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El PP chantajea. Otros presionan y el PSOE en medio calla, no es no; pero ¿Para hacer qué?

Carlos Martínez – Consejo Científico de ATTAC España

Todo el mundo en la izquierda y entre los populistas progresistas está hablando de un gobierno de progreso. Pero ¿cuál será su política económica? La economía es política y ahora ya nadie habla de economía y eso es muy peligroso y quiere decir que o bien no quieren cambiar nada y por tanto se callan o bien no saben, solo saben marketing y entonces también malo.

El PP ya sabemos lo que va a hacer si forma gobierno. Tal vez con alguna concesión pero su programa es lo que Bruselas diga y lo que Berlín mande. Austeridad, o sea recortes y seguir con la política de acumulación de capital a base de salarios pobres para dar liquidez a las grandes empresas. Pagar la deuda para darle negocio a los bancos. Keynesianismo radical de utilizar fondos públicos al objeto a salvar bancos privados, negocios privados y privatizar lo que quede público. Keynesianismo al fin y al cabo, es lo que la Unión Europea está haciendo, dando inmensas cantidades de dinero público, para salvar el sector privado y que este sea el motor. Pero es que son inversiones públicas. Keynesianismo al servicio de los ricos y sus bancos. Este es el programa económico de los conservadores. Porqué ojo, se están invirtiendo inmensas cantidades de dinero público.

Por eso su chantaje contra el PSOE es tan fuerte. Pero es que el programa económico del sector progresista o la bancada del centro-izquierda y el cambio (PSOE incluido), solo contrapone como modelo económico un keynesianismo en sentido contrario o tal vez más correcto. No es malo esto, es mucho mejor sin duda. Pero el keynesianismo digamos social, plantea que hay que invertir en protección, ayudas al empleo e inversión pública que permita volver a hacer crecer la sanidad, la educación, la cultura, las pensiones… Es un claro avance, sí. Pero ahí nos toman la medida: si entre keynesianos anda el juego y en el fondo nadie plantea ningún cambio y todo se mueve en el terreno de juego del sistema, del capitalismo, hay que captar y recaudar más impuestos y eso ya no le gusta a todo el mundo y menos a los electorados de clases muy altas y poseedoras, pero también a ese magma llamado clase media. Luego aquí comienzan las dificultades.

El problema es que en el mundo progresista nadie se atreve a plantear un programa que supere a la economía neoclásica, al neoliberalismo y por tanto defienda un programa socialdemócrata lo cual produce terror. Se está es un programa socioliberal o de populismo progresista, pero en ambos casos no se cuestionan asuntos de mayor calado.

Bueno, ¿Cuál es la diferencia? Pues sencillo. Un programa socialdemócrata y estoy hablando de seguir las tesis de Berstein y de otros clásicos más moderados  o los laboristas británicos de 1945 por ejemplo, -sin plantearse cambios más radicales-, habrían nacionalizado todos los bancos rescatados. Habría nacionalizado los sectores estratégicos, comunicaciones y telecomunicaciones.Toda la red de protección pública y la enseñanza sería pública. Si estamos dando dinero público a las grandes empresas privadas, al objeto de que estas se mantengan, pues lo lógico es nacionalizarlas y es más barato. Porqué que afirmar que los privados y capitalistas gestionan mejor, es absolutamente falso o en caso contrario ni habría crisis, ni quiebras, ni paro.

Porque la economía señoras y señores ciudadanos se está gestionando según principios liberales ortodoxos precisamente para violarlos a base de transferir dineros del tesoro público al sector privado y enriquecer a especuladores, grandes empresas constructoras corruptas, fabricantes de armas, químicas, farmacéuticas, o a conseguidores diversos de dinero público para enriquecer los capitalistas privados, que de capitalistas puros tienen bien poco, pues viven insisto del dinero público.

Ese es el problema. Los estados occidentales se han convertido en un gran banco que presta duros a cuatro pesetas a los constructores de grandes infraestructuras o de medios de transporte, comunicaciones, medicamentos o de bancos.

Por tanto no hay programa económico diferente, solo hay enmiendas parciales a la ley de acero de la economía neoclásica y neoliberal.

Y ni esas acepta el IBEX y los banqueros. Por eso los chantajes para impedir un gobierno que introduzca cambios, por elementales que sean. Solo un gobierno neoliberal garantiza las transferencias masivas de renta de pobres y clases populares a ricos y el IBEX. Aunque si el gobierno es de signo diferente, a nadie le quepa duda que la extorsión continuará y de forma muy fuerte con el inefable apoyo de Bruselas y Frankfurt; la City y Wall Street.

Sería pues imprescindible, cuestionar el papel indigno del Banco Central Europeo y de la propia Unión Europea, que siempre actúa en favor de parte, los poderosos. Habría que nacionalizar los bancos y cajas de ahorros rescatados. Nacionalizar los sectores de distribución y generación energética así como empresas de comunicaciones y telecomunicaciones. Sería más barato para el estado y las personas por tanto.

Mientras la principal tarea de los gobiernos sea transferir fondos a los intereses privados, no será posible ningún cambio real y apoyar con fuerza a la economía social, las pymes, la agricultura, la soberanía alimentaria y por supuesto la sanidad y farmacia, la escuela, los cuidados y la protección acabando con la austeridad y garantizando pan, trabajo y techo, incluidas rentas tipo básica. Construir infraestructuras verdaderamente necesarias para las personas.

Los demagogos son ellos, los que nos hacen creer que la economía no tiene ideas políticas y que no es posible ni más justicia, ni avanzar hacia el socialismo en democracia. La economía es el arma de dominación de los poderosos.

Carlos Martínez es co-primer secretario de Alternativa Socialista/SOCIALISTAS