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Paraísos fiscales, una práctica en aumento

Cira Rodríguez CésarPrensa Latina

La Habana (PL). Los paraísos fiscales, más que noticias se puede afirmar son una suma de números y nombres que reflejan una práctica muy conocida y frecuente entre los millonarios y las trasnacionales.
Dichos territorios, 73 alrededor de todo el mundo, disponen de sistemas tributarios que favorecen, de manera especial, a sus no residentes, tanto personas físicas como entidades jurídicas.

Secretos y negocios ocultos de políticos, estafadores y grandes fortunas de todo el planeta aparecen en archivos que proporcionan datos y pruebas, e ilustran perfectamente cómo el secreto financiero internacional se ha extendido progresivamente con los famosos paraísos fiscales.

Dicho mecanismo entró en juego a mediados del pasado siglo en el argot financiero, y permite que ricos e influyentes puedan evadir impuestos, al tiempo que en ocasiones llegan incluso a generar o amparar situaciones de corrupción castigadas por la ley.

Movimientos de grandes cantidades de capitales, empresas y particulares implicados (incluidas personalidades internacionales) son denunciados todos los años con la apariencia de una heroicidad financiera.

Son conocidos como zonas cuyos sistemas tributarios favorecen a sus usuarios por la exención parcial o total del pago de impuestos, y leyes o normas que no permiten el intercambio de información para propósitos fiscales con otros países.

Por supuesto los pobres son los más vulnerables ante estas evasiones que imposibilitan la recaudación impositiva, dinero que podría utilizarse para fines sociales y para el crecimiento y desarrollo económico de las naciones más atrasadas.

En 2015 la cantidad de dinero oculta en esos nichos ascendió a 7,6 billones (millón de millones) de dólares, cifra superior al Producto Interno Bruto de Alemania y el Reino Unidos juntos, montos resguardados en escondites estratégicos por una minoría privilegiada.

De acuerdo con recientes datos de la organización no gubernamental Oxfam Intermón, nueve de cada 10 empresas multinacionales tienen presencia en paraísos fiscales.

Un informe sobre el tema recoge el análisis a 200 empresas entre las más grandes del mundo y las socias estratégicas del Foro Económico Mundial.

Según la prestigiosa ONG se calcula que la inversión empresarial en paraísos fiscales se multiplicó por cuatro entre 2000 y 2014 y estima que el dinero oculto en ellos no parará de crecer.

Aclara, además, que del total estimado depositado en paraísos fiscales 2,6 billones de dólares pertenecen a países europeos, mientras que 1,2 billones corresponden a Estados Unidos, un fenómeno muy ligado a la desigualdad reinante en el mundo.

En tal sentido Oxfam asegura que «en 2015, sólo 62 personas poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la Humanidad. La riqueza en sus manos se ha incrementado en un 44 por ciento en apenas cinco años y todos clientes de paraísos fiscales».

Y agrega: «la riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se redujo en más de un billón de dólares en el mismo periodo, un desplome del 41 por ciento»

En el recién celebrado Foro Económico Mundial de Davos, Oxfam aspiró a que este fuera un tema de la agenda, pero nada más lejos de lo ocurrido allí pues la élite adinerada mundial no se ocupó del asunto.

La esperanza era obtener de los líderes mundiales el compromiso de una estrategia que acabara con los paraísos fiscales, cuya existencia sostienen los pobres, ya que con la evasión fiscal, los Gobiernos no logran recaudar un tributo óptimo de las trasnacionales y los multimillonarios para destinarlo al gasto público con vista a los sectores más desfavorecidos.

¿POR QUÉ LOS PARAISOS FISCALES?

Tales sitios, famosos también como territorios offshore, pueden ser disfrutados tanto por personas físicas como jurídicas. Las primeras, por ejemplo, artistas, deportistas, famosos gozan de los privilegios financieros residiendo en el país escogido como paraíso.

En estos lugares se evitan las cargas fiscales, pero también se pueden planificar herencias y legados, ya que las figuras jurídicas se aprovechan de la no sujeción al impuesto de beneficios obtenidos por compañías, de la libertad de movimientos de capitales y de los dividendos que reciben de las filiales.

De ahí sus nefastos efectos para los sectores más desposeídos ya que sólo las elites adineradas pueden eludir sus obligaciones impositivas, quienes siempre encuentran la manera de obtener ventajas competitivas.

Además, el secreto bancario facilita el blanqueo de dinero procedente de hechos corruptos, de venta ilegal u otros delitos. Y, por supuesto, estas acciones contribuyen a aumentar la crisis financiera, a destruir empleos y al atraso productivo.

Tener el dinero fuera no es ilegal, lo irregular es hacerlo para evadir impuestos y, sobre todo, el origen ilícito de ese capital.

Tales lugares tienen características específicas que permiten su identificación: poseen escasos o nulos convenios con otros países en materia tributaria, ofrecen a empresas y ciudadanos protección del secreto bancario y comercial y no poseen normas de control de movimientos de capitales (origen o destino).

Además tienen un sistema que permite la convivencia de un régimen tributario para los nacionales y otro para los extranjeros, y disfrutan de una infraestructura jurídica, contable y fiscal que permite la libertad de movimiento de personas y bienes.

LOS PARAISOS FISCALES QUE OCULTAN BILLONES

El mapa de los paraísos fiscales fue en 2015 más colorido que años anteriores por el ingreso de más países a la lista de esos nichos. Tal relación está integrada por:

Bermudas, Bahamas, Islas Turcas y Caicos, Jamaica, Islas Anguila, Antigua y Barbudas, Antillas Neerlandesas, Aruba, Barbados, Dominica, Islas Vírgenes Británicas e Islas Vírgenes de Estados Unidos.

También están Islas Caimán, Granada, Monserrat, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Belice, Panamá y Maldivas.

En Europa están reconocidos como tal Andorra, Chipre, Gibraltar, Malta, Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo, San Mauricio, Islas Jersey e Islas Man.

Le siguen Emiratos Árabes, Seychelles, Omán, Bahrein, Mauricio, Hong Kong, Macao, Brunei, Singapur, Islas Salomón, Niue, Vanuatu, Nauru, Islas Fiji, Islas Marshall y Liberia.

Dicho entramado de paraísos fiscales y la industria de la evasión y la elusión fiscal constituyen el mejor ejemplo de la degradación y contaminación de un sistema económico en beneficio de los intereses de los poderosos, y con una influencia negativa para las economías emergentes.

 

Cira Rodríguez César es jefa de la Redacción de Economía de Prensa Latina.