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Crítica del alma económica del programa de gobierno de la pequeña coalición española

Albino Prada – Comisión JUFFIGLO ATTAC España

A finales del pasado año dos economistas de cabecera de un partido emergente en España publicaron su ensayo “Recuperar el futuro. Doce propuestas que cambiarán España” (Editorial Península). El documento que recoge el posterior acuerdo del pasado mes de febrero para un Gobierno de cambio se ha dicho que contiene un 80% de las propuestas aquél ensayo para una Gran Coalición.
Es por eso que creo tiene un particular interés traducir del gallego la reseña crítica de aquél ensayo que publicará en breve la revista “Tempos Novos” para ponerla a disposición del lector en castellano. Porque en ese ensayo está el alma de lo que -de momento- es el germen de nuestra Gran Coalición.

Los dos economistas de cabecera de la emergente fuerza política bisagra del bipartidismo español (Luis Garicano y Antonio Roldán) alcanzan en este libro un sobresaliente en su misión. Pues si de lo que se trata es de ofrecer una hoja de ruta que tenga un poderoso tirón mediático y electoral y sea, al mismo tiempo, de plena satisfacción para los intereses económicos más poderosos del país, el producto que ofrecen es casi perfecto.

El diagnóstico sobre la enfermedad de fondo de la economía española es sensato: un déficit externo crónico que solo se puede mantener a costa del endeudamiento del país. Y esto, salvo para los EE.UU., es insostenible. Por eso el objetivo sería pasar de cifras negativas del citado déficit (del -9% en el pasado) a un +3% (el 2014 se cerró con un +1,5%). La cuestión es por tanto plantearse ¿cómo conseguirlo?, y antes de responder a esta pregunta hacerlo a esta otra, ¿cuál es su causa?.

En el ensayo de Garicano&Roldán la causa pareciera ser solo interna: la combinación de una baja productividad con un desempleo crónico. Pues no hacen referencia alguna a cómo se infló la última burbuja de endeudamiento (primero de empresas y familias, después del Estado) española.

Nada dicen sobre el hecho de que desde la entrada en el euro unos tipos de interés muy bajos, acompañados de un gigantesco excedente de ahorro alemán, fueron los que cebaron nuestra bomba deudora. Una bomba que explica que Alemania tenga un superávit externo del 7% mientras nosotros consumíamos, invertíamos en ladrillo e importábamos sus manufacturas. Súmese a eso un euro fuerte que dificultaba nuestras exportaciones.

De esta restricción externa para nuestro desequilibrio externo -enigmática y reveladoramente- nada se dice en el libro. Tampoco se cita ningún documento al respecto del BCE, la Comisión y el Eurogrupo. Silencio. Nada se dice de cambiar la gestión alemana de la eurozona, nada de cambiar el BCE, nada de modificar el Eurogrupo.

Aunque implícitamente si está muy claro el porqué de este silencio: forma parte de sus esfuerzos para no despertar dudas entre los acreedores internacionales (página 129) garantizando el compromiso del artículo 135 de la reforma express de la Constitución (página 89). Por tanto nada de negociar o mutualizar la deuda o los tipos de interés, nada de revisar los objetivos de inflación, el cambio del euro, o el calendario de déficit … tanto para nosotros como para los alemanes.

Sin estas herramientas externas, y sin moneda nacional que devaluar, nuestros dos economistas se aplican en exclusiva a un ajuste competitivo interno que tiene tres patas: contención del gasto público, rebajas fiscales y reforma laboral. También se ocupan de la formación y el desarrollo tecnológico, aunque ellos mismos confirman al respecto que ese no es el problema competitivo de nuestras grandes empresas que son incluso más productivas que las alemanas (página 185).

En ese ajuste competitivo interno se trataría de conseguir una reducción de ocho puntos en la tasa de paro y reducir la presión fiscal. Por ambas vías el consumo tiraría de la economía. Empecemos comentando lo segundo.
Prometen reducir los tipos de todos los impuestos (IRPF, IVE, IS, …) pues no quieren recaudar más, sino mejor (página 96). En consecuencia, para poder cumplir nuestros compromisos con los acreedores es inevitable contener los gastos públicos. Tanto hacerlo –cosa aceptable- con cargas indebidas (supresión de Diputaciones y Ayuntamientos minúsculos) como con partidas de gasto que aún a día de hoy son muy defectivas (pensiones, sanidad, dependencia, pobreza, etc.) partidas sobre las que el lector buscará en vano alguna referencia en este libro.

