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Stiglitz al Gobierno de izquierdas portugués:

Àngels M. Castells – Consejo Científico de ATTAC España

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¿Es posible que existan  márgenes  dentro del sistema para hacer políticas favorables a un crecimiento más equitativo? ¿Es posible incluso “dentro de las limitaciones del euro”?  El premio Nobel de Economia Joseph Stiglitz intervino ayer martes en Lisboa en una conferencia organizada por la Fundación Calouste Gulbenkian  sobre temas claves en un momento de cambio de la política potuguesa, y  ha mostrado “grandes esperanzas” de que el Gobierno de izquierdas portugués liderado por António Costa será capaz de conseguir crecimiento con mayor equidad si utiliza bien el sistema fiscal.

Stiglitz centró su discurso en el tema que más le ha preocupado a lo largo de su carrera: la desigualdad. Y una vez más denunció la política de austeridad como una de las causas de las desigualdades crecientes: “Con la austeridad y el aumento del desempleo, es difícil mantener el crecimiento económico en el futuro, ya que es la destrucción de capital humano productivo”, dijo, y advirtió que “nuestras estadísticas no captan la destrucción del capital humano que se está produciendoen  este tiempo en Europa “.

No pretendo competir com Stiglitz, pero prefiero otra formulación para “capital humano” que refleje mejor el drama del “austericidio”, en especial  en las personas más jóvenes. Los recortes en investigación, educación y formación impiden que ya desde la infancia se niegue el acceso universal  a los servicios públicos que permiten un desarrollo de las potencialidades del ser humano en armonía y que puedan alcanzar, pot tanto, en sociedad y para la sociedad,  el máximo de sus capacidades intelectuales. No es sólo (aunque clave) la desnutrición infantil, especialmente lesiva antes de los cinco años:  también la precariedad vivida como elemento perturbador cotidiano, la ausencia de un futuro tangible donde se pueda esperar (a ratos) ser feliz…. Ha  dejado de tener sentido prepararse para una profesión cuando las personas pobres con trabajo(s) tienen que acudir también, en demasiadas ocasiones, a los comedores sociales…  Hablar en esta barbarie creciente de “capital humano”,  aunque sea para denunciar su destrucción,  me parece tomar prestadas a los peores adversarios principios teóricos que incrementan la confusión (y nos pierden en el camino).  El pleno desarrollo de la igualdad de oportunidades, la necesaria acción social que permita a cualquier joven alcanzar el máximo de sus potencial intelectual, nada tiene que ver con el “capital” aunque se le califique de “humano” y sí mucho con los derechos humanos, nuestro desarrollo como sociedad y un mundo mejor en equidad, en el que se respete a las personas, sus derechos y necesidades, en especial ya desde la infancia.

En cambio, sí estoy completamente de acuerdo con Joseph Stiglitz en no recomendar reducir impuestos a las empresas en todos los ámbitos, no sólo porque no existe evidencia de que con ello crece la economía:  “Todo el mundo siempre se queja de que paga demasiados impuestos, pero con más impuestos se puede invertir en las personas, en la tecnología… y ello es fundamental cuando nos enfrentamos a una situación de emergencia debido a la “enorme incremento en los niveles de desigualdad” que requiere tomar decisiones radicales en el corto tiempo puede revertir la tendencia de las últimas tres décadas y media.

“La desigualdad es una elección. Una elección que no está hecha por los pobres, sino por nuestros sistemas políticos “, dijo, recordando cuáles eran las medidas políticas tomadas en los Estados Unidos durante los años 80 del siglo pasado, lo que llevó al aumento de las desigualdades, tanto de la riqueza y el ingreso como oportunidades.

Y siguió diciendo Stiglitz: “Hemos tomado una serie de decisiones en el último tercio de siglo. El presidente Reagan dijo que mediante la reducción de los impuestos a los más ricos, el pastel sería más grande y por lo tanto la proporción que cada uno tendría derecho sería mayor. Lo que sí sabemos de esta experiencia es que la economía se ha ralentizado y que los únicos que se beneficiaron fueron el 10% más rico, especialmente el 1% más rico “.

Stiglitz repitió varias veces que una política económica que invierte en “dar más dinero a los más ricos y esperar a que vaya rodando hasta los pobres” es una fantasía. Por ello hay que empezar a tomar medidas en el sentido contrario de las que se iniciaron en los EE.UU. en los años 80, y se mostró particularmente crítico en relación a las llamadas reformas estructurales, las políticas de austeridad y los acuerdos comerciales internacionales. “Para los Estados Unidos, esta política ha sido un desastre para el país. Lo que no entiendo es cómo otros países, al ver lo que ha pasado, quieren emular el modelo estadounidense “, dijo, refiriéndose a Europa.

En su discurso, Stiglitz dejó un mensaje final con el que no puedo estar más de acuerdo: “El problema de la desigualdad no es económico, es político”.  Y añadiría: es también ideológico. Y por ello cabe actuar más allá de la economía: en una nueva estructuración de valores que mejoren la convivencia y actúen contra las desigualdades de base.

Ojalá el nuevo Gobierno portugués lo tenga en cuenta.

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