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«¿Sociedad de mercado o sociedad decente?» (Prólogo)

Artículo original publicado en sinpermiso.info, autor Albino Prada

Introducción del ensayo publicado  en octubre de 2023 por la Universidade de Vigo (distribuído por Unebook) con una presentación de Yolanda Díaz

Durante los últimos cincuenta años ha sido imparable el proceso de incorporación de más y más bienes y, sobre todo, de nuevos servicios a la lógica de una economía de mercado. Al mismo tiempo se fueron limitando y cercenando aquellas necesidades preferentes cubiertas fuera del mercado, y de los precios, por el sector público de nuestras economías. Estas y otras mutaciones, auspiciadas por una ideología neoliberal que ya se considera la única razón del mundo, han transformado nuestras economías de mercado en problemáticas sociedades de mercado.

Ya en el año 1944 Karl Polanyi caracterizaba una tal sociedad de mercado como aquella gobernada por el crecentismo y la rentabilidad, también por el consumismo, por la monetización y privatización de los bienes comunales de toda naturaleza, por una competencia que deriva en cuasi monopolios y porque, si bien la sociedad de mercado se conforma de la mano del Estado, se ve a sí misma –y vende a quien se lo quiera comprar- que el Estado es responsable de todos sus males.

Frente a aquella doble mutación y a esa lógica creo que se debe argumentar bien la necesidad colectiva de cambiar de rumbo hacia una sociedad decente. Una tal sociedad remite al criterio del velo de la ignorancia de John Rawls. Según este criterio una sociedad decente o justa es aquella en la que hacemos un uso de la riqueza que hace posible que todos sus ciudadanos (independientemente del azar genético, familiar, regional, etc. que les haya correspondido) tengan las mismas oportunidades de una vida digna. Para conseguirlo los usos virtuosos de la riqueza deben ser alimentados y potenciados por una potente redistribución de la misma. Simplemente porque nadie, en ninguna parte del mundo, tiene derecho a toda la riqueza que cree haber ganado con su presunto único mérito y esfuerzo.

Solo entonces, frente a la rampante sociedad de mercado (con sus meritocracias, plutocracias o tecnocracias), nos acercaremos a una sociedad decente que disponga de mecanismos de protección contra la pobreza, la falta de vivienda, la explotación, la degradación de las condiciones laborales y la imposibilidad de acceder a la educación y a los servicios sanitariosDonde atributos como la decencia, igualdad, sencillez, solidaridad, humildad, generosidad, lealtad, honestidad, respeto, claridad o autenticidad tengan un campo abonado para florecer. La base de una real democracia social.

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Con este horizonte genérico en el primer capítulo de mi recién publicado ensayo ¿Sociedad de mercado o sociedad decente? (Universidade de Vigo, 2023) exploro los orígenes y consecuencias de la invasión por parte de la economía de mercado de casi todos los ámbitos de la vida en sociedad, al tiempo que señalo los atributos alternativos para una sociedad decente. Para ello, en los tres primeros apartados, analizo la razón neoliberal como punta de lanza del despliegue generalizado de la lógica de mercado. Siendo así que en todos los ámbitos de la vida social dominará la tensión del éxito, la elección permanente, la rivalidad o la competencia: los ganadores del mercado. Generándose plutocracias y despilfarros sociales.

En los cuatro apartados siguientes se focalizan algunas repercusiones políticas de esta mutación de una economía de mercado en una sociedad de mercado. Lo que considero corrosión neoliberal de las democracias, la camisa de fuerza que impide un nuevo contrato social, las dificultades para abrir camino a una cuarta socialdemocracia o las más específicas mutaciones capitalistas y socialdemócratas en España. Este primer capítulo del ensayo se cierra, primero, con una reflexión sobre las fronteras territoriales de una sociedad decente, a la vista de las desigualdades espaciales existentes en las sociedades de mercado y, en segundo y último lugar, revisando los argumentos que aconsejan obstruir no pocos intercambios para dar acomodo a una sociedad justa e igualitaria.

