Skip to content

Diez años no es mucho para el Plan B de Europa

Robert Gonpane – ATTAC Madrid

No voy a valorar las propuestas del PlanB porque todavía no lo he estudiado a fondo para tener criterio, aunque supongo que comparto gran parte de las mismas al igual que el diagnóstico de la situación actual de Europa y el Mundo. Sin embargo hay una cosa que a muchxs decepciona y que a mi es lo que más me gusta: el plan tiene un horizonte de DIEZ AÑOS.

Los criticos, desde una supuesta posición «más de izquierdas» alegan (aparte de las críticas al personalismo de Varoufakis y a la forma de organizar «la gira» mediática del PlanB) que en la situación de emergencia social actual no se puede decir a la gente que el Plan alternativo es a diez años pues se necesitan medidas urgentes.

Creo que sólo se puede pensar en una solución verdadera a menos de DIEZ años desde el punto de vista cortoplacista de unas elecciones, desde la demagogia ideológica, o desde la ingenuidad propia del profundo desconocimiento de la verdadera naturaleza de los problemas de fondo que sufre la economía y la política globalizada, no sólo en Europa.

La revolución Neoliberal que nos ha conducido a esta fase crítica del Capitalismo globalizado, se empezó a cimentar en los años 70 del siglo XX y los 40 años de concienzudo desarrollo y expansión hasta los últimos confines del planeta, no se pueden revertir con dos añitos de un Gobierno progresista decidido a hacer realidad «el cambio» que la sociedad necesita.

Lo malo es que la ciudadanía es ahora principalmente un simple colectivo de consumidores fuertemente individualizados, escasamente convencidos de las virtudes del «bien común» y con una cultura de asociacionismo casi nula tras décadas de desprestigio de todo lo que suene a asamblea, sindicato, función pública y política.

El dogma liberal se extendido desde la base convenciendo a la población de las virtudes democráticas del quimérico «libre mercado» que se autorregula gracias a la participación de todxs. Pero el éxito del Neoliberalismo reside en que simultáneamente a lo anterior, se han empoderado instituciones como el FMI y los Bancos centrales como el BCE y la FED, que sin ningún control democrático marcan con mano de hierro los límites de actuación de los Gobiernos elegidos en las urnas.

Todo esto combinado con un sector financiero hiperdesarrollado y casi sin ninguna regulación, que abandonó hace décadas su función principal de financiar a la economía real para convertirse en un enorme casino financiero, hace imposible aplicar una política económica verdaderamente progresista en un solo país, pues ninguno tendría fuerza suficiente para enfrentarse a los poderes fácticos monetario y financiero controlados por los Bancos Centrales y los grandes Bancos Financieros Transnacionales.

Hay que ser realmente temerario e ingenuo, sobre todo después del brutal ataque de la Troika a Grecia el año pasado, para pensar que vamos a encontrar la salida del «laberinto del Minotauro» en menos de DIEZ años. No habrá un hilo de Ariadna para guiarnos a la salida, tendremos que abrirnos camino a través de una espesa vegetación, bajo lluvia intensa y con el suelo embarrado.

Si tan arduo y largo camino no convence a suficientes ciudadanxs y al contrario los desanima y se quedan paralizados, habrá que asumir que la lucha de clases tiene ya un claro vencedor y que el 1% de la población mundial (más al menos otro 10% que siempre le servirá fielmente para asegurarse el pan) se ha impuesto a la mayoría con la aquiescencia de esta, que aún ganando las elecciones aceptará dócil su vasallaje como algo inevitable, en un mundo en el que el poder económico estará por fin a salvo de los vaivenes de la Democracia y de la ira de los más desfavorecidos.

Yo personalmente prefiero que me lo pongan así de crudo a que me cuenten milongas sobre nuevas políticas que en una legislatura reviertan el daño que se ha hecho. Se pueden cambiar los detalles, que no es poco, como está demostrando Ahora Madrid que con Carlos Sánchez Mato diriguendo la economía del Ayuntamiento de Madrid, mejora los servicios públicos a la vez que reduce la deuda notablemte. Pero de ahí a pretender cambiar el rumbo de este navío global en el que nos han metido, para eso ciertamente DIEZ años me parecen pocos.

Saludos
@robergonpane
P.D. Hay muchos artículos sobre el «PlanB» en la prensa de la última semana (muy bueno el de Ignacio Escolar en el diario.es), pero os copió este no por ser el mejor sino porque fue el que con lo de los DIEZ años inspiró este largo comentario al compartirlo en Facebook.

Publicado por en

no es lo mismo.org