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Declaración sobre ISDS y el clima

Plataforma civil contra el ISDS.

Puede firmarse la declaración a título individual desde aquí.

La solución de diferencias entre inversores y Estados (ISDS) es una amenaza para la acción climática. En el momento en que comienza la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima (COP 27), pedimos a los gobiernos de todo el mundo que pongan fin a este sistema injusto y peligroso.

Muchos acuerdos de comercio e inversión incluyen mecanismos de ISDS. El mecanismo ISDS empodera a las corporaciones transnacionales para denunciar a los gobiernos en tribunales secretos, al margen de los sistemas jurídicos nacionales, por los cambios legislativos y normativos que temen que puedan reducir sus beneficios.

Durante muchos años, las empresas petroleras, de gas, mineras, extractivas y energéticas han presentado cientos de casos de demandas ISDS contra países, y los casos relacionados con la energía y la minería representan el 42 % de los casos de demandas ISDS conocidos[1]. Actualmente hay cada vez más casos que cuestionan directamente la política climática. Las corporaciones de combustibles fósiles ya están denunciando por la eliminación progresiva del carbón, la cancelación de un oleoducto de arenas bituminosas, la prohibición de las perforaciones petrolíferas en alta mar y la reglamentación de la fracturación hidráulica. Los propios expertos del sector prevén que estos casos pueden ser solo un anticipo, dada la magnitud de los “activos varados” de los combustibles fósiles[2].

El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de este año deja claro que la ISDS conlleva el riesgo de bloquear la eliminación progresiva de los combustibles fósiles[3]. En él se destaca específicamente el Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE), que muchas de las corporaciones de combustibles fósiles están utilizando y al que actualmente se está presionando a los países en desarrollo para que se adhieran.

Los principales riesgos derivados de la ISDS para hacer frente a la crisis climática son:

  • Aumento del costo de la acción climática
    Las corporaciones pueden reclamar enormes cantidades de dinero de los contribuyentes por medio de la ISDS, a menudo mucho más elevadas que en los tribunales nacionales. Las reclamaciones en casos recientes relacionados con el clima han sido de miles de millones, y con frecuencia incluyen una gran cantidad por hipotéticos beneficios futuros. Esto sobrepasa la capacidad de pago de muchos países, lo que provoca que la transición climática no sea asequible.
  • Enfriamiento reglamentario
    El temor a ser denunciados puede hacer que los países retrasen o decidan no tomar las medidas necesarias en materia climática. Algunos países ya han admitido que esto está ocurriendo[4]. La amenaza de la ISDS puede utilizarse con miras a amedrentar a los gobiernos para que den marcha atrás. Tras décadas de inacción, el mundo sencillamente no puede permitirse que las empresas de combustibles fósiles utilicen la ISDS para demandar al mundo y llevarlo a la parálisis climática.

Las comunidades que se encuentran en la primera línea de la crisis climática a menudo están en el centro de las demandas bajo ISDS a través de las luchas contra la minería destructiva y otros proyectos extractivos.

Debemos librarnos urgentemente del sistema ISDS. Las pruebas de años de perjuicios al medio ambiente, la tierra, la salud y la libre determinación de los pueblos de todo el mundo son contundentes, y la urgencia renovada del imperativo climático está fuera de toda duda. Las propuestas de reforma son débiles, ineficaces y totalmente inadecuadas para lo que se necesita. Los gobiernos deben adoptar medidas inmediatas para poner fin a los riesgos asociados al mecanismo ISDS.

Sabemos que se puede lograr, porque algunos países han empezado a hacerlo. Países como Sudáfrica, la India, Nueva Zelandia, Bolivia, Tanzanía, el Canadá y los Estados Unidos de América han tomado medidas para acabar con la ISDS.

Entre las opciones prácticas para actuar se encuentran las siguientes:

  • Dejar de:
    • negociar, firmar o ratificar cualquier nuevo acuerdo que incluya mecanismos ISDS, como los tratados de la UE con México y Chile;
    • unirse a los acuerdos existentes que incluyen mecanismos ISDS, como el Tratado de la Carta de Energía, el CETA (Acuerdo Económico y Comercial Global) o el CPTPP (Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico);
    • ampliar los acuerdos existentes para incluir mecanismos ISDS, como el RCEP (Partenariado Económico Comprehensivo Regional) o la AfCFTA (Zona de Libre Comercio Continental Africana).
  • Poner fin o salir de los acuerdos existentes con ISDS, como el TCE.
  • Renunciar al uso de ISDS y negar el consentimiento al mismo.
  • Explorar alternativas a ISDS, incluida la resolución de diferencias entre Estados, los seguros de riesgo de inversión, la colaboración internacional para reforzar los sistemas jurídicos nacionales y los mecanismos de derechos humanos.

Ahora que los países se reúnen para la COP 27, pedimos a los gobiernos que se comprometan a acabar con la amenaza que supone el mecanismo ISDS para los objetivos climáticos, eliminando este sistema injusto y peligroso.


[1] IISD, Investor-state disputes in the fossil fuel industry, 2021.

[2] AFP, “Governments risk ‘trillions’ in fossil fuel climate litigation”, France 24, 2021.

[3] IPCC, Climate change 2022: mitigation of climate change, 2022, págs. 14-72 y págs. 14-81.

[4] Elizabeth Meager, “Cop26 targets pushed back under threat of being sued”, Capital Monitor, 2022.