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Una economía social I

Leopoldo de Gregorio –  degregrorio.unaeconomiasocial.es

Como todos sabemos, aunque algunos traten de demostrar que se encuentran por encima de tener que saberlo, esta es una sociedad que al compartir de forma universal lo que ha llegado a ser su naturaleza, en Francia la denominan une merde, en Alemania, eine grosse Scheisse, en Gran Bretaña, a stinky shit, en Italia, una mignota merda y en España, en función del hermanamiento con el que estos gobernantes europeos nos están integrando, una verdadera mierda.

Puede que potencialmente, como abono, piensen que pueden convertir a Europa en un vergel, pero lo que irrefutablemente están consiguiendo es llevarnos a otro nuevo totalitarismo; un totalitarismo que hunde sus raíces en la subjetividad con la que actuamos los que hemos dado en llamarnos humanos; los que Hobbes calificó como homo homini lupus, y que Orwell, denunciando el denostado régimen stalinista escenificó en su obra Rebelión en la Granja.

No se trata ni de productividad ni de avances tecnológicos; se trata de que las estructuras económicas que estén siendo utilizadas se encuentren al servicio de esa sociedad; y no al de aquel Napoleón que en su búsqueda de una mayor prosperidad sólo trató de que ésta mejorara su propia situación y la del resto de los cerdos que personificaban el poder en la granja.

Ante esta realidad; ante el hecho de que no podemos continuar diciendo “cuatro patas sí, dos pies no” que fue el patrón con el que los animales estuvieron comulgando para continuar siendo lo que eran, antes de establecer un nuevo modelo de estructura económica tenemos que instilar en las subjetivizadas mentes del burro Benjamín y del cerdo Chillón que una sociedad tiene que ser un ente en el que tanto Boxer, el caballo, como las ovejas y las aves, sean consideradas como partes de un todo que por estar constituyendo lo que haya de ser la granja son completamente imprescindibles para que ésta, al menos pueda intentar ser un vergel.