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«Las políticas de paraíso fiscal de Holanda representan todo lo contrario de la solidaridad europea»

IVO ALHO CABRAL. Publicada originalmente por Público.es
Entrevista a Sven Giegold, Co-lider de Los Verdes alemanes y miembro de Attac

El coronavirus está resultando ser uno de los mayores exámenes para la unidad de la Unión Europea desde su creación hace más de sesenta años. Tras un primer momento de cierres de fronteras unilaterales, las capitales tratan de dar una respuesta coordinada al problema, pero las rencillas de la última crisis y los estereotipos han vuelto a aflorar. Uno de los principales ejemplos: el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, llegó a sugerir que el Sur necesita ayuda porque no ha ahorrado suficiente tras la crisis financiera.

Pero ni todos los alemanes ni todos los holandeses son tan egoístas como los pintan. Para demostrarlo, los partidos verdes europeos lanzaron hace algo más de una semana una campaña común en la que piden que se resuelva la crisis del COVID-19 con una muestra de solidaridad europea. Sven Giegold (1969) es uno de esos alemanes que piden cooperación europea para resolver el problema. «En España no podéis estar contentos si en Alemania nos va mal y nosotros no podemos ser felices si os va mal a vosotros».

Giegold es una de las principales voces de los Verdes en el Parlamento Europeo, después de haber liderado en Alemania, junto con Ska Keller, la campaña del partido para las últimas elecciones europeas en la que consiguieron un resultado sin precedentes: 21 escaños, solo por detrás de la CDU de Angela Merkel.

Activista por una economía al servicio de todos desde hace años (es uno de los fundadores de Attac en Alemania, creada en el 2000), y con una conexión especial con España ya que nació en Las Palmas de Gran Canaria, Giegold demanda la creación de coronabonos y soluciones conjuntas europeas para salir de esta. Atiende por teléfono a Público desde su residencia en el norte de Alemania, desde compagina estos días el teletrabajo con el cuidado de sus dos hijos.

P: ¿Cree que la Unión Europea ha estado a la altura de las circunstancias en la respuesta a la crisis del coronavirus?

S.G.: No se trata de la Unión Europea en sí. Es a los Estados miembros a quienes les llevó demasiado tiempo entender que estamos juntos en esto, tratando de resolver el problema con acciones unilaterales. Algunas de ellas totalmente opuestas a la solidaridad europea.

Las instituciones europeas han funcionado razonablemente bien. El Banco Central Europeo ha respondido con contundencia. La Comisión Europea lanzó la voz de alarma muy pronto, nada más llegaron las primeras noticias de China. Pero los estados les han dado competencias muy limitadas para ayudar.

Y ahora estamos en un gran lío, con algunos países cerrando las fronteras para las exportaciones de productos médicos, cerrando así el mercado común justo cuando más se necesita. Leo en la prensa española e italiana que es un fracaso de la Unión Europea. No: es un fracaso del intergubernamentalismo. Donde Europa tiene competencias, está actuando. Lo que está fallando es el Eurogrupo [reunión de ministros del euro], la cooperación entre los ministros de Sanidad y los controles fronterizos. Todo eso es nacional.

P: Si tomamos la perspectiva de un contribuyente alemán que puede pensar que tiene que pagar por los errores de España o Italia. ¿Cómo le convencería para hacerlo?

S.G.: Esa es una interpretación totalmente errónea. Nuestro problema no son los intereses de los contribuyentes alemanes sino el populismo político. Nunca hubo austeridad en Alemania. Hemos tenido tasas de interés hiperbajas que nos han ahorrado más de 400.000 millones de euros de dinero público, según el Bundesbank, pero los mercados de capitales siguen pensando que como España, Francia, Italia estaban en crisis, Alemania era el refugio seguro. Y que por eso nuestras finanzas públicas están en tan buena forma.

Estamos juntos en esto. Si otras partes de la eurozona están en problemas, nosotros también estamos enfermos. Muchos políticos de Europa no se atreven a decir a sus ciudadanos esta simple verdad: en España no podéis estar contentos si en Alemania nos va mal y nosotros no podemos ser felices si os va mal a vosotros. Al final todos pagaremos por ello. Los economistas entienden esto. La política populista no.

P: ¿Hay otros partidos en Alemania, además de los Verdes, que tengan este mensaje tan fuerte por la solidaridad europea?