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En el segundo capítulo reviso nuestras sociedades de mercado a la luz de sus muy particulares formas de producción y de consumo energéticos. La relevancia y centralidad de este vector es crucial no solo por los efectos asociados de colapso climático, y de una obligada transición energética, sino porque buena parte de los logros del capitalismo en nuestra parte del mundo -en el último siglo- tienen que ver con la economía fósil. Se comprobará que para ajustar todas esas coordenadas, dentro de un país y a escala planetaria, es crucial optar entre una sociedad de mercado y una sociedad decente.

En este segundo capítulo se comprueba, por tanto, como la sociedad de mercado conformó una economía fósil-nuclear ajustando ese concreto desarrollo tecnológico a una ratonera comercial de megaescalas, megamáquinas, megaredes o megapoder controladas por muy grandes inversores y grupos financieros. Un diseño tecnológico gigantesco que, en definitiva, bloquea las alternativas centradas en lo resiliente y lo más local, ajustadas a una sociedad decente.

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En el siguiente capítulo, tercero del ensayo, se argumenta como ese mismo molde es el que se está replicando para la mutación digital de nuestras economías (del big data, de la inteligencia artificial o de la superinteligencia) de la mano de las conocidas como GAFAM en esta parte del mundo. Como en el caso de la energía, se dispondría de otras opciones de desarrollo de las mismas, pero todas ellas se han ido laminando en favor de una monetización, obsolescencia programada y captura de la privacidad como nunca antes se había imaginado. Muy lejos, cada vez más lejos, de los objetivos de una sociedad decente.

Analizadas, en los capítulos segundo y tercero, las incertidumbres a las que nos conduce la sociedad de mercado en lo energético (colapso climático) y en lo digital (dominio y manipulación), el capítulo cuarto se centra en analizar el origen y gestión de incertidumbres sanitarias. Porque si en 2020 fue la pandemia del Covid nada impide imaginar que muy pronto lo sea alguna superbacteria u otras amenazas derivadas de la manipulación genética. Como ahí se verá, también las potenciales medidas de precaución, de sanidad pública o de cobertura médica asociadas a una sociedad de mercado serán radicalmente distintas de las propias de una sociedad decente.

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En el último capítulo de este ensayo se reúnen no pocas reflexiones relacionadas con los cuatro capítulos anteriores que en su mayoría tienen como denominador común el estar motivadas por ensayos de otros autores sobre asuntos muy relacionados con el nuestro. Así en un primer bloque se agrupan análisis sobre ensayos recientes que considero directamente relacionados con los asuntos de fondo abordados en el primer capítulo. Complementariamente, en los apartados siguientes de este primer bloque, se concreta el concepto de sociedad decente por medio de análisis socioeconómicos cuantitativos para España, Estados Unidos o China. Sin olvidar la perspectiva del tiempo de trabajo, y el tiempo de ocio, como dimensión crucial de una sociedad decente.

Un segundo bloque de aportaciones versa sobre diversos aspectos tecnológicos abordados en el capítulo tercero. En este caso derivadas de la lectura y revisión de un buen puñado de ensayos sobre inteligencia artificial, sobre edición genética o sobre algoritmos y big data. Asuntos que se encuentran en la base de nuestras más actuales y cruciales incertidumbres, sobre todo si son gestionados con la lógica de una sociedad de mercado. Finalizo este segundo bloque recapitulando el tratamiento actual de riesgos e incertidumbres en dos informes internacionales de referencia. Para finalizar reuno en un cuarto bloque final aportaciones sobre el bien común, el apoyo mutuo, las infraestructuras colectivas o la reconstrucción de lo común como elementos clave de lo que debiera ser una sociedad decente frente a una sociedad de mercado.

Ya por último -en las conclusiones- se aplican los argumentos anteriores a un escenario -con el horizonte del año 2050- a escala mundial, europea y para España. Escenario en el que la sociedad de mercado configura una distopía social, frente al horizonte de posibilidades que abriría una sociedad decente.

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