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¿Qué dicen los partidos sobre la desigualdad?

Carlos Berzosa – Consejo Científico de ATTAC España

La desigualdad es un tema que apenas se aborda por la economía convencional, pues no hay nada más que hojear cualquier manual con los que se enseña la economía en casi todas las facultades para darse cuenta de ello. No siempre está ausente en esos textos, pero se le dedican pocas páginas, y la mayor parte de las veces de forma simple y, en consecuencia, poco rigurosa.

Los dirigentes de la Unión Europea (UE) tan partidarios de las políticas de austeridad no la mencionan y solo plantean como una política económica correcta conseguir como sea el crecimiento, para ello se repite insistentemente la necesidad de reducir el déficit público y mantener baja la inflación. Al tiempo que recomiendan a todos los países de la eurozona reformas que flexibilicen el mercado laboral con la finalidad, eso se dice, de generar empleo y ser más competitivo en la economía mundial. Ni que decir tiene que tras varios años con la aplicación de estas recomendaciones el fracaso es más que evidente. El crecimiento es bajo, muchos países tienen verdaderos problemas para reducir el déficit público al 3% del PIB, la deuda pública crece, se llevan a cabo recortes sociales y la desigualdad aumenta.

España es de los países de la UE que más altos niveles de desigualdad tiene. Sin embargo, no está presente en las comparecencias públicas de los partidos, como tampoco está en los debates que tienen lugar entre ellos. Así como apenas se menciona como un tema importante en las negociaciones que se están llevando a cabo para formar gobierno.

Tal vez esto sea normal entre los partidos de derechas, lo que enlaza con la posición de la economía convencional y con las líneas de la política económica dominantes en la UE. Se dice que la mejor manera de combatir la desigualdad es con el crecimiento y la creación de empleo. La historia demuestra que esto no es así. La desigualdad se atenuó en los países desarrollados de 1945 hasta 1973 con políticas que favorecieron el pleno empleo, subidas salariales, sistema fiscal progresivo, Estado del bienestar, y regulación en una economía de mercado. A partir de entonces, con políticas que han tratado de desmontar todo esto, la desigualdad ha tendido a crecer.

Los partidos de izquierda sí la mencionan como un mal que hay que combatir, pero tampoco explicitan muy bien cómo hacerlo. Se mencionan una reforma fiscal progresiva y la mejora de las condiciones de trabajo para lograrlo. Son pasos importantes sin lugar a dudas, pero habría que profundizar en otros aspectos básicos, como es la reducción del abanico salarial y cómo frenar la concentración de riqueza que se está dando en una minoría de la población mundial, como nunca había tenido lugar en la historia. Todo esto conduce necesariamente a plantear reformas no solamente en el interior de cada país, sino a escala europea y mundial.

La desigualdad, obviada por la economía ortodoxa, ha saltado, a pesar de todo, a la palestra del debate económico y a la opinión pública gracias a la obra de Piketty El Capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica, 2014). Un libro que Krugman calificó como el mejor del año si no de la década. En efecto, el libro ha dado lugar a un gran debate entre economistas con críticas favorables y también desfavorables. Una muestra de estas controversias se ha publicado en El Debate Piketty (Metrópolís, 2014).

Lo que no cabe duda, más allá de las críticas recibidas, es que es una gran aportación que ayuda al conocimiento de la desigualdad con la importante información recogida y los datos aportados. Esto nadie lo pone en duda y las críticas que se han hecho desde la izquierda académica están relacionadas con las discrepancias sobre las causas que crean la desigualdad, así como con el método teórico seguido. Por otra parte recibe importantes elogios de economistas como Rodrik, Krugman, y Solow, entre otros.

Han sido numerosas las obras que se han escrito acerca de esta problemática como el de Stiglitz El precio de la desigualdad (Taurus, 2012), así como una recopilación de artículos del mismo autor que se recogen bajo el título La gran brecha (Taurus, 2015). De Piketty también se ha publicado una selección de artículos de prensa bajo el nombre La crisis del capital en el siglo XXI (Anagrama, 2015). Tan de actualidad es la desigualdad que en el año 2015 se encargó a Bourguignon la lección inaugural del Colegio de Francia, que impartió con el título Pauvreté et développement dans un monde globalicé (Fayard, 2015). Este autor, junto con Milanovic, es de los grandes estudiosos de la desigualdad.

El análisis de la desigualdad no solamente incumbe a los economistas sino que se ha llevado a cabo también por otros analistas de las ciencias sociales, como no podía ser de otra forma, pues tiene importantes implicaciones en el tejido social, es el caso del importante estudio de Wilkinson y Pickett  Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva(Turner, 2009). Aunque hay que puntualizar que Wlkinson es economista especializado en epidemiología, mientras que Pickett es licenciado en antropología física. A su vez hay que hacer mención al libro del sociólogo Göran Therborn La desigualdad mata (Alianza editorial, 2015).

En fin, tal vez piensen que son demasiados libros los que menciono, pero el verano es un tiempo que suele ser propicio para la lectura, aunque si bien es cierto que es preferible leer novela y no libros tan sesudos. Pero siempre hay alguien que le interesa más leer libros de ensayo y pensamiento que de ficción. Considero, sobre todo, que los políticos y asesores deberían tener en cuenta esta literatura para plantear las causas de la desigualdad en el debate con sólidos argumentos y de ahí deducir las medidas que habría que tomar. Se trata de proporcionar adecuados instrumentos teóricos y empíricos para superar la debilidad de los discursos políticos.

 
Catedrático de Economía Aplicada. Universidad Complutense de Madrid

Publicado en nuevatribuna.es