S.G.: El domingo todos están de acuerdo con esto, pero llega el lunes y ya no. Excepto la extrema derecha, todos los discursos de los políticos alemanes sobre Europa están repletos de llamadas a la solidaridad europea. Pero cuando llega la hora de aplicarlo a la realidad tienen miedo de perder una parte de sus votantes que creen que Alemania podría arreglárselas sola en el mundo.

Es una idea totalmente errónea. Creo que es algo que pasa también en España, Francia y el Reino Unido. Todos recordamos esos tiempos en los que aún éramos grandes en el mundo, pero la gente no entiende que ese tiempo se ha acabado. Que comparados con China, todos somos pequeños.

P: Holanda se está beneficiando de su esquema fiscal con el que muchas empresas ahorran impuestos en la UE. ¿Están en posición moral de negarle ayuda al Sur?

S.G.: Holanda está complicándole a todos los Estados miembros la tarea de equilibrar sus presupuestos con sus políticas de paraíso fiscal que representan todo lo contrario de la solidaridad europea. Es realmente escandaloso y vergonzoso. Lo mismo pasa en Alemania: estamos sacando un provecho enorme del mercado común. Tenemos el mayor superávit comercial. Gracias a eso, en Alemania hemos creado muchos empleos en la industria. Así que Alemania no debería oponerse a los coronabonos.

Es una idea errónea producto del discurso populista de que cada Estado tiene que ser responsable ante sus propios problemas. Pero decir esto, cuando somos quienes más se han beneficiado más de la integración es simplemente vergonzoso. A los gobiernos de Holanda y Alemania les gusta poner la mano, pero no quieren dar nada a cambio. Y eso no está bien.

P: ¿Cómo cree que se resolverá esto?

S.G.: Cuando los europeos podamos observar la verdadera dimensión del daño, crecerá la voluntad de mostrar más solidaridad. Entonces, los ciudadanos y los políticos tendrán que decidir: ¿queremos continuar con el proyecto europeo o no? Y a la gran mayoría de los alemanes le gustaría continuar con el proyecto europeo como a la gran mayoría de los españoles y los italianos. Solo están en contra de cómo se ejecuta en este momento. Y hay mucho escepticismo en todas partes.

Necesitamos políticos que no solo cuenten el lado bueno de Europa, sino que expliquen al mismo tiempo lo que tenemos que dar para poder recibir. Este el gran problema en todas partes, que se debe en parte al fracaso a la hora de crear un público europeo. Usted escribe para un medio español en castellano, el alemán hace lo mismo, así que no existe un debate entre españoles, alemanes, italianos y polacos que permita desarrollar un entendimiento mutuo y conversar entre nosotros.Demasiado a menudo hay mensajes populistas dirigidos al público nacional a los que no se les cuestiona con opiniones de gente de otro país. 

P: Se dice que la Unión Europea históricamente ha avanzado en su proceso de integración durante las crisis. ¿Cree que esta crisis tener efectos positivos en este sentido?

S.G.: Eso es exactamente lo que digo. El poder normativo del sufrimiento y los daños económicos obligarán a más solidaridad. Por ejemplo, volviendo al tema de los paraísos fiscales. Puede ser mucho más difícil para los Países Bajos, Luxemburgo e Irlanda mantener su modelo de negocio después de esta crisis. Ya se redujo algo ese negocio tras la crisis del euro, pero ahora ese debate puede recibir un nuevo gran impulso.

P: Como político verde, ¿no teme que el debate sobre el coronavirus pueda hacer que la crisis climática que estamos viviendo pase a un segundo plano?

S.G.: Los lobistas ya están tratando de matar el acuerdo verde europeo por el clima. Tengo toda una colección de nombres de lobistas que han pedido la Comisión que reduzca su ambición climática, como productores de automóviles, aerolíneas, asociaciones de agricultores o la industria del acero. Esto es realmente peligroso. La mayoría de la gente sabe muy bien que después del coronavirus el clima no estará mejor que antes de la crisis, así que no hay razón para ser autocomplacientes. Los grupos de interés tratarán de usar esta crisis para defender la posición que siempre tuvieron. Reverdecer nuestra economía es la mejor estrategia económica para reconstruir nuestras economías tras la crisis del coronavirus.