Es así que se supone que tributará mucha más gente (los que ahora están en el desempleo o la economía sumergida), se ampliaran las bases imponibles y bajarán los tipos (página 107). Sin duda el Estado del Bienestar seguirá anoréxico, pero habrá mucho más consumo.

Para los economistas autores de este ensayo el Estado no tiene ningún papel económico emprendedor (a esto lo denominan pecado del modelo dirigista –página 25- del que reniegan); diga lo que diga el reciente y excelente libro de Mariana Mazzucato (El Estado Emprendedor).
Para crear mercados o sectores innovadores. O para esa regulación inteligente (página 76) de los sectores oligopólicos y del capitalismo de amiguetes que ellos no concretan. Tanto el las telecomunicaciones como en el sector eléctrico (o en el bancario y de combustibles que muy significativamente ni siquiera citan).

En el mercado laboral, después del gran trabajo de devaluación salarial según ellos realizado por el PP (página 118), proponen avanzar en tres medidas estrella: contrato único con despido más barato, complemento salarial garantizado y cheques-bonos a la contratación. Son medidas que en el mejor de los casos convertirán a millones de parados en minijobs a la alemana. Empleos que no valdrá para sectores exportadores de tecnología punta, pero sí para los servicios y el turismo.
Esta será, en resumen, la hoja de ruta económica neoliberal para la próxima década del bipartidismo giratorio español (PP&C’s, PSOE&C’s, o del trío).

En su propuesta hay aquí un autismo absoluto en relación al modelo alemán de gestión del euro, de gestión del BCE o del Eurogrupo, gestión que nos aboca a un estancamiento secular en la Eurozona y a una atonía exportadora. También un debilitamiento del papel del Estado tanto en los servicios públicos como en el conjunto de la economía. Un deterioro del bienestar social, una desigualdad galopante y un nuevo empujón para la destrucción de la clase media.

Eso sí, todos debemos agarrarnos como a un clavo ardiendo a cualquier empleo en condiciones ultra liberales, empleos que garanticen buenos márgenes de ganancia a los empresarios internos y seguridad fiscal a los acreedores externos. Así no habrá una temida fuga de capitales (página 130), aunque continúe habiendo emigración masiva.

Y como el consumo interno –con tantos minijobs- no anotará a la postre muchas alegrías, no queda más remedio que confiar en los turistas alemanes e ingleses, en el petróleo barato y en la caída de las importaciones para conseguir si acaso un anoréxico equilibrio de la balanza externa (como en el pasado año).

Pero, pensarán los dos autores del libro, ¿a qué votante le va a importar todo esto si la tasa de paro cae en varios puntos y todos pagamos menos impuestos?

o   O   o

¿Se disponía en España de una fuente de inspiración alternativa para en vez de decantarse por la ideología económica ajustada a una Gran Coalición hacerlo por una de raíces socialdemócratas de izquierdas?. Sin duda.
Meses antes –en abril de 2015- tres Fundaciones de carácter progresista (1º de Mayo, Largo Caballero y Alternativas) publicaban un documento de 173 páginas titulado “Otro modelo económico y social para España. Una propuesta progresista para salir de la crisis” de la autoría de Santiago Díaz de Sarralde y Bruno Estrada. Para todos y cada uno de los asuntos abordados con la ideología neoliberal (a lo Chicago bois) por Garicano & Roldán, éste documento ofrece alternativas progresistas que se han ignorado, escamoteado, desdibujado o simplemente traicionado en el acuerdo para un Gobierno Reformista y de Progreso que respaldaron con sus votos en el Congreso de los Diputados el PSOE y Ciudadanos.

Es así que han optado por un enfoque neoliberal de Gran Coalición a la alemana, de forma consciente y premeditada, inspirándose en el ensayo que comentamos. Aunque les venga muy bien jalear el riesgo de ruptura de España que, según ellos, supondría abrir paso a una consulta demandada mayoritariamente en Cataluña. Les sirve para camuflar su deserción de una opción de Gobierno crítico con los planteamientos neoliberales (a la portuguesa).

Profesor de Economía de la Universidad de Vigo

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