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Respuesta a Gurusblog sobre su artículo de creación de dinero e inflación

Eduardo Garzón – Consejo Científico de ATTAC España

El pasado sábado me dedicaron un post en el conocido blog de economía y finanzas “Gurusblog” en el que se le daba respuesta a mis tesis sobre dinero e inflación. Aunque, para ser exactos, la respuesta se le ha dado a lo que el autor cree que son mis tesis, porque desgraciadamente no ha entendido bien mi postura y ha supuesto demasiadas cosas que yo nunca he dicho ni sugerido. A pesar de todo agradezco mucho que se haya tomado la molestia de informarse y redactar un artículo sobre lo que yo opino, aunque desearía que no hubiese caído tan fácil en la falacia del hombre de paja. Con la idea de deshacer malentendidos y enriquecer el debate al respecto escribo este artículo.

Lamentablemente ya en el segundo párrafo el autor resume mi tesis erróneamente, poniendo en mi boca cosas que yo jamás he dicho ni diré. El párrafo dice: “Eduardo ha desarrollado la tesis, y la podéis leer aquí, según la cual la creación de dinero no provoca inflación”. Invito a su autor y a cualquier persona a que busquen en cualquiera de mis escritos o ponencias esa afirmación; aunque les adelanto el resultado: no la encontrarán. En realidad lo que yo siempre he dicho y sostengo es que la creación de dinero no tiene por qué provocar inflación. Es decir, que en algunas ocasiones crear dinero no provocará inflación, y en otras sí. Que ocurra o no dependerá de muchos motivos, de entre los cuales el más importante es el nivel de capacidad utilizada de la economía con respecto al nivel de capacidad instalada: mientras haya infrautilización de la capacidad existente (parados, maquinaria inutilizada, recursos ociosos, etc) la creación de dinero no provocará inflación sino que estimulará la actividad económica. Así lo traté de explicar de una forma muy sucinta en este artículo, y de forma más desarrollada en esta serie de artículos que aún no ha sido publicada en su totalidad. Lamento que el autor haya resumido de esta forma tan desafortunada y errónea mi tesis.

A continuación, el autor explica su visión sobre los factores que explican las hiperinflaciones (periodos en los que la inflación es galopante). Lo cierto es que me ha sorprendido ver que, aunque utilicemos marcos analíticos muy diferentes, estamos parcialmente de acuerdo en las conclusiones: crear dinero por sí solo no produce hiperinflación, así como que todas las hiperinflaciones vienen precedidas por caídas de la producción derivadas de algún importante acontecimiento negativo (crisis, sequía, guerras, etc). No obstante, él sostiene que el razonamiento que ofrece sirve para desmontar dos afirmaciones que lancé por Twitter, cuando en absoluto es así. Lo que ocurre es que el autor, a partir de los dos tuits que lancé (280 caracteres), ha construido con bastante imaginación una argumentación que cree que yo sostengo, cuando en realidad está equivocado. De nuevo supone más de la cuenta. Sinceramente estamos hablando de una importante falta de rigor que espero lo tenga en cuenta en posteriores ocasiones.

En los tuits decía lo siguiente: “Un Estado que tiene soberanía monetaria (emite la moneda que utiliza) no necesita recaudar impuestos para poder gastar” y “Un Estado con soberanía monetaria jamás puede quedarse sin dinero, por lo que, si se lo propone, jamás puede quebrar”. Dos afirmaciones absolutamente ciertas e impecables. Otra cosa es que el autor haya imaginado demasiado de esos 280 caracteres y haya elaborado una respuesta a un edificio argumental que tiene él en la cabeza, pero no yo.

Desde 1971 ningún Estado tiene que respaldar su dinero con ningún tipo de activo como el oro u otra moneda, por lo que los Estados que tienen su propia moneda pueden crear todo el dinero que quieran, sin ningún tipo de límite. Ojo, que puedan crear todo el dinero que se propongan no quiere decir que eso no tenga consecuencias. Pero yo no me estoy metiendo en eso, en mi afirmación me limito a constatar que los Estados soberanos no tienen límites a la hora de crear dinero. Y que, precisamente por eso, no necesitan recaudar impuestos para poder gastar como la gente suele creer erróneamente. Dos afirmaciones que no se pueden desmontar, porque son absolutamente ciertas. Tanto como que dos más dos son cuatro. Otra cosa es que luego alguien diga que es más alto el número seis que el número cuatro, y que por lo tanto yo estoy diciendo tonterías porque él solito se ha imaginado que mi objetivo es encontrar el número más alto, cuando en realidad lo único que habría dicho es que dos y dos suman cuatro.

