis sanitaria, energética, de suministros– y, a la vez, exprimir los beneficios repercutiendo los costos a la ciudadanía.

Por todas las víctimas civiles ¿lo vamos a volver a permitir?