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Los Paraísos Fiscales son una vergüenza global. Ahora es tiempo de ponerles fin

 

«El rápido crecimiento de las redes globales de Paraísos Fiscales es una de las claves de la desigualdad.»

Rafael Correa, Presidente de la República de Ecuador

Por primera vez en la historia, hay suficiente riqueza como para sacar a todo el mundo de la pobreza. Sin embargo, en todo el mundo hay cientos de millones de personas que se acuestan con hambre, no debido a la falta de recursos, sino a la vasta desigualdad, causada por perversos sistemas económicos.

La mitad de la riqueza del mundo está ahora en manos del 1% más rico. De manera alarmante, solo 62 individuos poseen más riqueza que la mitad de los más pobres del mundo juntos, cuya parte combinada de los recursos globales se ha desplomado en los últimos años.

Un crecimiento rápido de la red global de Paraísos Fiscales es uno de los factores clave de esta desigualdad, al permitir a algunos de los súper ricos del mundo no pagar impuestos o pagar mucho menos de lo que deberían. Mientras el turbio mundo de los Paraísos Fiscales hace difícil obtener estadísticas precisas, una de las más bajas estimaciones sugiere que alrededor de 7.6 billones de dólares de riqueza individual está escondida en compañías offshore de Paraísos Fiscales.

La sistemática evasión de impuestos, tanto de individuos multimillonarios como de empresas, priva de recursos vitales a los gobiernos en naciones ricas que se podrían usar para invertirlos en servicios públicos -el Tesoro de los Estados Unidos pierde anualmente 100 mil millones de dólares debido a la evasión de las corporaciones gigantes. Pero si el dinero desviado así hiere a los países ricos, los efectos causan incluso más daño a las naciones en desarrollo, que necesitan urgentemente recursos que aseguren las necesidades básicas de la población; razón por la cual la evasión de impuestos es un problema apremiante de derechos humanos.

Las revelaciones de los Papeles de Panamá pusieron el foco sobre esta extensa operación para eludir el pago de impuestos. Los líderes mundiales deberían hacer de esto un momento crucial que se traduzca en el principio del fin de los Paraísos Fiscales. Pero esto solo sucederá si los gobiernos rehúsan permitir una vuelta a la misma forma de hacer negocios. Este es el motivo por el que Ecuador ha decidido actuar ahora.

Estamos dando el paso decisivo de convocar un referéndum nacional para decidir, si sí o no, los políticos electos y funcionarios públicos podrán tener patrimonioen Paraísos Fiscales. Si nuestra propuesta, llamada Pacto Ético, supera la prueba del electorado, quienes ocupan cargos públicos tendrán un año a partir del referéndum para traer su riqueza de vuelta al país o serán inhabilitados. En todas partes, los políticos que se presentan a las elecciones tienen que cumplir unos criterios. En Ecuador, no tener bienes en Paraísos Fiscales pasará a ser un requisito.

La ocultación en el pago de impuestos fomenta la corrupción y beneficia a quienes están relacionados con otras actividades ilegales, como el tráfico de drogas y de personas. La democracia y el contrato social se debilitan también, cuando una pequeña élite global se enriquece a expensas de la mayoría, a través del incumplimiento de la normativa fiscal, mientras que el resto de las personas las cumplen. Necesitamos acabar con este capital sin rostro que opera sin ningún tipo de ética ni responsabilidad.

Los gobiernos necesitan dar ejemplo y poner fin a estas prácticas abusivas. Pero esto es mucho menos probable que suceda si los propios políticos están evadiendo deliberadamente el pago de impuestos y obstinadamente debilitando el propio país al que declaran abiertamente servir.

El referéndum de Ecuador es la continuación de nuestros amplios esfuerzos para transformar el sistema fiscal del país y reprimir la evasión. Como resultado, la recaudación se triplicó en el periodo entre 2007-2014, el 92% se logró con una mayor transparencia y eficiencia en la recaudación de impuestos, quedando solo un 8% debido impuestos más altos. Esto nos ha dado recursos cruciales para nuestras políticas de reducción de la injusticia social y la pobreza, aclamadas a nivel mundial.

A pesar de todo ello, se estima que una riqueza equivalente a un tercio del PIB de Ecuador se esconde en Paraísos Fiscales fuera del país. Solo en los últimos dos años, esta fuga decapital se estima en 3 mil millones de dólares, justo por debajo de la cantidad requerida para la reconstrucción, después del devastador terremoto que sufrimos el pasado mes de abril.

Este problema no solo afecta a Ecuador. Es sistémico. En toda Latinoamérica, se evaden anualmente 340 mil millones de dólares del pago de impuestos, en detrimento de la reducción de la pobreza y la desigualdad social en la que es aún la región más desigual del mundo, a pesar del tremendo progreso realizado durante la última década. Imaginemos el estímulo a nuestra economía y los trabajos que podíamos haber creado, imaginemos la posible inversión pública en programas de Educación, Ciencia y Tecnología, energía limpia o infraestructura de transporte si esta riqueza fuera invertida en casa en vez de ser ocultada fuera. Oxfam calcula que 32 millones de personas en América Latina saldrían de la pobreza si el impuesto sobre la renta se pagara por completo en el continente, de forma contraria a lo que sucede ahora con su ocultación en Paraísos Fiscales.

Ningún país puede enfrentarse solo a esta compleja y secreta conspiración financiera global. Se precisa una acción amplia y coordinada. Los actuales movimientos hacia una mayor transparencia sobre los propietarios iniciales del dinero en las llamadas shell companies* pueden ser parte de la solución, pero estos modestos esfuerzos por alcanzar la transparencia no son suficientes. Necesitamos eliminar los Paraísos Fiscales completamente.

Esta es la razón por la que decidí unirme, junto a cientos de economistas, a la firma de una carta abierta de Oxfam para exigir el fin de la era de los Paraísos Fiscales. Esta es la razón por la que necesitamos trabajar al lado de ONG que han estado a la vanguardia en esta lucha con la finalidad de continuar construyendo conciencia global acerca de este problema crucial. Y por esta razón, en la Asamblea General de las Naciones Unidas la pasada semana, Ecuador lanzó una nueva llamada para la creación de un cuerpo de las Naciones Unidas capaz de poner punto final este escándalo.

Traducido por Carolina Batista, con la colaboración de Patricia Suquía, ambas compañeras de ATTAC Canarias