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Papel higiénico, papel moneda y “Paraísos fiscales”

Rober Gonpane

  • Hoy se celebra el día de acción global contra los Paraísos Fiscales. Se conmemora la publicación de los “Papeles de Panamá”
  • «Los refugios fiscales y el secreto bancario que defienden son los cómplices necesarios para que la pirámide de la riqueza mundial esté tan escandalosamente mal repartida»

En estos curiosos y dramáticos días, en los que la mayoría vivimos el estado de alarma recluidos y asustados por las noticias sobre el coronavirus, si hay algo que resulta incompresible y absurdo es la escasez de papel higiénico en los supermercados. No hay falta de producción o de stock de la materia prima, tampoco es un problema logístico de distribución o capacidad de almacenaje. La escasez se debe a la insolidaria histeria colectiva de la gente, que ha debido de pensar que el papel higiénico es fundamental para luchar contra el virus y sobrevivir al confinamiento.

También cabría la posibilidad de que se haya identificado como un activo perfecto para la especulación, debido a su bajo precio, a que no tiene fecha de caducidad y a que es un bien que siempre será necesario. Esto me da pie a relacionar el ‘papel higiénico’ con el ‘papel moneda’ y  finalmente, con los ‘refugios fiscales’ o guaridas financieras, como habría que denominar a esa mala traducción del inglés que ha hecho fortuna, los ‘paraísos fiscales’.

La cantidad de riqueza acumulada en el mundo en ‘papel moneda’ o en ‘metálico’ es insignificante, comparada con la gran cantidad y diversidad de ‘activos financieros’ que el mercado global ofrece a los propietarios de la riqueza. Pero vamos a  seguir con el símil del ‘papel higiénico’ y el ‘papel moneda’, mezclando ambos términos e identificando al segundo con los ‘activos financieros’, para poder así reforzar el hilo del argumento con la lamentable imagen de las montañas de rollos de papel que muchos deben de tener en casa.

Como indica el informe anual de Credit Suisse sobre la riqueza en el mundo, durante 2019 la cantidad ‘papel moneda’ ha crecido un 2,6% hasta alcanzar la desorbitante cifra de 360 billones (12 ceros) de dólares de Estados Unidos (en adelante USD), que sin duda sería una un enorme montaña de papel. Si realmente toda esta supuesta riqueza acumulada en el mundo fueran billetes de un dólar (dimensiones 155.956 × 66.294 mm y peso 1 gramo por billete), estaríamos hablando de 360 millones de toneladas o lo que es lo mismo, 48 kilogramos de dólares por cada uno de los aproximadamente 7.500 millones de habitantes de la Tierra… ¡48.000 dólares por cabeza si estuviese bien repartido!

Conviene, antes de seguir, que diferenciemos bien los conceptos de riqueza acumulada y de generación de riqueza o producción. También en esto ayuda el símil que estamos usando: una cosa es la capacidad de producir rollos de papel higiénico de las fábricas y otra los millones de toneladas de papel higiénico que pueden llegar a acumular los almacenes y los trasteros de nuestros insaciables conciudadanos.

Sin poner en duda los cálculos de Credit Suisse, cifrar la riqueza global en 360 billones de USD, cuando la producción anual de todo el planeta (el famoso y engañoso Producto Interior Bruto o PIB) no alcanza los 90 billones de USD, es difícil de imaginar porque sería como mantener acumulada la riqueza generada en todo el mundo durante más de cuatro años.

El PIB es muy diferente de unos a otros países y es generalmente aceptado que cuanto mayor es el PIB, tanto mejor y más desarrollado es el país en cuestión. Esta desigualdad también se produce en la distribución geográfica de la riqueza, y en este caso ya no es tan fuerte el sentido más nacionalista de esta distribución, porque lo importante en el mundo financiero son los individuos que acumulan la riqueza y no los territorios, pues, por encima de su nacionalidad, religión o género, son los mejores clientes de los bancos.

Las empresas producen riqueza y la aportan al PIB global con su actividad diaria, al igual que lo hacen todos los trabajadores. Por supuesto hay empresas y trabajadores que pueden acumular riqueza, pero lo habitual es que tengan más deudas que riqueza. Por eso, los informes sobre la riqueza mundial que tanto interesan al sector financiero, se centran en lo que denominan HWNI (High Worth Net Individuals o Individuos de Alta Valor Neto) y sobre todo en los UHWNI (Ultra High Worth Net Individual o Individuos de Ultra Alto Valor Neto). Basta con decir que estos ‘individuos’ representan menos del 1% de la población mundial pero tiene el 75% de los 360 billones de USD que supuestamente hay en el mundo… ¡con lo pocos que son  y tienen tres de cada cuatro rollos de papel higiénico!

Si estos individuos tuvieran esta riqueza depositada en cualquier país con una fiscalidad de las que permiten a su ciudadanía disfrutar, entre otras muchas cosas, de pensiones, sanidad y educación públicas razonables, sin duda los impuestos que tendrían que soportar serían ‘confiscatorios’, como los suelen calificar estos respetables ciudadanos obsesionados con el libre mercado y las rebajas fiscales.

Por tanto, todos los HWNI sin distinción de credo o nacionalidad, necesitan tener sus activos financieros y sus billetes o bien debajo del colchón, o bien en un buen ‘refugio fiscal’ que sin duda es un auténtico paraíso para guardar sus riquezas. Los refugios fiscales y el secreto bancario que defienden (por no hablar por la especulación descontrolada en los mercados financieros globales), son los cómplices necesarios para que la pirámide de la riqueza mundial esté tan escandalosamente mal repartida.

El peso de la riqueza acumulada en la cúspide de la pirámide, unido a la insostenible montaña de deuda neta que soportan muchas empresas, personas y casi todos los Estados, puede hacer que todo el sistema económico mundial se hunda por su propio peso y sin duda, la crisis del covid-19 puede precipitar el desastre.

Cuando se escuche que la economía no funciona porque no hay liquidez en los mercados; que los Bancos Centrales tiene que inyectar dinero en el sistema financiero para reactivar el crédito; que los Estados tiene que endeudarse más para financiar la economía de empresas y familias; por favor, que se acuerde alguien de por qué no tiene ahora papel higiénico en casa y de por qué los supermercados no pueden ‘inyectar suficiente dinero’, perdón, ‘reponer papel higiénico’ para cubrir el ansia de acumulación de esos ciudadanos respetables, pero tan insolidarios.

Hoy, 3 de abril se celebra el día de acción global contra los Paraísos Fiscales. La jornada conmemora la publicación en 2015 de los “Papeles de Panamá” y es una buena ocasión para denunciar la existencia de estas ‘guaridas financieras’, que son cada vez más numerosas, versátiles y accesibles gracias a la tecnología.

Para terminar una recomendación cinematográfica: La Lavandería (con Meryl Streep, Gary Oldman y Antonio Banderas) además de ser una película entretenida, describe bien el escandaloso casino financiero global que hay en torno a los refugios fiscales.

Rober Gonpane es miembro de ATTAC Madrid e integrante del Observatorio de Justicia Fiscal y Financiera Global de ATTAC España, que forma parte de la Plataforma por la Justicia Fiscal.