Esto es lo que hace el autor del citado artículo cuando se pone a hablar de hiperinflaciones, como si yo estuviese proponiendo crear dinero ilimitadamente o como si yo hubiese propuesto suprimir los impuestos y financiar todo el gasto con creación de dinero (como supone sin ningún sentido el autor en un momento del artículo). El asunto es muy sencillo: aunque se provocara una hiperinflación por crear mucho dinero (cosa que, insisto, no ha ocurrido nunca), mis afirmaciones seguirían siendo ciertas: el Estado soberano jamás podría quedarse sin dinero porque tiene la capacidad de crear todo el que sea. La inflación podría ser del 1.000.000.000% y el Estado seguiría sin limitaciones para crear dinero, ergo sin necesidad de recaudar dinero para gastar. No confundamos churras con merinas: tener capacidad para crear dinero ilimitado es una cosa, y otra diferente que si eso se hace sin medida tenga determinadas consecuencias. Seamos rigurosos.

Lo mismo con lo de no necesitar impuestos: que no se necesite recaudar impuestos para gastar no quiere decir que haya que abolir los impuestos, eso es algo que supone el autor pero que yo jamás he propuesto. De hecho, si conociese mejor los postulados de la Teoría Monetaria Moderna, sabría que nosotros sostenemos que el factor nuclear que da confianza a una moneda es precisamente que la gente está obligada a conseguirla para pagar impuestos, por lo que los impuestos son necesarios, pero no para poder gastar sino para darle valor a la moneda (por cierto, también para distribuir renta, desincentivar determinadas prácticas, y drenar dinero de la economía). Insisto: presuponer de mi frase que yo sugiero eliminar los impuestos es un sinsentido carente de todo rigor y fundamento.

Por otro lado, el autor tiene un esquema mental que no comparto porque lo considero erróneo para entender los fenómenos económicos. En primer lugar, no me parece serio denominar “imprimir” al proceso de creación de dinero. El dinero se crea a través de anotaciones contables mediante un teclado informático, y sólo se crean monedas y billetes en un pequeño porcentaje, por no hablar de que las monedas no se imprimen. Se estima que sólo el 3% de todo el dinero que existe en el mundo es físico (monedas y billetes).

En segundo lugar, el autor habla de la posibilidad de “monetizar déficits públicos”, cuando eso no es una posibilidad sino que es una inevitabilidad: todos los países “monetizan” sus déficits públicos, incluidos los que no tienen soberanía monetaria, en el sentido que todo déficit público supone la creación de nuevo dinero. Cuando un Estado gasta más de lo que ingresa aumenta la cantidad de activos financieros en la economía, incluso aunque el Estado en cuestión emita bonos por el mismo valor. Lo explico con más detalle aquí, pero básicamente lo que ocurre cuando se registra déficit público es que el Estado inyecta más dinero en la economía del que detrae de la misma. Aunque emita un bono público, el acreedor de ese bono no habrá visto disminuir su ahorro, sino que simplemente lo tendrá en otra forma (en forma de bono en vez de en dinero), mientras que el gasto público correspondiente incrementará el dinero del sector privado. El acreedor mantiene su ahorro, y el beneficiario del gasto público también: incremento neto de activos financieros en el sector privado. Todo euro de déficit público es un euro que incrementa el ahorro privado, y no al revés como erróneamente se piensa.

Por otro lado, el autor utiliza en su argumentación la famosa identidad contable MV = PQ, pero su análisis no tiene en cuenta que el dinero no es neutral: cuando creas dinero (aumentas M) y capacidad de la economía está infrautilizada, también aumenta la producción (Q). Recuérdese que el principal problema de las empresas y autónomos es que no tienen suficientes clientes, si se creara dinero y la gente receptora de este dinero comprase productos de esas empresas, la producción aumentaría (sin incremento de la inflación). Lo explico con algo más de detalle aquí.

Además, el autor cree que la Expansión Cuantitativa no ha producido inflación en la economía real porque la velocidad del dinero no ha aumentado, vinculando este hecho a una cuestión demográfica. Pero en realidad el asunto es diferente y mucho más sencillo: el dinero creado por los bancos centrales a través de la Expansión Cuantitativa y que es entregado principalmente a entidades financieras no está llegando apenas a la economía real, simplemente porque a los bancos no les sale rentable dar créditos a familias y empresas en un contexto de estancamiento económico y elevado endeudamiento privado. El dinero creado se queda así fundamentalmente en el circuito financiero y por eso sólo provoca inflación en los activos financieros, no en la economía real donde no llega. En este artículo desarrollo esta idea.

Por último, creo que es un error considerar la confianza como el elemento central que explica los procesos inflacionarios. La confianza es un aspecto importante, pero no es el único ni mucho menos el importante. La inflación es el incremento de los precios, y los precios los establecen los vendedores. Ergo el elemento central es ése, no la confianza. La confianza, además, sólo es importante cuando el proceso inflacionario es importante, no antes de que se produzca. En sí mismo, la pérdida de la confianza en la moneda no provoca inflación, lo que hace en todo caso es acentuarla cuando ésta ya existe y es preocupante. Pero cuando no hay una inflación notable, ningún vendedor piensa en la confianza de su moneda cuando establece los precios; le preocupan otro tipo de cosas mucho más palpables y acuciantes.

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