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Insuficiencias y errores en las predicciones económicas ante un nuevo año

Carlos Berzosa – Consejo Científico de ATTAC España

A finales de cada año los organismos económicos internacionales y servicios nacionales de estudios económicos suelen hacer predicciones para el año nuevo. Estas predicciones se suelen corregir a la baja o al alza según van transcurriendo los acontecimientos a lo largo del año. En ocasiones, las previsiones del futuro, tras los ajustes que periódicamente se realizan, se acercan a los resultados finales. Sin embargo, en donde han fallado estrepitosamente fue en no haber tenido en cuenta ni siquiera la posibilidad del desencadenamiento de la crisis. Este hecho ha cuestionado la fiabilidad de las predicciones. A pesar de ello se siguen haciendo sin cambiar la metodología que ha conducido a tales errores.

Los errores cometidos por la ciencia económica y los organismos internacionales por no haber previsto la crisis han conducido a una polémica sobre las causas de por qué este fallo se ha producido. No obstante, a pesar de las sugerencias que se pueden extraer de esta controversia   no se han tomado las medidas ni se han puesto los medios para rectificar los errores que se han dado al no haber advertido de una catástrofe de tal calibre. Los supuestos de los modelos económicos predictivos son muy débiles y simples. El problema principal es que se analizan la evolución de variables económicas, pero no se tiene en cuenta lo que se esconde detrás de esas variables.

El año que comienza está lleno de grandes incertidumbres. El futuro siempre es incierto, pero este año la inestabilidad parece excesivamente elevada. La crisis económica no está resuelta, a pesar de las opiniones de políticos y economistas. Con Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos puede pasar cualquier cosa. Las consecuencias de la aplicación del Brexit son imprevisibles, así como los resultados de las elecciones que en varios países de Europa se van a celebrar.

En todo caso, lo que hay que subrayar, que no recogen los modelos de predicción, son las tendencias que se están dando y que están generando un empeoramiento de las condiciones sociales. La desigualdad internacional entre países, más allá de la polémica de si ha disminuido en los últimos años, es muy elevada y se agrava a nivel global con el aumento de las desigualdades dentro de los países. La precarización de los trabajadores de los países ricos tiende al aumento. Los trabajadores de los países emergentes no están consiguiendo unas mejoras mínimas de las condiciones sociales. Los países subdesarrollados que se han convertido en plataformas (dominadas por las multinacionales) de producción textil y de calzado para el resto del mundo mantienen a los trabajadores en condiciones de supervivencia con largas jornadas de trabajo.

La explotación y sobrexplotación se ha intensificado en las últimas décadas, lo que está generando una gran polarización a escala mundial y dentro de los países. La economía oculta, tráfico de drogas y de armas, adquiere un porcentaje relevante dentro de los intercambios internacionales. La opulencia y la miseria conviven en un mundo excesivamente injusto. La existencia de tantas privaciones contrasta con los avances científicos, tecnológicos y sanitarios que han tenido lugar. Se produce una gran brecha entre lo que está logrando la ciencia y las condiciones sociales y económicas a las que se encuentra sometida gran parte de la población mundial.

No resulta satisfactorio, como hacen algunos estudios y defienden analistas, comparar la situación actual con el pasado y llegar a conclusiones optimistas del tipo de que la humanidad ha conseguido el mayor bienestar jamás conocido. Lo que contrasta con la realidad de tanta población que sigue sufriendo hambre y pobreza. No se trata de negar los progresos habidos, pero lo que hay que tener en cuenta es la relación entre los avances de la ciencia y de la tecnología con tantas privaciones como existen, lo cual es precisamente por ello más escandaloso.

Las predicciones económicas, como la mayor parte de los estudios de economía, no tienen en cuenta nada de esto, por eso su incapacidad a la hora de predecir y lo que es más grave, la ocultación de lo que significa un sistema económico inestable, desigual, que genera subdesarrollo, trabajo infantil, bajos salarios y daños a la naturaleza y al medio ambiente. El historiador Tony Judt titulaba un libro suyo Algo va mal (Taurus, 2010). Efectivamente algo va mal y lo grave es que no se tiende a mejorar. Lo más probable es que empeore. El año 2017 no puede traer buenas cosas, pues no se vislumbran aires nuevos en el horizonte que vayan poniendo las semillas de otro orden económico y social. Todo puede ir a peor.

Catedrático de Economía Aplicada. Universidad Complutense de Madrid

Publicado en nuevatribuna