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La delicada salud de la banca europea

Juan Laborda – vozpopuli.com

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Cuidado con la banca europea y patria. El sistema bancario, especialmente la banca sistémica, es demasiado frágil e ineficiente. Las razones son varias. Por un lado, su opacidad, complejidad e interconectividad. Por otro, su excesiva dependencia de la deuda. Unamos a ello graves problemas de gobernabilidad y distorsiones que no se resuelven en los mercados; leyes y reglamentos defectuosos; y una absoluta falta de rendición de cuentas por parte de las gerencias bancarias. Los bancos sistémicos son cada día más sistémicos, el total de activos medio y el apalancamiento promedio de los 28 bancos globales es mayor que en 2008.

El problema de fondo, por lo tanto, no es tanto la incertidumbre que ha generado el Brexit como la situación de vulnerabilidad económica y financiera global. Y sin duda alguna uno de esos serios problemas es la banca. El déficit de capital de las entidades europeas y españolasha alcanzado niveles preocupantes. Si acudimos a los cálculos realizados y actualizados continuamente por Centre for Risk Management HEC, ubicado en Laussane, nos aproximamos a los peores registros en plena crisis sistémica. Veamos varios botones de muestra.

El déficit de capital total de la banca francesa e inglesa ronda en cada caso los 350.000 millones de euros, cerca de los máximos del período 2009-2012. Igual sucede con la banca italiana analizada, cuyo déficit de capital se aproxima al máximo histórico de 2012, 130.000 millones de euros. ¿Y qué ocurre con la banca patria? Más de lo mismo. El déficit de capital de los grandes bancos españolesalcanza los 114.000 millones de euros, cifra próxima a los 117.000 millones de julio de 2012.

Los Bancos Centrales

en el trasfondo, el papel de los Bancos Centrales. Deberían haberse preocupado por un correcto mecanismo de transmisión de la política monetaria a través del flujo o canal crediticio. Sin embargo, no ha sido así. La autoridad monetaria se empecinó en proteger a la banca sistémica, cuya excesiva asunción de riesgos y prácticas abusivas causaron la crisis de 2008. Subsidió a los bancos demasiado grandes para quebrar.

Pero además, la política monetaria implementada es inefectiva en recesión de balances. Solo genera una mera ilusión óptica, vía inflación de activos. A pesar de ello, a los mercados financieros les gusta “presionar” constantemente a los Bancos Centrales para tratar de activarla o mantenerla. Mientras que la política monetaria Versión 1.0 fue vía recorte tipos de interés hasta el 0%; la Versión 2.0 se produjo a través de la expansión de balances de los bancos centrales; y ahora se pretende, con la nueva Versión 3.0, llegar a tener incluso tipos de interés negativoscombinado con nueva expansión cuantitativa. Sin embargo el efecto sobre la renta, tal como se está haciendo, es nulo. En lugar de financiar la inversión en desarrollo y capital productivo, solo se han inflado los precios de los activos financieros manteniendo la financiarización de la economía, donde predomina la inversión especulativa.

Cuando un banco central realiza expansión cuantitativa en un mercado donde los inversores ya están inclinados a buscar riesgo sin importarle el precio, el exceso de la base monetaria actúa como una patata caliente que pasa de un inversor a otro. Hablamos ya abiertamente de Juego Ponzi. Las políticas monetarias son completamente inútiles en un entorno de deudas privadas excesivas y mercados financieros sobrevalorados, siempre acaban en recesión de balances.

Alternativas de política económica

Existían y existen alternativas a la delicada situación actual. Por un lado, una reestructuración del sector bancario a costa de sus acreedores, imponiendo límites al tamaño de los bancos. Se trataría de terminar con la financiarización de la economía. Por otro, una expansión del gasto público financiado vía monetización o “señoreaje” centrada en nuevos proyectos energéticos, tecnológicos, de mejora de la educación, sanidad, del sector exportador…. Finalmente, la política monetaria Versión 3.0 debería dirigirse a aliviar directamente la deuda de familias, no de la banca, de manera que permita mantener un nivel de gasto razonable.

Somos defensores de la Teoría Monetaria Moderna (TMM). Y según la TMM el consenso sobre la austeridad no se basa en ninguna comprensión lógica del sistema monetario moderno e ignora deliberadamente muchas de las opciones reales que están a disposición de los gobiernos emisores de moneda “fiat”. Los gobiernos que emiten sus propias monedas ya no tienen que financiar su gasto, ya que nunca pueden quedarse sin dinero. El culto a la austeridad se deriva de la lógica del patrón oro y no es aplicable a los sistemas monetarios “fiat” modernos. En este sentido, por ejemplo, el BCE podría utilizar su capacidad de emisión de moneda para financiar los déficits fiscales de los Estados miembros de cara a fomentar el crecimiento y el empleo en sus economías nacionales sin encontrarse con las restricciones que los mercados de bonos privados ejercen en sus gastos.

Sin embargo no se ha hecho nada de esto. El Banco Central Europeo se ha dedicado a inyectar dinero en vena, vía préstamos a largo plazo, a una banca moribunda; y, posteriormente, a comprar en mercado secundario deuda pública y privada, especialmente ahora cuando la inversión de la banca privada de distintos países europeos en su deuda soberana había alcanzado límites excesivos. En caso de aversión al riesgo se podría activar conjuntamente una crisis de deuda soberana y bancaria. Y los cálculos de déficit de capital de las entidades europeas y españolas realizados por el Centre for Risk Management HEC se convertirán en la dura realidad. ¿Y entonces, qué?

Juan Laborda es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Es profesor del IEB y la Universidad Carlos III. Ha trabajado en la banca privada y es socio fundador de Razona Estudio de Economía y Finanzas.